Citas

1 Juan Canter, Las sociedades secretas y literarias, en Historia de la Nación Argentina, de la Academia Nacional de la Historia, Volumen 5°, Sección 1°, págs. 223 y 227). Para Groussac, la Sociedad de los Siete se integraba con Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Agustín Donado, Manuel Alberti, Juan José Castelli e Hipólito Vieytes. (Paul Groussac, Santiago de Liniers, Ed. Americana, Bs. As., 1942, pág. 344). Para Corbellini, que sigue a Canter, del Informe de los Oidores se desprende que los concurrentes más asiduos a la casa da Pena eran siete: el mismo Peña, Castelli, Vieytes, Chiclana, Darregueira, Careaga y Ortiz del Valle, que pudiera ser el doctor Tomás Antonio Valle, tío de Mariano Moreno. (Enrique C. Oorbellini, La Revolución, de Mayo, Ed. Lajouane, Bs. As, 1950, T. II, pág. 26). Alfredo B. Grosso, en sus conocidos manuales para la enseñanza primaria, que durante generaciones han sido utilizados en nuestras escuelas, consigna la versión de Groussac, que es, por lo tanto, la más difundida.


2 Enrique Williama Alzaga, Las dos revoluciones: 1° de enero de 1809-25 de mayo de 1810, en La Nación, Buenos Aires, 3 de enero de 1960; Dos partidos revolucionarios en vísperas de 1810, en La Nación, Buenos Aires, 23 de octubre de 1960; Martín de Alzaga y el 25 de mayo de 1810, en Revista Historia, V 22, Bs. As., 1961. Sobre el sentido de la palabra independencia, que utilizaremos con frecuencia en lo sucesivo, es menester hacer una aclaración: Independencia era, en aquella época, sinónimo de gobierno propio, emancipado, ya sea de la tutela del centralismo absolutista de los Borbones, o de la absorción imperialista del bonapartismo; pero de ninguna manera significaba una voluntad separatista de la corona española. “Los grupos políticos —afirma Vicente Sierra— coinciden en la necesidad de organizar gobiernos locales, y si no en el tiempo o en la forma, concordaban en mantener la vinculación imperial, como vasallos de un mismo rey” (Historia de la Argentina, t. IV, pág. 396).


3 Memoria que Juan José Castelli y otros elevaron a la Infanta Carlota el 20 de setiembre de 1808, en Ariosto Fernández, Manuel Belgrano y la princesa Carlota Joaquina, 1808, 1ª parte, en Envista Historia, Nº 3, Buenos Aires, 1956, paga. 83-87.


4 “A. raíz de los sucesos de 1808, en España se planteó una lucha ideológica entre un par de fuerzas principales —conservadores y reformistas—, pero hallándose integrada esta última tendencia por quienes pretendían innovar rompiendo con el pasado —los innovadores— y los que aceptaban la necesidad de renovar sin renegar del pasado, pero sin aferrarse con intransigencia a todo lo que el pasado llevaba consigo —los renovadores—”. (Federico Suárez Verdaguer, Conservadores, innovadores y renovadores, en las postrimerías del antiguo régimen, Pamplona, 1955, citado por Carlos Alberto Floria, El liberalismo en la época de la «mancipación, en Criterio, Buenos Aires, 13 de agosto de 1959).


5 Ricardo Zorraquín Becú, Los grupos sociales en la revolución de Mayo, en Revista Historia, N” 22, Buenos Aires, 1961, pág. 50.


6 Jaime Delgado, La independencia hispanoamericana, Ed. Instituto de Cultura Hispánica, Madrid, 1960, pág. 37.


7 Ibídem, pág. 35.


8 Ricardo Zorraquin Becú, ob. cit., pág. 48.


9 Robertq Etchepareborda, La diplomacia de Portugal ante la Junta de Mayo, en La Nación, Buenos Aires, 20 de agosto de 1960.


10 Ricardo Zorraquín Beca, ob. cit., pág. 62.


11 Carlos Roberts, Las invasiones inglesas del Río de la Plata, Buenos Aires,”1938, Pág. 54.


12 Julio César Chaves, Castelli el adalid de Mayo, Ed. Leviatán, Buenos Aires, 1957, Págs. 76-77.


13 Memorial de Padilla a Wellesley, en Carlos Correa Luna, Figuras menores de la Diplomacia inicial de la Revolución de Mayo: Manuel Aniceto Padilla, en La Prensa, Buenos Aires, 25 de mayo de 1932.


14 José María Sosa., Del municipio indiano a la provincia argentina, Ed. Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1958, Pág. 77.


15 En Carlos Alberto Pueyrredón, 1810, La Revolución de Mayo según amplia Su documentación de la época, Buenos Aires, 195S, págs. 190-191.


16 Copia de puño y letra de Mitre, en Museo Mitre, Arm. E, Cajón 2, Pieza 1, N° de orden 14.


17 Ignacio Núñez, Noticias Históricas, pág. 245.


18 Apostillas a la carta de Saavedra a Viamonte, del 27 de junio de 1811, cit. por Baúl A. Molina, Una carta de Saavedra sobre la Revolución de Mayo, en Revista Historia, N» 18, Buenos Aires, 1960, pág. 120.


19 Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Ed. Anaconda, Buenos Aires, 1950, pág. 83.


20 José María Rosa, ob. cit., pág. 78. Como escribe Vicente D. Sierra: “La primera invasión inglesa no derrotó a la ciudad, sino al régimen que la gobernaba” (Historia de la Argentina, t. IV, pág. 226).


21 En Revista Historia, Nº 20, Buenos Aires, 1960, paga. 312-13. Sobre el carácter masónico que pudo haber tenido este grupo, cabe realizar dos citas contrapuestas, una del historiador Juan Canter, que estudió profundamente este tema; la otra, de, un entusiasta defensor de la acción de la Masonería en nuestro país. Dice el primero: “Se ha atribuido validez a una logia llamada Independencia. Desde ya nos apresuramos no a dudar de su existencia, sino a negarla rotundamente. Loa documentos sobre los que se ha amparado su extraña aparición en el escenario revolucionario carecen de toda autenticidad y no pueden resistir los dictados de la critica analítica”. (Juan Canter, Las sociedades secretas y literarias, ed. cit., pág. 211). Y afirma el segundo: “Contrariamente a las afirmaciones contundentes de eruditos historiadores, hemos podido comprobar como cierta la existencia en Buenos Aires de una logia denominada Independencia, fundada a fines del siglo XVIII y que obtuvo Carta Constitutiva de la Grande Loge Genérale Ecossaice de France, cuerpo éste que fue absorbido el 8 de enero de 1805 por el Gran Oriente de Francia, quedando la antes mencionada Logia en libertad de acción sobre su futuro”. (Aleibíades Lappas, La masonería argentina a través de sus hombres. Buenos Aires, 1958, pág. 61). Para Lappas, de los miembros de la Junta del 25 de mayo, Castelli, Belgrano, Larrea, Matheu y Moreno fueron iniciados en esta Logia, la que en el momento de producirse la revolución, estaba presidida por Julián B. Alvarez (1788-1843), que posteriormente fue redactor de La Gazeta. También da como pertenecientes a esta Logia a Saturnino y Nicolás Rodríguez Peña y a Vieytes.


22 General Enrique Martínez, Observaciones flechas a la obra póstuma Del señor Ignacio Núñes, en Biblioteca de Mayo, t. I, págs. 526-527.


23 En Juan Canter, Una carta justificativa Se Cornelio Saavedra, en Boletín. del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades, Bs. Aires, 1943, Ano I, No 1, págs. 73-84. Puede, agregarse también el testimonio de Alejandro Gillespie, quien dice al respecto: “Durante la secuela de estos acontecimientos [las invasiones inglesas] parecía que teníamos en la ciudad algunos amigos ocultos, pues casi todas las tardes, después de oscurecer, uno o más ciudadanos criollos acudían a mi casa para hacer el ofrecimiento voluntario de su obediencia al gobierno británico y agregar su nombre a un libro, en que se había redactado una obligación”. Y más adelante agrega: “de los seis miembros que constituyeron la primera junta revolucionaria de Buenos Aires, tres se registran en esa lista, y no dudo que cuando nuestro honor nacional admita el libre comercio con esos estados que parecen hoy haber conquistado su libertad e independencia, otros que se encuentran en la misma serán identificados ocupando altos puestos de confianza en aquella república naciente”.


24 Enrique de Gandía, 'Nueva Historia de América, Ed. Claridad, Buenos Airea, 1946, pág.


25 Ibídem, pág. 111.


26 Ibídem, pág. 118.


27 Ibídem, pág. 113.


28 Bartolomé Mitre, ob. cit., pág. 77. Sobre la actitud equivoca de Liniers sabe hacer un paréntesis. “Ricardo Caillet Bois, en la crítica que hito a la obra de Aldao (Carlos A. Aldao, Nuevos datos sobre el general Miranda y las invasiones británicas al Río de la  Plata, Buenos Aires, 1629) en el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras (Buenos Aires, Octubre-Diciembre 1929, págs. 453-54), ha señalado unos testimonios importantes para demostrar que en un determinado momento Liniers trató de ponerse de acuerdo con el gobierno ingles para proclamar la independencia del Virreinato del Plata. Cita, al efecto, la declaración de Eugenio Cortés, quien mientras se hallaba preso en Inglaterra supo por Sidney Smith la presentación hecha por “la Casa de Comercio de Londres, nombrada Guayt y Murfi (White y Murphy) de un plan de independencia de 1;) Colonia del Río de la Plata, hecho por el señor Liniers y el Guillermo Guayt, nombrándose aquel presidente del Congreso que debía gobernar la citada Colonia, y éste, secretario”. El plan fue presentado al capitán general y gobernador de todas las colonias ultramarinas, Lord Gornwalis; pero Eugenio Cortés logró convencerlo de que la empresa era muy difícil. Por estas razones, Liniers habría tratado de impedir que se conociese su plan cuando los ingleses llegaron a Buenos Aires, habría firmado una capitulación a gusto de los ingleses y más tarde habría hecho huir, por medio de su secretario Saturnino Rodríguez Peña, al general Beresford (E. de Gandía, Nueva Historia de América, pág. 105).


      Otro documento, un anónimo referente a las últimas noticias recibidas desde Buenos Aires el 8 de mayo de 1809, publicado en Buenos Aires en 1912 (Facultad de Filosofía y Letras, Sección Historia, Documentos relativos a los antecedentes de la Independencia de la República Argentina, T. II) y actualizado ahora por Enrique de Gandía, contribuye a acrecentar las sospechas de un entendimiento con los ingleses por parte de Liniers. Veamos su contenido: “En días pasados arribó un bergantín de guerra inglés con un tal Santiago, enviado de Sidney Smith, y el objeto de su comisión era llevar oficios de éste para hacer entender que habiendo en Buenos Aires dos partidos, uno de Fernando VII y otro de independencia, sostendrá y protegerá ésta por más análoga a las circunstancias. Este emisario dijo que tenía que hablar reservadamente con Liniers, quien le contestó dijese en público lo que tenía que exponer, bien persuadido de que no lo realizaría: tomó el partido de callar y determinado por los señores que hizo juntar se embarcase inmediatamente. En la noche de aquel día se desembarcó y habló con nuestro tirano. Este enviado estuvo aquí con traje desconocido y fue antes de su conquista por Beresford uno de los cortejos de madama Perichon, concubina del caballero Virrey Liniers, y uno de los partidarios de la empresa de independencia en tiempo de Peña, Fernández y demás secuaces. ¿Qué tal le parece a Usía este manejo de Nuestro Déspota y la falta de energía en los magistrados?” (E. de Gandía, Orígenes desconocidos del 25 de mayo de 1810, pág. 165).


      No obstante —como lo admite el mismo de Gandía—, es evidente que Liniers se inclinaba más hacia una independencia con la protección francesa.


29 Enrique O. Corbellini, ob, cit., T. I, pág. 289.


30 En Ariosto Fernández, ob. cit., págs. 83-87.


31 Instrucciones de Cornelio Saavedra a su apoderado en el juicio de residencia, del 3 de agosto de 1814, en Revista Historia, N” 18, Buenos Aires, 1960, pág. 151.


32 Manuel Belgrano, Autobiografía, en Biblioteca de Mayo, Colección de obras y documento para la historia argentina, Buenos Aires, 1960, T. II, pág. 963.


33 Facultad de Filosofía y Letras, Documentos relativos a los antecedentes de la independencia de la República Argentina, Buenos Aires, 1912, pág. 346, cit. por Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. I, pág. 290. Madame Perichón era consuegra de Liniers, aunque circulaban rumores de mayor intimidad con el virrey. Alzaga la llamaba despectivamente “la concubina del tirano”.


34 A. Zimmermann Saavedra, Don Cornelio de Saavedra. Buenos Aires, 1909, Pág. 151-152.


35 Enrique de Gandía, Orígenes desconocidos del 25 de mayo de 1810. Ed. Orientación Cultural, Buenos Aires, 1960, pág. 70. Al tomarse prisionero a Liniers en Córdoba, en agosto de 1810, se afirmó que se le encontraron encima oficios franceses.


38 Bartolomé Mitre, ob. cit., pág. 125.


37 Carta de Jose Presas, secretario de la Princesa Carlota, al almirante Sidney Smith, jefe de la escuadra británica con asiento en Río de Janeiro, de fecha 2 de octubre de 1808, citada por Roberto Etchepareborda, Entretelones del proceso carlotino, en Revista Historia, Nº 8, Buenos Aires, 1957, pág. 105.


38 Ibídem, carta de fecha 21 de setiembre de 1808, pág. 104.


39 Biblioteca de Mayo, T. V, pág. 4306.


4o Cornelio Saavedra, Memoria Autógrafa, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1944, págs. 24-25.


41 Apostillas a la carta de Saavedra a Viamonte, cit.


42 Carta de Saavedra a Viamonte, cit.


43 General Enrique Martínez, ob. cit., Biblioteca de Mayo, t. I, pág. 528.


44 Francisco Seguí, Los últimos cuatro años de la dominación española, en Biblioteca de Mayo, T. I, pág. 99.


45 Cit. por Roberto H. Marfany, El pronunciamiento de Mayo, Ed. Theoría, Buenos Aires, 1958, Ap. II, pág. 89.


46 Cit. por Roberto Etchepareborda, Entretelones del proceso carlotino, ed. Cit., pág. 100.


47 Norberto Quirno, Documentos relativos, pás. 348.


48 Enrique C. Corbellini, ob, cit., T. I, pág. 308.


49 Enrique de Gandía, Nueva Sutoria de América, ed. cit., pág. 121.


50 Enrique Williams Álzaga, Las dos revoluciones, art. cit.


51 Dámaso Uriburu, Memorias, en Biblioteca de Mayo, T. I, pág. 630.


52 Cit. por Enrique Williams Alzaga, en Revista Historia, Nº 22, pág. 37.


53 Enrique de Gandía, Nueva Historia de América, ed. cit., pág. 107.


54 Manuel Belgrano, Autobiografía, ed. cit., pág. 964.


55 En el Informe de la Infanta Carlota a Femando VII, cit. por Vicente D. Sierra, Historia de la Argentina, Bs. As., 1960, t. IV, pág. 438.


56 Archivo General de la Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie IV, t. III, Es. As., 1927, pág. 523 y sgtes.


57 Ibídem, pág. 539.


58 Bartolomé Mitre, ob. cit., pág. 130.


59 Martín Rodríguez, Memorias, en Museo Histórico Nacional, Memorias y Autobiografías, Bs. As., 1910, t. I, pág. 128.


60 Ariosto Fernández, Manuel Belgrano y la Princesa Carlota Joaquina, 1808, 2ª parte, en Revista Historia, N” 5, Bs. AS.) 1956, págs, 41-46.


61 Vicente D. Sierra, ob. cit., págs. 482-84.


62 Cit. por Carlos Alberto Pueyrredón, ob. cit., pág. 817.


63 Roberto H. Marfany, Vísperas de Mayo, ed. Theoría, Bs. As., 1960, Pág. 68-70.


64 Martín Rodríguez, Memorias, ed. cit., pág. 127.


65 Cornelio Saavedra, memoria Autógrafa, ed. cit; Págs. 43-44.


66 Roberto H. Marfany, La Semana de Mayo, Diario de un testigo, Bs. As., 1955, págs. 60-62.


67 Vicente Fidel López, La gran semana de Mayo, Ed. Universitaria de Buenos Aires, Bs. As., 1960, pág. 51.


68 Crónica anónima en el Archivo General de la Nación.


69 Nicolás de Vedia, Memorias cit. por Bartolomé Mitre en Nuevas comprobaciones históricas, Bs. As., 1882, pág. 172.


70 John Miller, Memorias, t. I, pág. 59, cit. por Julio César Chaves, ob. cit., pág. 143.


71 Carta de los Ministros de la Real Audiencia de Buenos Aires escrita desde Las Palmas el 17 de setiembre de 1810, documento en el Archivo de Indias, copia en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.


72 Informe procedente de Salem, puerto de Massachusetts, del sobrecargo. del bergantín Venus, Nathan Cook, del 24 de agosto de 1810, publicado en el Connecticut Courant del 29 de agosto de 1810, en Hartford, Estados Unidos. Citado por Manfred Shonfeid, Historia argentina a través de un viejo diario norteamericano, en “La Prensa”, Buenos Airee, 36 de julio de 1959.


73 Vicente Fidel López, ob. cit., pág. 54. Corbellini, advertido de esta maniobra, apunta lo siguiente: “...Chiclana, Rodríguez Peña, Vieytes, etc., eran hombres que conocían perfectamente las ideas revolucionarias, y que apoyaron al partido moderado premeditadamente y por táctica” (Ob. cit., t. II, págs. 142-143).


74 Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. II, pág. 200.


75 Baltasar Hidalgo de Cisneros, Informe a S. M., 22 de junio de 1810, en Archivo General de Indias, publicado en facsímil por C. A. Pueyrredón, ob. cit., Pág. 583.


76 Juan Canter, Las sociedades secretas y literarias, ed. cit., pág. 257.


77 Enrique C, Corbellini, ob. cit., t. II, Pág.


78 Bartolomé Mitre, ob. cit., pág. 147.


79 Enrique C. Corbellini, ob. cit, t. II, págs. 62-63.


80 En carta atribuida a Manuel Ramón de Pazos, cit.


81 Nicolás de Vedia, Memorias, cit. por Bartolomé Mitre en Nuevas comprobaciones históricas, Bs. As., 1882, Pág. 173.


82 Enrique de Gandía, Orígenes desconocidos del 25 de maya de 1810, ed. cit, Págs. 232-33.


83 Ricardo Zorraquín Becú, ob. cit., pág. 43.


84 Ibídem, Pág. 55.


85 Paul Groussac, ob. cit., pág. 335.


86 Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. II, pág. 83.


87 Jaime Delgado, ob. cit., Pág. 107.


88 Tomas Guido, Reseña histórica de los sucesos de mayo, en Museo Histórico Nacional, Memorias y Autobiografías, Bs. As., 1910, t. I, pág. 12.


89 Baltasar Hidalgo de Cisneros, Informe cit.


90 Archivo General de la Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de buenos Aires, t. IV, Pág. 160.


91 Francisco Saguí, ob. cit., pág. 121. Narciso Binayan, en un artículo publicado en “La Nación”, del 22 de mayo de 1960, titulado Las Jornadas de Mayo, afirma que Cisneros fue eliminado de la Junta del 24 porque era partidario da los franceses y por lo tanto enemigo de los ingleses. Y para abonar esta tesis trae a colación el hecho de que su nombramiento de Virrey del Río da la Plata se había producido a instancias de don Martín Garay, secretario de la Junta Central, que según palabras de Gorriti “acababa de descubrirse aliado de los franceses”. Y luego, con el mismo propósito hace también referencia a un dato proporcionado por el historiador uruguayo Ariosto Fernández: la declaración que prestaron ante el Cabildo de Montevideo el día 25 de mayo, dos personas que habían salido de Buenos Aires el día anterior, afirmando que “... había fundados avisos de que el Secretario de la Suprema Junta Central (a quien parece .debía el virrey haber conseguido este empleo) había incurrido en la nota de traidor, pues se decía públicamente estaba de gobernador en Madrid por José Napoleón.” Esto podría darnos la pauta del entendimiento posterior entre Cisneros y Liniers y sugerirnos la idea de la entrada en la Junta del 25, de Larrea, Matheu y Moreno, del grupo de Alzaga, a instancias de los ingleses.


92 Gervasio Posadas, Autobiografía, en Biblioteca de Mayo, t. II, pág. 1410. Llama la atención que entre nosotros no se haya admitido a esta Junta presidida por el Virrey, como el primer gobierno revolucionario, cuando, además de las razones apuntadas, constituye un hecho similar al que tuvo lugar en Venezuela o en Nueva Granada. En efecto, el 19 de abril de 1810 se formó en Caracas una Junta que fue presidida por el entonces Capitán General, brigadier Vicente Emparán; y el 20 de julio, en Bogotá, se constituyó otra Junta, bajo la presidencia del Virrey de Nueva Granada, Don Pedro Amar y Borbón. Ambas, como la de Buenos Aires, fueron de duración efímera, pero no por ello se deja de reconocerlas como el paso inicial dentro del proceso que condujo al triunfo de la causa revolucionaria. Probablemente la omisión también se deba al hecho de que se nos ha acostumbrado a llamar a la revolución como del 25 de mayo, fecha en la que, en realidad, culminó el proceso que se había iniciado el 21 con la manifestación en la plaza Mayor. En el Diario de un testigo, publicado por Marfany, se habla de la revolución del 21 y no del 25, y el Virrey Abascal, del Perú, la llama revolución del 20 de mayo. Por otra parte, dentro de nuestra evolución histórica, es la única revolución que se conoce por la fecha de culminación y no por la de iniciación, v. gr.: 3 de abril de 1815, 1 de diciembre de 1828, 11 de octubre de 1833, 26 de julio de 1890, 16 de setiembre de 1955.


93 Paúl Groussac, ob. cit, págs. 346-47.


94 Tomás Guido, ob. cit., pág. 14.


95 Juan Canter, ob. cit., pág. 259.


96 Ricardo Zorraquín Becú, ob. cit., Pág. 50.


97 Carta escrita en Buenos Aires el I9 de junio de 1810, probablemente por un oficial de la marina inglesa, testigo ocular de los acontecimientos que narra. Todos los diarios franceses reprodujeron dicho documento y por su intermedio toda la prensa continental europea. Fue publicada en Londres el 31 de agosto de 1810, en el periódico “Star”. En León Baidaff, Las primeras noticias de la Revolución de Mayo en la prensa europea. La Prensa, Buenos Aires, del 25 de mayo de 1928.


98 Córreio Brasiliense, vol. V, págs. 238-42. En Alceu Amoroso Lima, un precursor brasileño de la revolución de Mayo, en La Prensa, Buenos Aires, 22 .de mayo de 1960.


99 Manuel Belgrano, Autobiografía, ed. cit., pág. 967.


100 Carta de Saavedra a Viamonte citada.


101 Paúl Gronssac, ob cit., pág. 345.


102 Juan Canter, Las sociedades secretas y literarias, ed. cit., pág. 259.


103 Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. II, pág. 92.


104 Carta de Ramón Manuel de Pazos a Francisco Juanicó, citada.


105 Juan Canter, Las sociedades secretas y literarias, ed. cit., pág. 227.


106 Archivo General de la Nación, Archivo del Gobierno de Buenos Airea, Diario de sucesos, t. 22, NT 248; cit. por Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. II y pág. 109.


107 En carta de Guillermo White a Pedro Feliciano Sáenz de Cavia fechada el 24 de mayo de 1819, se hacen las afirmaciones que consignamos (Archivo General de la Nación, Archivo de Ángel Justiniano Carranza, Sección G. W. Correspondencia, Sala VI, 7-2-1, cit. por Enrique Williams Álzaga, Martín de Álzaga y el 25 de mayo de 1810, ed. cit., pág. 26).


108 Ricardo Levene, El 86 de Mayo, en Historia de la Nación Argentina, yol. V, 2ª sec., pág. 44.


109 Carlos Roberts, ob. cit.


110 Manuel Moreno, Vida y memorias del Dr. Don Mariano moreno, en Biblioteca de Mayo, t. II, paga. 1236-37.


111 En la Gaceta Mercantil, Buenos Aires, 1826, Nº 783.


112 Enrique C. Corbellini, ob. cit., t. II, pág. 27.


113 Manuel Moreno, ob. cit., en Biblioteca da Mayo, t. II, pág. 1238.


114 No obstante, su nombre aparece incluido en una lista de comprometidos, que José María Romero sugirió al  Virrey Cisneros deportar del país, días ante de la Revolución, el 12 de mayo de 1810. Integraban la nómina, textualmente: “Saavedra, Chiclana, los Paso, los Vieytes, los Balcarce, Castelli, Juan Larrea, Guido, Viamonte, Nicolás Peña, el doctor Moreno, el presbítero Sáenz, el canónigo Belgrano, el mercedario fray Mannel Aparicio y el bethlemita Juan Salcedo”. (José María Romero, Memorias para servir a la historia de la Revolución de Buenos Aires, el año 1810, en Biblioteca de Mayo, T. V, págs. 4245-4260).


115 Ignacio Núñez, ob. cit., pág. 245.