Citas

(1) TERRERO, José, Historia de España Barcelona, 1977), pág. 187.

(2) VASCONCELLOS. José, Breve historia de Méjico (Méjico, 1944), cit. por BALLESTEROS GAIBROIS, Manuel, Historia de América (Madrid, 1954), págs. 132/3.

(3) BALLESTEROS GAIBR01S, Manuel, op. cit., pág. 133.

(4) MORALES PADRÓN, F., Manual de Historia Universal, tº V, Historia general de América (Madrid, 1962), pág. 301.

(5) Algunos entendieron que la donación papal era título idóneo; otros sostuvieron que la condición inferior del indígena hacía conveniente que España conquistase América. No le pareció esto suficiente a Francisco de Vitoria, quien, como fundador del derecho internacional que fue, entendió que los únicos títulos españoles se fundamentaban en principios de sociabilidad universal, pudiendo viajar y vivir en Indias, comerciar, predicar el Evangelio y hasta guerrear en caso de que las causas fueran justas (ver al respecto MORALES PADRÓN, F., op. cit., págs. 259/60 y HANKE, Lewis, La lucha por la Justicia en la conquista de América (Buenos Aires, 1949) págs. 377/78). Las Casas, exagerado y vanidoso, entendió que España debía retirarse de América, sin percatarse que ingleses, franceses, holandeses y portugueses, espiaban por las rendijas para introducirse de inmediato en lugar de España. América no iba a ser bien mostrenco eternamente; ¿qué le convino más, ser provincia del imperio, español o integrar como colonia un imperio donde lo sustantivo fuese medrar económicamente? Algunos admiradores de Las Casas parecen envidiar la suerte de la India, por ejemplo.

(6) Ver al respecto TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ. Eduardo, Manual de historia de las instituciones argentinas (Buenos Aires, 1971), págs. 46 y sigs.

(7) Ibídem, págs. 54 y sigs.

(8) ATHAYDE, Tristán de, Política (Buenos Aires, sin fecha), pág. 18.

(9) HANKE, Lewis, op. cit., pág. 13.

(10) RESTREPO MEXIA, Martín, Discurso en la Academia Colombiana de la Historia, 12 de octubre de 1930 en “Revista de las Españas”, oct-dic. 1930, cit. por BAYLE, Constantino, España en Indias (Vitoria. 1934), pág.446.

(11) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1964) t° I, pág. 156.

(12) SÁNCHEZ, Luis Alberto, Breve historia de América (Bs. Aires, 1978), págs. 33/4.

(13) SOUSTELLE, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista (Méjico, 1970), pág. 106.

(14) Así, los indios pastos, habitantes del sur de Colombia, sometidos a los Incas, eran obligados por éstos a pagar el tributo en piojos, para que no se dejasen morir comidos por ellos. Del indio peruano expresaba Juan de Matienzo: “Conténtanse con lo que han menester para una semana; son enemigos del trabajo, amigos de la ociosidad y de beber y emborracharse e idolatrar” (MORALES PADRÓN F., op. cit., págs. 91 y 495). Las referencias podrían multiplicarse abundantemente.

(15) CANALS FRAU, Salvador, Las poblaciones indígenas de la Argentina (Buenos Aires, 1986), pág. 247.

(16) GALEANO, Eduardo, Las venas abiertas de América Latina (Lanús, 1974), págs. 49 y 58/9.

(17) ROSENBLAT, Ángel, La población indígena y el mestizaje en América (Buenos Aires, 1954), t° I, págs. 88 y 102.                               

(18) Obra sin par de la lingüística universal, fue el resultado de ese espinoso ajetreo intelectual que llevó a los misioneros a cultivar literariamente más de cincuenta idiomas autóctonos, y a aprender muchos más para poder encarar la dura faena de transmitir la fe y la cultura, según Pereyra, quien manifiesta que sus gramáticas, sus diccionarios, sus léxicos y sus crónicas aun son base para los estudios científicos actuales (PEREYRA, CARLOS, Breve historia de América (Méjico, 1949), pág. 179).

(19) HANKE, Lewis, op. cit., págs. 130/51.

(20) HARING, C. H., El imperio hispánico en América (Buenos Aires, 1958), pág. 57.

(21) ZAVALA, Silvio A., La encomienda Indiana (Madrid, 1935), págs. 238/9.

(22) LEVENE, Ricardo, Historia del derecho argentino, t° I (Buenos Aires, 1945), pág. 46.

(23) Cfr. SIERRA, Vicente D., Así se hizo América (Buenos Aires, 1977), págs. 305/6; OTS CAPDEQUI, José María, Instituciones en “Historia de América” dirigida por Antonio Ballesteros y Beretta (Barcelona, 1959), págs. 121/3; MORALES PADRÓN F., op. cit., págs. 485/6.

(24) BRUXEL, Arnaldo, Los treinta pueblo guaraníes (Posadas, 1984).

(25) IBARGUREN, Federico, Lecciones de historia rioplatense (Buenos Aires, 1947), pág. 61.

(26) ZORRAQUÍN BECU, Ricardo, La organización política argentina en el período hispánico (Buenos Aires, (1967), págs. 34/5.

(27) Ibídem, pág. 37.

(28) PALACIO, Ernesto, Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1954), pág. 109.

(29) ZORRAQUÍN BECU, op. cit., pág. 262.

(30) Ibídem, págs. 253/4.

(31) TAU ANZOÁTEGUI, Víctor y MARTIRÉ, Eduardo, op. cit., pág. 118.

(32) Ibídem, págs. 300/1.

(33) FURLONG, Guillermo, Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810 (Buenos Aires, 1917), pág. 604.

(34) En SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina (Buenos Aires. 1960), tº IV, págs. 538/9.

(33) FURLONG, Guillermo, Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810 (Buenos Aires, 1947), pág. 604.

(34) En SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1960), t° IV, págs. 538/9.

(35) “Napoleón no había cruzado nunca los Pirineos. No había visto nunca la dura tierra ibérica... No sabia lo que eran aquellos hombres enjutos y silenciosos de las altas estepas sin árboles, heladas de los largos inviernos, tórridas en los breves veranos, áridas, desiertas; no sabía lo que eran aquellos hombres orgullosos en su extremada pobreza y a quienes no se podía sojuzgar, aquellos hombres para quienes todo lo que los franceses habían hecho desde la Bastilla y lo que Napoleón se proponía entonces al montar a caballo para crear un nuevo mundo no representaba sino algo que les era extraño y odioso; la enemistad a la fe. El Emperador había dicho: “Si creyera que va a costar 80.000 hombres no lo haría, pero no costará 12.000”. La iba a costar la mitad del Gran Ejército. Había cometido una torpeza en no sabía qué” (BELLOC, Hilaire, Napoleón (Buenos Aires, 1958), pág. 260).

(36) Cit. por ROSA, José María, Defensa y pérdida de nuestra independencia económica (Buenos Aires, 1954), pág. 38/40.

(37) Cit. por CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIER1. José, Argentina, Manual de historia económica y social (Buenos Aires, 1971), págs. 163 y sigs.

(38) GIDE, Charles y RIST, Charles, Historia de las doctrinas económicas (Buenos Aires, 1949), t° I, págs. 379 y sigs.

(39) MARFANY, Roberto H., Vísperas de Mayo (Buenos Aires, 1960), págs. 83/8.

(40) SIERRA. Vicente D., Historia de la Argentina (Buenos Aires. 1960), tº IV, págs. 524 y sigs.

(41) Diario de un testigo anónimo citado por MARFANY, Roberto H., El pronunciamiento de Mayo (Buenos Aires. 1958), pág. 27. Sobre el tema debe leerse de Marfany “La Semana de Mayo. Diario de un testigo” (Buenos Aires, 1955).

(42) MARFANY, Roberto H., El pronunciamiento de Mayo, págs. 51 y sigs.

(43)Citado por SIERRA, Vicente D., Historia de U Argentina (Buenos Aires. 1962) tº V, pág. 57.

(44) Ibídem, pág. 437.

(45) Ricardo Rojas ha escrito: “La política de los triunviros caracteriza ya, en 1811 y 1812, los orígenes de esa oligarquía que bien podemos llamar “rivadaviana”, porque Rivadavia la personificó desde su secretaria de 1811 hasta su presidencia de 1826. Oligarquía de “intelectuales” sometidos siempre a influencias exóticas, fueron lógicos siempre: en la política internacional, hasta rematar en el monarquismo, en la política interior, hasta concluir en el unitarismo. Por eso abortaron siempre en ruidosos fracasos. Incapaces de comprender a su pueblo, su pueblo si los comprendió; y trató de alejar a tales mentores siempre que aparecieron” (Citado por Ibídem, pág. 440).

(46) José María Rosa acota que el “etc.” es del decreto...

(47) Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° V, pág. 553

(48) MITRE, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia argentina (Buenos Aires, 1950), pág. 308.

(49) LOPEZ ROSAS, José Rafael, Historia constitucional argentina (Ramos Mejía, 1970), págs. 160/1.

(50) SAMPAY, Arturo E., Las constituciones de la Argentina (1810-1972), tº I (Buenos Aires, 1975). pág. 167.

(51) Mientras su pueblo se desangra en una guerra heroica contra el invasor, Terrero ha escrito de este momento de la vida de Fernando: “él pasaba un dulce cautiverio en Valencay, solo amargado por e1 miedo a perder la vida. Napoleón le rodeó de comodidades y distracciones. Uno de sus entretenimientos era bordar, lo que hacia primorosamente... Todo su afán consistió en mostrarse el más sumiso y ferviente admirador del césar francés. Escribe pordioseándole que le dé por esposa una sobrina, y le felicita por los triunfos conseguidos por las tropas francesas contra las españolas. También escribe a José por su advenimiento al trono de España y estampa palabras tan repugnantes como éstas; “No podemos ver a la cabeza de la Nación española un monarca más digno ni más propio por sus virtudes para asegurar su felicidad” (TERRERO, José, Historia de Espada (Barcelona. 1977), pág. 419).

(52) Alvear estampó conceptos como estos en las notas que dirigió en 1815 a Lord Strangford y al ministro inglés de Relacionas Exteriores Lord Castlereagh; “En estas circunstancias solamente la generosa nación británica pueda poner un remedio eficaz a tantos males, acogiendo en sus brazos a estas Provincias que obedecerán a su gobierno y recibirán sus leyes con el mayor placer”; “Estas Provincias desean pertenecer a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe del pueblo inglés, y yo estoy dispuesto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen. Es necesario que se aprovechen los momentos, que vengan tropas que impongan a los genios díscolos, y un jefe autorizado que empiece a dar al país las formas que sean del beneplácito del Rey y de la Nación” (Citado por ROSA, José María, La misión García ante Lord Strangford (Buenos Aires, 1951), págs. 32/4).

(53) Citado por ZORRAQUIN BECU, Ricardo, El federalismo argentino (Buenos Aires 1958), pág. 53.

(54) ALVAREZ, Juan, Las guerras civiles argentinas (Bs. Aires, 1966), pág. 27.

(55) ZORRAQUIN BECU, Ricardo, El federalismo argentino, pág. 100.

(56) MORENO, Mariano, Escritos políticos y económicos, edit. “La cultura argentina” (Buenos Aires, 1915), pág.227.

(57) BELGRANO, Manuel, Escritos económicos, edit. “Círculo Militar” (Buenos Aires, 1963), págs. 207/8,

(58) Citado por MARILUZ URQUIJO, Estado e industria 1810-1862 (Buenos Aires. 1969), pág., 10.

(59) ZORRAQUIN BECU, Op. cit., págs. 62/5.

(60) ROSA. José María, Historia Argentina, tº 111, pág. 62.

(61) SIERRA, Vicente, Historia de la Argentina, t° V, pág. 629.

(62) DÍAZ de VIVAR, Justo, Las luchas por el federalismo, cit. por IBARGUREN, Federico, Mayo en ascuas desde 1814 (Buenos Aires, 1961), pág. 45.

(63) BUSANICHE, José Luis, Historia argentina (Buenos Aires, 1965), págs. 364/9.

(64) Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1965), t° VI, pág. 441.

(65) Ibídem.

(66) Cit. por 18ARGUREN, Carlos, San Martín íntimo (Buenos Aires, 1950), págs. 21/2.

(67) MAYOCHI. Enrique Mario, Los congresistas de Tucumán (Buenos Aires, 1966). pág. 5.

(68) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° VI, pág. 439.

(69) Ibídem, pág. 453.

(70) “El resultado de esto fue que al instante se entusiasmó la cuicada, y una multitud considerable de provincianos congresales y no congresales... y bien persuadidos que conducido el negocio con sagacidad y prudencia al fin quedaría en nada... por este medio logramos nuestro objeto, que pasado aquel primer calor, por medio de la discusión, de la prensa y de las correspondencias particulares, se hiciese sentir lo despreciable que era el tal pensamiento... porque poníamos la mira en un monarca de la casta de los chocolates, cuya persona, si existía, probablemente que tendríamos que sacarla borracha y cubierta de andrajos de alguna chichería para colocarla en el elevado trono de un monarca” (Cit. por SIERRA, Vicente D., op. cit., págs. 456/7).

(71) ROSA, José María Historia Argentina, tº III, pág. 325.

(72) Ibídem, pág. 330.

(73) El 1° de enero de 1820, una revolución liberal se impuso en España; los sublevados obtuvieron de Fernando VII el envío de una misión al Río de la Plata con el objeto de lograr la paz. Los enviados, llamados comisionados regios, realizaron una primera gestión en 1820 que fracasó, pues la Junta de Representantes de la provincia de Buenos Aires les anticipó que para iniciar cualquier tratativa, España debía reconocer previamente nuestra independencia. Se insistió en 1823, año en que desembarcaron en Buenos Aires los comisionados Luis de la Robla y Antonio L. Pereyra. Se llegó a un acuerdo, por el que se establecía una tregua de 18 meses, la reanudación de las relaciones mercantiles y el envío de un diplomático argentino a España para firmar la paz. Rivadavia obtuvo la sanción de una ley por la que una vez establecida la paz, se entregarían 20.000.000 de pesos a los liberales españoles para que so sostuviesen en el poder, esto al mismo tiempo que se negaban recursos a San Martín y a los patriotas orientales. Estas tratativas fracasaron, ya que la Santa Alianza ayudó a Fernando VII a realizar una contrarrevolución que dio por tierra con los cabecillas liberales. Entonces, el monarca español desautorizó todo lo gestionado por de la Robla y Pereyra.

(74) Cit. por SIERRA, Vicente D., op. cit., tº VII, págs. 239/40.

(75) En realidad al empréstito se colocó al 85%; un consorcio intermediario formado por Guillermo y Juan Parish Robertson, Braulio Costa, Miguel Riglos y Juan Pablo Sáenz Valiente, conjuntamente con la Casa Baring, se repartieron la diferencia del 15%, esto es, 150.000 libras. Ver FITTE. Ernesto J., Historia de un empréstito (Buenos Aires, 1962). págs. 37 y 65 y sigs.

(76) Cit. por SIERRA, Vicente D., op. cit., t° VII, pág. 233.

(77) Ibídem, págs. 245/6.

(78) Ibídem, pág. 247.

(79) Opinión de Forbes a su gobierno: “...los capitalistas ingleses en Londres y en esta ciudad hacen rápidos progresos para convertirse en los verdaderos amos de este país... Todo indica que esta provincia se convertirá en una verdadera colonia británica, exenta de los gastos y responsabilidades del gobierno, pero sujeta a influencias políticas y morales equivalentes” (Cit. por CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIERI, José, Argentina - Manual de historia económica y social, (Buenos Aires, 1971), págs. 277/8). Según datos del consulado inglés de la época, los 10 comerciantes ingleses en Buenos Aires en 1809, son 1.355 en 1824.

(80) SIERRA, Vicente D., op. cit., t° VII, pág. 432.

(81) SIERRA, Vicente D., Historia de las ideas políticas en Argentina (Buenos Aires, 1950), pág. 331.

(82) Ibídem.

(83) Ibídem, págs. 332/3.

(84) RAVIGNANI, Emilio, Asambleas Constituyentes Argentinas, t° II, págs. 699 y 783.

(85) DE PAOLI, Pedro, Facundo (Buenos Aires, 1952), pág. 115.

(86) CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIERI, José, op. cit., págs. 241/3.

(87) RAVIGNANI, Emilio, Op. cit., t° III, pág. 497.

(88) SAMPAY, Arturo Enrique, Las constituciones de la Argentina (1810-1972) (Buenos Aires, 1975), t° I, págs. 306/7.

(89) Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° VII, pág. 577

(90) En carta de San Martín a 0'Higgins del 20 de octubre de 1827, en LÁZARO, Orlando, San Martín y Rosas (Tucumán, 1951), pág. 31.

(91) LÓPEZ, Vicente Fidel, Historia de la República Argentina (Buenos Aires, 1893), tº X, pág. 362.

(92) Sierra ha descripto así a estos los grupos Porteños: "Debe considerarse a la Buenos Aires de entonces. Constituía una comunidad dividida por un profundo drama social...: en el centro, alrededor de la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) vivían, en mansiones solariegas, los rentistas, los comerciantes, los que se habían enriquecido con las operaciones del Banco de Descuentos y con el contrabando. Con los letrados y funcionarios formaban el grupo más culto del país. El segundo grupo lo constituía el resto de la población, desde los artesanos a los esclavos. Al primero se lo conocía con el nombre de "gente decente". Entre ambas clases figuraban muchos hacendados, los cuales, aunque formando en el grupo de la "gente decente", por la índole de sus Intereses vinculados a las actividades ganaderas, comprendían al segundo grupo, no lo despreciaban y gozaban en él de prestigio. La vida de la estancia obligaba a una connivencia con los peones, y muchas veces unos y otros, unidos. habían tenido que defenderse de ataques indígenas. Por eso mismo no consideraban desdorosas sus relaciones con el bajo pueblo, la "chusma" en la opinión de la "gente decente". Esta se caracterizaba por su espíritu burgués, por su descreimiento, su egoísmo y el convencimiento que alentaban sobre su superioridad y sobre el poder del dinero: carentes de un muy profundo espíritu nacional, ninguno de sacrificio, mantenían una devoción pueril por todo lo que viniera de Europa. Aquel Rivadavia que amueblaba con lujo la residencia del gobierno, aunque mantenía desnudos a los soldados en el frente de guerra, fue para ellos el hombre local. Cuando las luchas políticas tomaron forma en los dos partidos: unitario y federal, la "gente decente" formó en el unitarismo, mientras la masa popular, y con ella los hacendados más auténticos, se enroló en el federalismo" (SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº VII, pág. 623).

(93) GALVEZ. Manuel, Vida de Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires, 1949), pág. 67.

(94) Cit. por IBARGUREN, Carlos. Juan Manuel de Rosas. Su vida, su drama, su tiempo (Buenos Aires. 1948), pág. 130.

(95) "Hablo de la fusilación de Dorrego: hemos estado de acuerdo en ella, antes da ahora. Ha llegado el momento de ejecutarla... La energía es necesaria en la ocasión... Entre los que han combatido por el poder ninguno ha sido sacrificado hasta ahora". Los términos de las cartas de del Carril, hombre de la civilización, son elocuentes; "General, prescindamos del corazón en este caso"; "La ley es que una revolución es un juego da azar donde se gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer da ella... cortar la primera cabeza de la hidra..". Otro civilizado, Juan Cruz Varela, no es mas piadoso en sus consejos; "Después de la sangre que se ha derramado en Navarro, el proceso del que la ha hecho correr está formado... Cartas como éstas se rompen..." Del Carril nos da la pista sobre otros Inspiradores de esa vileza: "El Sr. D.J.A. (¿don Julián Agüero?) y don B.R. (¿Bernardino Rivadavia?) son de esta opinión y creen, que lo que se ha hecho, no se completa si no se hace triunfar en todas partes la causa de la civilización contra el salvajismo" (Citadas por CARRANZA, Ángel Justiniano, El general Lavalle ante la Justicia póstuma (Buenos Aires, 1886), págs. 41, 45, 27, 25 y 55/6). En cambio el salvaje o bárbaro Dorrego, escribía a su esposa esta conmovedora carta cuando se entera que va a ser sacrificado; "Mi querida Angelita: en esto momento me intiman que dentro de una hora debo morir; Ignoro por qué, mas la Providencia Divina, en la cual confío, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den paso en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida, educa a esas amables criaturas: sé feliz, ya que no has podido serlo en compañía del desgraciado Manuel Dorrego". A López le escribe también pidiéndole que su muerte no sea causa de más derramamiento de sangre y asevera que perdona a sus enemigos (Citadas por PAVÓN PEREYRA, Enrique, Pasión y muerte de Dorrego (Buenos Aires, 1970), pág. 413). En realidad unos pertenecían a la anti-cultura del despotismo ilustrado; Dorrego fue un fiel exponente de la cultura cristiana, desconocida y perseguida aquí también, en el Río de la Plata, pero que no morirá porque ella es capaz de generar hombres de este fuste.

(96) Dice Elíseo Lestrade: "El año de gobierno de los unitarios militares se caracteriza, para la demografía, como el año aciago, pues no se vuelve a producir en lo sucesivo el hecho de morir mayor número que el de nacidos". En 1829 murieron en Buenos Aires 883 personas más que las nacidas (LESTRADE, Elíseo F., Rosas. Estudio sobre la demografía de su época en diario "La Prensa" del 15 de noviembre de 1919, Cit. por EZCURRA MEDRANO, Alberto, Las otras tablas de sangre (Buenos Aires, 1952), pág. 39).

(97) Cit. por LÁZARO, Orlando, op. cit., pág. 37.

(98) Carta a Manuel R. García del 18 de Enero de 1866, cit por GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento (Buenos Aires, 1952, pág. 280.

(99) ALBERDI, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina en Obras completas, t° III (Buenos Aires, 1886), pág. 512.

(100) Cit. por LÁZARO, Orlando, op. cit., págs. 140/1.

(101) GALVEZ, Manuel, Vida de Don Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires, 1949), pág. 6.

(102) Ibídem.

(103) IBARGUREN, Carlos, op. cit., págs. 18/9.

(104) Ver al respecto GALVEZ, Jaime, Rosas y la navegación de nuestros ríos (Buenos Aires, 1955).

(104 bis) Galletti reconoce: "El Pacto Federal, preexistente por antonomasia, tuvo decisiva Importancia en el proceso constitucional argentino. Con muy breves disposiciones, algunas repitiendo cláusulas de anteriores pactos o tratados, otras de dudosa originalidad, cercenado y con variantes impuestas sobre la marcha ante acontecimientos que ponían en jaque tanto a las provincias litorales como a la de Buenos Aires. Aunque entrambas con diferencias nada sutiles, nacido como texto provisional a la espera de un Congreso constituyente cada vez más demorado, sin embargo y pese a todo, llega a regir durante veintiún años. En ese tiempo se constituye en algo así como ley fundamental. Si bien cada provincia se seguiría rigiendo por sus propias instituciones (todas, menos Buenos Aires, que lo hiciera mediante leyes) demarcadas por estatutos o constituciones, el Pacto resulta el elemento jurídico-político ordenador. De esta manera se da la paradoja que durante el periodo denominado de "inconstitución" exista un texto que permita la subsistencia del Estado aun por sobre los estados particulares". (GALLETTI, Alfredo, Historia Constitucional Argentina (Buenos Aires, 1974), tº II, págs. 79/80).

(105) Cit. por GALVEZ, Jaime, Revisionismo histórico constitucional 1810-1967 (Buenos Aires, 1967), pág. 97.

(106) En QUESADA, Ernesto, La época de Rosas (Buenos Aires, 1959), págs. 246/7.

(107) Cit. por CORVALAN LIMA, Héctor, op. cit,, págs. 28/9.

(108) Ibídem, pág. 26.

(109) Ibídem.

(110) Ibídem, págs. 33/4.

(111) Ibídem, pág. 24

(112) Ibídem, pág. 25.

(113) Cit. por IRAZUSTA, Julio, Vida política de Juan Manuel de Rosas a través da su correspondencia (Buenos Aires. 1943), t° I, 2a. parte. 1830 -1835, págs. 244/5.

(114) El texto de la carta a Quiroga escrita en la Hacienda de Figueroa lo hemos tomado de IRAZUSTA, Julio, op. cit., págs. 237 y sigs.

(115) SAN MARTÍN - Su correspondencia (1823-1850), Editorial Assandri (Córdoba, 1950), pág. 42.

(116) Transcribimos algunos pasajes de la carta de Sarratea: "¿Si nosotros no hemos hecho una Constitución parecida a la de España, será quizás porque esta obra no hay quien pueda desempeñarla en el país?... Caracas hizo su Constitución, y lo mismo se ha visto en Santa Fe, Cartagena y Cundinamarca... Parece, pues, que no será mucha vanidad, el decir que aquí también se habría podido hacer una Constitución como las citadas si se ocurría al cuño de cuya marca se resienten todas, Incluso la de España; tales son las diversas Constituciones que se han sucedido en Francia desde 1791... Sustituir Instantáneamente a las Instituciones de un país, cualesquiera que ellas sean, un orden de cosas enteramente nuevo y distinto de aquél con que se han criado, y que por consiguiente está identificado con su modo de vivir, con sus gustos, costumbres y aun preocupaciones, es lo mismo que derribar en un día todos los edificios de una población, para que sus habitantes, quedándose al raso, los sustituyan otros más perfectos. Considérese cual sería la situación de un vecindario en semejante caso, y en mi juicio en la misma situación se encuentra política y moralmente cualesquiera pueblo a quien se le da una Constitución acabada en un bufet... Partiendo de estos principios, creemos que sólo abren raíces y adquieren aquel grado de durabilidad necesaria las Constituciones que van formándose los pueblos de un modo insensible, por decirlo así, y al paso que se forman, que crecen y se sucedan las generaciones. Tales instituciones están niveladas con la naturaleza de la sociedad que las forma, varían según sus relaciones políticas, sus opiniones e ideas, su riqueza, luces, comercio, artes, etc., y se van inoculando en las generaciones que se educan con ellas a medida que crecen" (Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° VI, pág. 57).

(117) Ver al respecto PUENTES, Gabriel A., El gobierno de Balcarce. División del Partido Federal (1832 - 1833), (Buenos Aires, 1946), págs. 81 y sigs., 156 y sigs.

(118) Cit. por IRAZUSTA, Julio, op. cit., t° II, 1835-1840 (Buenos Aires, 1943), págs. 7/8.

(119) Cit. por LÁZARO. Orlando, op. cit., págs. 49/51. En cartas posteriores San Martín aprueba el establecimiento de la dictadura en Buenos Aires. Así en las enviadas a Tomás Guido el 17 de diciembre de 1835, a Pedro Molina el 27 de abril de 1836 y al mismo Guido el 26 de octubre de 1836 (Ver Ibídem, págs. 52/5). En esta última dice claramente: "Veo con placer la marcha que sigue nuestra Patria: desengañémonos, nuestros países no pueden (a lo menos por muchos años) regirse de otro modo que por gobiernos vigorosos, más claro, despóticos" (pág. 55).

(120) SARMIENTO, Domingo F., Facundo (Buenos Aires, 1944), pág. 253.

(121) Cit., por ROSA, José Mana, Historia argentina, t° IV, pág. 222. Con respecto a la concesión de la suma del poder publico, Lafont puntualiza: "Esta reconsideración en sala plena y este plebiscito son un antecedente singularísimo en la historia de los gobiernos fuertes que se han entronizado en el mundo por el despotismo o por el triunfo de las armas; éste, por el contrario, se Inició bajo los auspicios de la verdadera opinión pública, del elemento dirigente como de la masa de la población. Corresponde hacer notar que la Legislatura porteña, al otorgar a Rosas la suma del poder público, Investía un doble carácter: el de Legislatura extraordinaria y el de Constituyente, por ley de 3 de agosto de 1821 este último, dictado a Indicación de Rivadavia. Esto la facultaba para hacer aquella delegación" (LAFONT, Julio B., Historia de la Constitución Argentina (Buenos Aires. 1953). t° II, págs. 139/40). A su vez, José Sartorio escribe: "El plebiscito de Rosas reunió tas más formales apariencias: 1°) su legalidad, pues fue sancionado por una legislatura constituyente; 2°) el sufragio universal para nacionales y extranjeros; 3°) el control de las mesas por los Jueces de paz y vecinos de crédito; 4°) la sencillez categórica del voto afirmativo o negativo y su constancia escrita en registros especiales; 5°) la rapidez del escrutinio; 6°) el examen final por la Sala de Representantes" (SARTORIO, José, El plebiscito de Rosas (Buenos Aires, 1934), pág. 37, cit. por Ibídem, pág. 141).

(122) Cit. por IRAZUSTA, Julio, El pronunciamiento de Urquiza (Buenos Aires. 1952), pág. 86. Tau Anzoátegui rastrea el surgimiento de la Institución Encargado de las Relaciones Exteriores desde 1820 en adelante y a partir de 1827, oportunidades en que con motivo de la desaparición del Estado central, fue necesario que el gobernador de Buenos Aires representara a todas las provincias ante el concierto Internacional (Ver TAU ANZOÁTEGUI, Víctor, Formación del Estado Federal Argentino (1820-1852) (Buenos Aires, 1965), págs. 17 en adelante). Pero es con Rosas que el Encargado va ampliando su esfera de atribuciones transformándose en un verdadero Jefe de estado nacional, como lo reconoce el mismo autor a lo largo de la obra citada.

(123) IRAZUSTA, Julio, Estudios histórico-políticos (Buenos Aires, 1974), pág. 233.

(124) TAU ANZOATEGUI, Víctor y MARTIRE, Eduardo, Manual de historia de las Instituciones argentinas, págs. 431/2.

(125) IRAZUSTA, Julio, Estudios histórico-políticos, pág. 256. Se ha visto páginas atrás que Artigas pensó como Rosas una Confederación con amplia base autonómica para las provincias miembros. Esto que puede criticarse en aquél, pues influido por el pensamiento norteamericano lo puso sobre el tapete en 1813 cuando aun la unidad primitiva era un hecho, nos parece sensato en el último, dado que formula su propuesta a partir de 1830 tomando como base la realidad del desquiciamiento de esa unidad provocado por el iluminismo y el despotismo autóctonos. De modo que una Confederación en que el manejo unitivo de los intereses generales, se diera la mano con una respetuosa actitud frente a la libre conducción por parte de las provincias de sus administraciones locales, parecía ser lo único viable. Así se fundiría la unidad nacional por un lado, y por el otro se haría factible que las desconfiadas provincias convivieran dentro del marco confederal, y quizás lograrse que preciados jirones del ser argentino volvieran al seno primitivo, como Paraguay por ejemplo.

(126) González Calderón ha manifestado refiriéndose al momento del gobierno de Rosas: "Confederación y Dictadura. Parecerá, prima facie, que hay una contradicción flagrante entre estos dos conceptos, con los que pretendo sintetizar el régimen político argentino de la época de Rosas, esto es, desde el año 1831 hasta 1852. Pero yo quiero significar que las provincias, en ese período histórico, encontráronse en un estado perfectamente definido de Confederación, ejerciendo sus gobiernos particulares todas las funciones Inherentes a su autonomía política; y además, que existió un poder central Investido con las atribuciones correspondientes a los negocios de carácter general o nacional. Fue éste un poder fuerte, una dictadura, en todo lo que interesaba a la Confederación; mas las provincias se reservaron el derecho de gobernarse a sí mismas" (GONZÁLEZ CALDERÓN, Juan A., Derecho constitucional argentino) (Buenos Aires, 1930), t° I, págs. 188/9).

(127) Cuando entre 1850 y 1851 Sarmiento clamaba por la organización de la República a través de un congreso constituyente, Federico Pinedo, desde la "Gaceta Mercantil", lo refutó manifestando que la Confederación ya poseía una organización con el poder electoral detentado por el pueblo, la facultad de legislar en poder de las legislaturas provinciales y el ejecutivo nacional en manos de Rosas (En TAU ANZOATEGUI, Víctor, Formación del Estado Federal Argentino, págs. 156/7).

(128) PALACIO, Ernesto, Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1954), pág. 325.

(129) Cit. por LÁZARO, Orlando, op. cit., pág. 64.

(130) Ver al respecto EZCURRA MEDRANO, Alberto, La independencia del Paraguay (Buenos Aires, 1941), págs. 28 y sigs.

(131) En sus "Memorias póstumas" Paz escribió refiriéndose a una conversación mantenida con Varela antes de la partida de éste a Europa: "...me preguntó si aprobaba el pensamiento de la separación de Entre Ríos y Corrientes para que formasen un Estado independiente. Mi contestación fue terminante y negativa... me persuado de que hizo uso de la Idea... lo que se creía que halagaría mucho a los gobiernos europeos, particularmente al Inglés" (PAZ, José Mana, Memorias póstumas (Buenos Aires, 1917), t° III, pág. 280). En "El Comercio del Plata", escribió el 20 de junio de 1846: "Nada Importa que (Entre Ríos y Corrientes) sean provincias argentinas o un Estado independiente" (Cit. por ROSA, José María. Historia Argentina, t° V. pág. 84).

(132) En los diarios chilenos "El Progreso", año 1842, y "La Crónica", año 1849, como lo expresó el propio Sarmiento: "la ocupación de Magallanes ha salido de los trabajos de "El Progreso", como la reivindicación de los títulos de posesión de Chile, salió después de las investigaciones de "La Crónica" (Cit. por SUAREZ, Matías E., Sarmiento ese desconocido (Buenos Aires, 1964), pág. 170).

(133) En "La Crónica" del 11 de marzo de 1849, Sarmiento escribió: "Un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de los dos Estados a quien aproveche su ocupación, sin dañar ni menoscabar los intereses del otro... Quedaría por saber aún, si el título de erección del Virreynato de Buenos Aires expresa que las tierras del sud de Mendoza y poseídas aún hoy por chilenos, entraron en la demarcación del virreynato, que a no hacerlo, Chile pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las provincias de Cuyo" (cit. por FONT EZCURRA, Ricardo, La unidad nacional (Buenos Aires, 1961, págs. 49/50).

(134) Cit. por ROSA, José María, Historia Argentina, t° V, pág. 166.

(135) Cit. por CADY, John F., La Intervención extranjera en el Río de la Plata, 1838-1850 (Buenos Aires, 1943), pág. 173.

(136) En IBARGUREN, Carlos, San Martín íntimo (Buenos Aires, 1950), pág. 232.

(137) Ibídem, pág. 340.

(138) Ibídem, pág. 227. Rosas sondeó a la cancillería británica respecto de trocar la posesión de las Islas Malvinas por la condonación del pago del empréstito Baring. Si ese fue su real propósito lo consideramos un error. Debió haber evaluado la importancia estratégica de las Islas.

(139) CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIERI, José. op. cit., pág. 330.

(140) Ibídem. pág. 335.

(141) BURGIN, Mirón, Aspectos económicos del federalismo argentino (Buenos Aires. 1960), pág. 312.

(142) Cit. por NICOLAU, Juan Carlos, Industria argentina y aduana, 1835-1854 (Buenos Aires, 1975), págs. 47/8.

(143) Cit. por SIERRA. Vicente D., Historia de la Argentina, t° IX, pág. 639.                

(144) BURGIN. Mirón, op. cit., págs. 241 y sigs.

(145) Los derechos de aduana y puerto en 1845 antes del bloqueo, producían $27.871184, durante el bloqueo, en 1840 bajaron a $6.036.121; en 1850, después del bloqueo, llegaron $57.944.483 (CUCCORESE. Horacio Juan y PANETTIERI, José. Op. Cit., pág. 360). Rosas tomó el gobierno estando vigente el empréstito Baring, y al caer en 1852, el mismo empréstito era nuestra única deuda con el exterior, no Intentó siquiera, contraer un peso más de deuda en el mercado financiero europeo. Por otra parte renunció al cobro de sueldos como gobernador; luego de Caseros, habiendo $ 4.000.000 en el Tesoro, que su vencedor repartió entre sus allegados, él solo llevó a Inglaterra onzas de su propiedad, y eso sí, también el archivo. Era de la escuela de Belgrano y de San Martín, cuidadoso de su honor. El reparto lo denunciaron Antonio Díaz, Enrique Barba, Ramón J. Cárcano y José luis Busaniche (SIERRA, Vicente D., op. cit., págs. 618/9).

(146) MOUSSY. Martín de, Description de la Confederación Argentina, t° II, pág. 519 cit. por ROSA, José María, Defensa y pérdida de nuestra independencia económica, pág. 127.

(147) NICOLAU, Juan Carlos, op. cit., pág. 160.

(148) Ibídem, págs. 79 y sigs.

(149) ALBERDI, Juan Bautista, La República Argentina 37 años después de su Revolución de Mayo, en "Obras Completas" (Buenos Aires, 1886), t° III, pág. 222.

(150) Cit. por ROSA, José María, Historia Argentina, t° V, pág. 360.

(151) Ibídem.

(152) Escribió Saldías: "El cabotaje cosmopolita se interna en el último puerto, que todos están habilitados para él en la vasta extensión de la República. La bandera nacional va brillando cada vez más por su ausencia hasta casi desaparecer, como que las extranjeras usan de la regalía que corresponde a aquélla. Los estados que arrojaban en el año 1845 una entrada de 2.000 buques de cabotaje nacional en el puerto de Buenos Aires, y de más de 3.000 de los mismos en 1851, no se reproducen en nuestros días, a pesar del desenvolvimiento prodigioso del comercio actual con relación al comercio de aquellos días" (SALDIAS, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina (Buenos Aires. 1951), t° III, pág. 57).

(153) CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIERI, José, op. cit., pág. 385. Es de dejar constancia que la ola emigratoria europea hacia América se inicia en la década del 60, dados los bajos salarlos y desocupación provocados por el maquinismo.

(154) HORTELANO, Benito, Memorias (parte argentina) 1849-1860 (Buenos Aires, 1973), págs. 52/3.

(155) Al respecto dice Oliver que el romanticismo "se caracterizó así por su amor a la Historia, por cultivar las leyendas y tradiciones vivas en el alma popular y por su apego al cristianismo, repeliendo al paganismo grecolatino y al Iluminismo en boga. Fue un retorno a las raíces medioevales de la nacionalidad, a sus baladas, leyendas, sagas, a los viejos romances, de ahí su nombre, glorificando a las Cruzadas y al arte gótico y exaltando las creencias y cualidades innatas del pueblo, en primer lugar el amor a la tierra o heroísmo patrio" (OLIVER, Juan Pablo, El verdadero Alberdi (Buenos Aires, 1977), pág. 64).

(155 bis) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº VIII, pág. 430.

(156) ALBERDI, Juan Bautista, Fragmento preliminar al estudio del derecho en "Obras Completas" (Buenos Aires, 1886) tº I, págs. 125 y 116. Escribe Oliver: "los jóvenes del 37, en cambio, renegaron de todo cuanto caracteriza a un verdadero romanticismo: renegaron de la tradición nacional al punto de prohijar el abandono de la lengua propia para adaptarla a la francesa... Hicieron escarnio del pasado secular al que debían su ser, motejándolo según la "leyenda negra" de los enciclopedistas del XVIII; renegaron del catolicismo tradicional para alentar, Echeverría en primer termino, un difuso "neocristianismo del porvenir" de algunos divagadores franceses; cultivaron y exageraron un racionalismo liberal y dogmático, antítesis de un romanticismo veraz; condenaron los sentimientos e idiosincrasia del pueblo al que calificaron de "bárbaro", según lo hacían los franceses respecto a los pueblos en tren de conquista colonial; despreciaron las expresiones de tipo popular a las que calificaron de "guasas", cuando cualquier romance de tierra adentro o cielito contiene mas belleza que los tres farragosos volúmenes de poesías de don Esteban, imposibles de soportar" (OLIVER, Juan Pablo, op. cit., págs. 66/7).

(157) Echeverría subió un escalón más: cantó las glorias de la agresión:

"¡Nobles hijos de Francia! Llegó para vosotros

El día grande y bello de rehabilitación,

El día que esperabais, a fin que viese el mundo

Brillar puro en el Plata vuestro Inmortal blasón.

Caiga la Infamia, caiga, sobre los que villanos

Pusieron en problemas el pundonor francés;

Sobre los que debiendo por él sacrificarse

Cobardes lo arrojaron de un tirano a los pies.

El símbolo más alto lleváis de la victoria

El que flameó en Marengo, Jemmapes y Austerlitz,

Y os cubre con sus alas el águila que un lustro

se paseó por Europa vencedora y feliz".

(ECHEVERRÍA, Esteban, A la legión francesa en "Obras completas", tº III, págs. 229/30).

(158) GUTIÉRREZ, Juan María, Noticias biográficas sobre don Esteban Echeverría en ECHEVERRÍA, Esteban, Obras completas (Buenos Aires, 1973), tº V, págs. III a V.

(159) PALCOS, Alberto, Echeverría y la democracia argentina (Buenos Aires. 1941), pág. 16.

(160) Cfr. GUTIÉRREZ. Juan María, op. cit., págs. V y XXIV; FURLONG, Guillermo, Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata (Buenos Aires, 1947), págs. 569 y sigs.; INGENIEROS, José, La evolución de las ideas argentinas en "Obras Completas" (Buenos Aires. 1037), tº XVI, págs. 245/6; NOROA ZUMARRAGA, Horacio J., Las sociedades porteñas y su acción revolucionarla (Buenos Aires, 1939), págs. 141/5.

(161) ECHEVERRÍA, Esteban, Argument que j’ai posé á un spiritualiste partisan outré des doctrines de Laromiguiére, en "Obras completas", tº V, pág. 421.

(162) Ibídem. pág. 420.

(163) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista (Buenos Aires, 1907), pág. 24.

(164) ECHEVERRÍA. Esteban, Manual de enseñanza moral en "Obras completas", tº V, pág. 308.

(165) ESTRADA, José Manuel, La política liberal bajo la tiranía de Rosas (Buenos Aires, 1942), pág. 61.

(166) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista, pág. 39.

(167) ROMERO CARRANZA, Ambrosio, Félix Frías y las ideas sociales del núcleo Intelectual del treinta y siete, en "Criterio" (Buenos Aires, 8 de Julio de 1954), pág. 494.

(168) Ibídem, págs. 495/6.

(169) ECHEVERRÍA, Esteban, Exposiciones hechas en el seno de la Asociación de Mayo en "Obras completas", tº V, págs. 364/6.

(170) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista, págs. 45/6.

(171) Ibídem, pág. 46.

(172) ECHEVERRÍA, Esteban, Cartas a don Pedro de Angelis en "Obras Completas", tº IV, pág. 290.

(173) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista, pág. 52.

(174) ECHEVERRÍA, Esteban, Cartas a don Pedro de Angelis, págs. 312/3.

(175) ECHEVERRÍA, Esteban, Exposiciones hechas en el seno de la Asociación de Mayo en "Obras completas", tº V, pág. 367.

(176) ECHEVERRÍA, Esteban. Dogma Socialista, pág. 36.

(177) Ibídem, pág. 37.

(178) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras Completas", tº IV, pág. 163.

(179) Ibídem, pág. 159.

(180) Ibídem, pág. 161.

(181) ECHEVERRÍA, Esteban, La Cautiva - El matadero (Buenos Aires. 1940), pág. 72.

(182) ECHEVERRÍA, Esteban, Antecedentes y primeros pasos de la Revolución de Mayo en "Obras completas", tº V, pág. 244.

(183) Ibídem, pág. 246.

(184) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista (Buenos Aires. 1907). pág. 46.

(185) ECHEVERRÍA, Esteban. Cartas a don Pedro de Angelis, pág. 302.

(186) Ibídem, pág. 303.

(187) Ibídem, pág. 304.

(188) ECHEVERRÍA. Esteban, Dogma Socialista, pág. 46.

(189) Ibídem,

(190) ECHEVERRÍA, Esteban, Cartas a don Pedro de Angelis. pág. 302.

(191) ECHEVERRÍA, Esteban, La Cautiva - El matadero, pág. 70.

(192) ECHEVERRÍA, Esteban, Manual de enseñanza moral en "Obras Completas", tº IV, pág. 334.

(193) ECHEVERRÍA, Esteban, Antecedentes y primeros pasos de la Revolución de Mayo, en "Obras Completas", tº V, pág. 244.

(194) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista, pág. 21.

(195) Ibídem, pág. 22.

(196) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras completas", tº IV, pág. 192.

(197) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista (Buenos Aires, 1907), pág. 44.

(198) ECHEVERRÍA, Esteban, Manual de enseñanza moral en "Obras completas", tº IV, pág. 388.

(199) SIERRA, Vicente D., Las doctrinas sociológicas de Echeverría en "Revista de Filosofía" (Buenos Aires, septbre. de 1915), año I, no V, pág. 259.

(200) PALCOS, Alberto, op. cit., pág. 65.

(201) SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos, Historia Institucional argentina (Buenos Aires, 1948), págs. 17 y 210.

(202) BARREIRO, José P., El espíritu de Mayo y el revisionismo histórico (Buenos Aires, 1951), pág. 125.

(203) BRAVO, Mario, Organización, programa y desarrollo del Partido Socialista en la Argentina en "Revista Argentina de Cs. Polit." (Bs. As., mayo 1915), pág. 119.

(204) PALACIOS, Alfredo L., Esteban Echeverría, albacea del pensamiento de Mayo (Buenos Aires, 1951), págs. 679 y 710.

(205) ALBERDI, Juan Bautista, Don Esteban Echeverría en ECHEVERRÍA, Esteban, Obras completas, tº V, págs. XCI, XCII.

(206) INGENIEROS, José, Los sansimonianos argentinos en "Revista de Filosofía" (Buenos Aires, sepbre. de 1915), año I, no V, pág. 283.

(207) PALCOS, Alberto, op. cit., pág. 61.

(208) Ibídem, pág. 144.

(209) ROJAS, Ricardo, Historia de la literatura argentina. Los proscriptos (Buenos Aires, 1948), tº I, pág. 230.

(210) GIDE, Carlos y RIST, Carlos, Historia de las doctrinas económicas (Madrid, s/f.), pág. 333.

(211) ECHEVERRÍA, Esteban, Pensamientos en "Obras completas", tº V, pág. 44.

(212) ECHEVERRÍA, Esteban, Introducción al "Dogma", en "Obras completas", tº V, pág. 445.

(213) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras completas", tº IV. pág. 126.

(214) ECHEVERRÍA. Esteban, Manual de enseñanza moral en "Obras completas", tº IV, pág. 334.

(215) ECHEVERRÍA, Esteban, Ojeada retrospectiva sobre el movimiento intelectual en el Plata desde el año 37 en "Obras completas", tº IV, pág. 47.

(216) Ibídem.

(217) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista (Buenos Aires, 1907). pág. 38.

(218) ECHEVERRÍA, Esteban, Antecedentes y primeros pasos de la Revolución de Mayo en "Obras completas", tº V, págs. 244/5.

(219) Ibídem, pág. 243.

(220) Ibídem, págs. 244/5.

(221) Ibídem.

(222) Ibídem, pág. 246.

(223) Ibídem.

(224) Ibídem, pág. 248.

(225) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras completas", tº IV. pág. 159.

(226) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista (Bs. Aires, 1907), pág. 38.

(227) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras completas". tº IV, pág. 161.

(228) ECHEVERRÍA, Esteban, Antecedentes y primeros pasos de la Revolución de Mayo en "Obras completas", tº V, pág. 246.

(229) ECHEVERRÍA, Esteban, Ojeada retrospectiva, etc., en "Obras completas", tº IV, pág. 97.

(230) Ibídem, pág. 106.

(231) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista en "Obras completas", tº IV, pág. 166.

(232) ECHEVERRÍA, Esteban, Ojeada retrospectiva, etc., en "Obras completas", tº V, pág. 106.

(233) ECHEVERRÍA, Esteban, Revolución de febrero en Francia en "Obras completas", tº IV, pág. 433.

(234) ROMERO, José Luis, Las ideas políticas en Argentina (México, 1946), pág. 135.

(235) PALACIOS, Alfredo L., op. cit., pág. 415.

(236) ECHEVERRÍA, Esteban, Ojeada retrospectiva, etc., en "Obras completas", tº IV, pág. 75.

(237) Ibídem, pág. 7.

(238) ECHEVERRÍA. Esteban. Mayo y la enseñanza popular en el Plata en "Obras completas", tº IV, pág. 211.

(239) Ibídem, pág. 213.

(240) ECHEVERRÍA, Esteban. Cartas a don Pedro de Angelis en "Obras completas", tº IV, pág. 287.

(241) Ibídem, pág. 302.

(242) ECHEVERRÍA, Esteban. Pensamientos en "Obras completas", tº V, págs. 438/9.

(243) ECHEVERRÍA, Esteban, Carta a Urquiza del 19 de septiembre de 1846, en PALCOS, Alberto, op. cit., pág. 204.

(244) ECHEVERRÍA. Esteban. Cartas a don Pedro de Angelis en "Obras completas". tº IV, págs. 310 y 287.

(245) INGENIEROS. José, op. cit., pág. 262.

(246) Ibídem, pág. 355.

(247) GROUSSAC, Paul, Esteban Echeverría, la Asociación de Mayo y el Dogma Socialista en Revista "La Biblioteca" (Buenos Aires. 1897) año II, tº IV. pág. 267.

(248) Cit. por SIERRA, Vicente O., Historia de las Ideas políticas en Argentina, pág. 421.

(249) ALBERDI, Juan Bautista, Fragmento preliminar al estudio del derecho en "Obras Completas" (Buenos Aires, 1886), tº I, págs. 112, 127, 117 y 131.

(250) ALBERDI, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina (Buenos Aires, 1948), págs. 137/0.

(251) Ibídem, pág. 51.

(252) Ibídem, pág. 238.

(253) Ibídem,   pág. 70.

(254) Ibídem.

(255) Hacia 1862 Alberdi publicó un trabajo titulado "La monarquía como mejor forma do gobierno en Sud América", cuyo título exime de comentarios. El rey para Argentina so obtendría con el apoyo de Napoleón III (Ver OLIVER, Juan Pablo, op. cit., págs. 499 y sigs.).

(256) Ibídem, págs. 69/70.

(257) Ibídem, pág. 94.

(258) Ibídem. págs. 94/5.

(259) Ibídem. pág. 78.

(260) Ibídem, pág. 92.

(261) Ibídem, pág. 40.

(262) Ibídem, pág. 73.

(263) Ibídem, pág. 17.

(264) Ibídem, pág. 59.

(265) Ibídem. págs. 56/7.

(266) Ibídem, pág. 101.

(267) Ibídem, pág. 57/8.

(268) Ibídem, págs. 51/2.

(269) Ibídem, pág. 59.

(270) Ibídem, pág. 49.

(271) Cit. por TAMAGNO, Roberto, Sarmiento, los liberales y el imperialismo inglés (Buenos Aires, 1963), pág. 134.

(272) SARMIENTO, Domingo F., Obras (Buenos Aires, 1899), tº XXIII, pág. 265.

(273) Ibídem, tº XXXVI, pág. 212.

(274) Ibídem, tº XLI, pág. 65.

(275) Ibídem, tº XXXII, pág. 392.

(276) Ibídem, tº IX, pág. 109.

(277) Ibídem, tº XL, pág. 93.

(278) Ibídem, tº XXXIII, pág. 334.

(279) Cit. por TAMAGNO, Roberto, op. cit., pág. 148.

(280) MITRE. Bartolomé, Archivo (Buenos Aires, 1911), tº IX, pág. 364.

(281) Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de las ideas políticas en Argentina (Buenos Aires, 1950), pág. 496.

(282) SARMIENTO. Domingo F., Comentarios de la Constitución de la Confederación Argentina en "Obras", tº VIII, pág. 36.

(283) Ibídem, tº XXVI. pág. 233.

(284) Ibídem, tº V. pág. 199.

(285) Ibídem, tº X, pág. 191.

(286) Ibídem, tº X, pág. 319.

(287) Ibídem, tº XLI, pág. 144.

(288) Cit. por TAMAGNO, Roberto, op. cit., pág. 339.

(289) ZUVIRÍA, José Mana, Sarmiento, (Buenos Aires 1889), págs. 267/8. Dice Zuviría: "No tenemos palabras bastante enérgicas para condenar el prurito de realizar grandes empréstitos sobre la riqueza del país y el sudor de sus futuras generaciones, sin que haya una necesidad imperiosa, urgente, Irresistible, como lo sea la defensa del honor nacional u otros sucesos de naturaleza Inesperada y que envolviesen realmente un peligro serlo para la existencia y seguridad de la Nación" (pág. 266).

(290) SARMIENTO, Domingo F., Obras, tº XXVIII, pág. 141.

(291) Ibídem, tº V, pág. 191.

(292) Ibídem, tº XXX, pág. 361.

(293) Ibídem, tº XXX, pág. 16.

(294) Ibídem, tº XXXII, pág. 98.

(295) Carta a Miss Mann en TAMAGNO, Roberto, op. cit., pág. 119.

(296) SARMIENTO, Domingo F., Obras, tº XXX, pág. 19.

(297) Ibídem, tº I, pág. 233.

(298) Ibídem, tº XXI, pág. 348.

(299) Ibídem, tº II, pág. 220.

(300) Cit. por DE PAOLI, Pedro, Sarmiento (Buenos Aires, 1964), pág. 80.

(301) SUÁREZ, Matías E., Sarmiento, ese desconocido (Buenos Aires, 1964), pág. 267.

(302) GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento (Buenos Aires. 1952), págs. 110/1.

(303) SARMIENTO, Domingo F., Facundo (Buenos Aires, 1952), pág. 18.

(304) DE PAOLI. Pedro, op. cit., págs. 83/5.

(305) IRAZUSTA, Julio, Estudios histórico-políticos, pág. 266. El propio Alberdi parece en 1848 inclinado a barruntar la vigencia de este "derecho político no escrito", pues obsérvese lo que escribe en el diario "El Comercio" de Santiago de Chile, el 1° de julio de ese año: "Rosas ha triunfado... no se trata de renovar la guerra, no haremos voto por ello. Los destinos de la República Argentina dependen hoy de la mano de un hombre... Convoque Rosas una Asamblea Nacional o federal, no para que pierda el tiempo en pueriles y vanas disertaciones de derecho público, sino para que lo invista de la facultad de legislar, de proponer una Constitución o ley o regla general de gobierno, simple, sin grandes complicaciones, sacada de la experiencia práctica que él ha adquirido, de su modo de entender el gobierno que conviene al país, de su genio, de su talento, de su inspiración buena o mala, sabia o absurda..." (Cit. por OLIVER, Juan Pablo, op. cit. págs. 348/9).

(306) Al amparo de esa "paz octaviana" regresaron a la Patria numerosos emigrados, algunos de gravitación como Facundo Zuviría, Pedro Ferré, Tomás Godoy Cruz, Angel Vicente Peñaloza, Salustiano Zavalía, Rudecindo Alvarado, Martiniano Chilavert, Mariano Fragueiro, Nicolás Avellaneda, Tomás Iriarte, etc.

(307) ROSA, José María, Defensa y pérdida de nuestra Independencia económica, pág. 136.

(308) CUCCORESE, Horacio Juan y PANETTIERI, José, op. cit., pág. 360.

(309) Ver al respecto SALDIAS, Adolfo, op. cit., tº III, págs. 432.

(310) Cit. por IRAZUSTA, Julio, Urquiza y el pronunciamiento (Bs. As., 1952), págs. 103/4.

(311) Cit. por FONT EZCURRA. Ricardo. La unidad nacional (Bs. As., 1961). pág. 158.

(312) Cit. por ROSA. José María. La caída de Rosas (Madrid, 1958). pág. 342.

(313) IRAZUSTA. Julio, op. cit., pág. 61.

(314) Ver al respecto BOSCH, Beatriz, Urquiza y su tiempo (Bs. As., 1971); MACCHI, Manuel, Urquiza el saladerista (Bs. As., 1971).

(314 bis) Busaniche, en cambio, honrado a carta cabal, habla refiriéndose al entrerriano: "de su culto extremo por la riqueza" (0p. cit., pág. 630). Y Sierra, cosa no desmentida por nadie, consideraba que fue el hombre más rico de la República hacia 1851 (Historia de la Argentina, tº IX, pág. 475). El ministro inglés Southern lo califica de rapaz, avaro e insaciable (Ibídem, pág. 625), y Gore, otro diplomático inglés, hace mención del oro que le costó al Imperio el pronunciamiento de Urquiza, cosa que confirma Sarmiento (Ibídem. pág.626).

(315) Rosas había renunciado a la gobernación de Buenos Aires, y consecuentemente, al Encargo de las Relaciones Exteriores, alegando agotamiento.

(316) Ya Saldías había hecho notar esta infracción (Op. cit. tºIII, pág. 398).

(317) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº X, pág. 553. En realidad, según Quesada, a los tratados de Urquiza con Brasil de 1851, y agregamos nosotros, al de 1857; a la aprobación de Urquiza del tratado de Montevideo y el imperio del 12-X-51 que Quesada disimula, y al tratado de Juárez Celman de 1889 según se verá, debemos la pérdida de un territorio similar en superficie a la Mesopotamia, pues va desde el río Arapey en el actual Uruguay hasta el río Iguazú (QUESADA, Vicente G. Historia diplomática Latinoamericana. Bs. As. 1919, tº II).

(318) CHÁVEZ. Julio César. El presidente López (Bs. As., 1968), págs. 172 y sigs.

(319) No está nada claro el gasto de los 400.000 patacones, suma enorme, por parte de Urquiza en las campañas contra Oribe y contra Rosas. Sobre esto, Beatriz Bosch nada dice (ver IRAZUSTA, JULIO. Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia, tº VII (Bs. As., 1970), pág. 301).

(319 bis) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 428.

(320) Cit. por ROSA, José María, Historia Argentina, tº VI. págs. 68/9. Rosa agrega otros testimonios documentales al respecto tomados de la obra de Ramón Cárcano: "Del sitio de Buenos Aires a los campos de Cepeda", págs. 133/35.

(321) Las notas en SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº X, pág. 117.

(322) Ibídem.

(323) SARMIENTO, Domingo F., Obras, tº XV, pág. 251.

(324) LONGHI, Luis R., Génesis del Derecho Constitucional e Historia Constitucional Argentina (Bs. As. 1946), págs. 532/3 y 541/3.

(325) Ibídem, pág.543.(326) RAVIGNANI, Emilio, Asambleas Constituyentes Argentinas (Buenos Aires, 1939), tº IV, pág. 468.

(327) Ibídem, págs. 470/74.

(328) SAN MARTÍN - Su correspondencia (1823-1830), Ed. Assandri (Córdoba, 1950), pág. 42.

(329) RAVIGNANI, Emilio, op. cit., tº IV, Pág. 469.(330) Ibídem, pág. 479.

(331) Ibídem.

(332) Ibídem., pág. 480.

(333) Ibídem., pág. 483.

(334) Ibídem., pág. 484.

(335) Ibídem.

(336) Ibídem, pág. 486.

(337) ROSA, José María, Nos los representantes del pueblo (Buenos Aires, 1955), pág. 328.

(338) RAVIGNANI, Emilio, op. cit. tº IV, pág. 489.

(339) Ibídem, pág. 491.

(340) Ibídem, págs. 491 y sigs.

(341) Ibídem, págs. 503 y sigs.

(342) Ibídem, págs. 507 y sigs.

(343) Ibídem, págs. 514.

(344) Ibídem, pág. 515.

(345) Ibídem, págs. 518/9.

(346) Ibídem, págs. 519/22.

(347) Ibídem, págs. 525/6.

(348) Ibídem, págs. 528/9.

(349) Ibídem, págs. 530/1.

(350) Ibídem, págs. 352/3.

(351) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº X, pág. 169.

(352) ALBERDI, Juan Bautista, Bases..., págs. 42/3.

(353) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, tº X, pág. 171.

(354) TAGLE ACHAVAL, Carlos, Derecho Constitucional, t° II, 2a. parte (Bs As, 1978), págs. 298 y sigs.

(355) LÓPEZ ROSAS, Rafael, op. cit., pág. 570.

(356) Ibídem.

(357) ALBERDI, Juan Bautista, Bases...., pág. 167.

(358) ROSA, José María, Nos los representantes del pueblo, págs.340 y sigs.

(358 bis) Lafont expresa: "La comisión redactora de Santa Fe eligió como principal modelo de su carta federal a la unitaria de 1826, la cual no era sino un perfeccionamiento de la de 1819" (LAFONT, Julio B., Historia de la Constitución Argentina (Bs. As., 1953), t° II, pág. 223).

(359) LONGHI, Luis R., op. cit., pág. 543.

(360) ROSA, José María, Nos los representantes del pueblo, pág. 339.

(361) RAVIGNANI, Emilio, op. cit., t° IV, págs. 468 y 479.

(362) LÓPEZ ROSAS, Rafael, op. cit., págs.572/4.

(363) ROSA, José María, Nos los representantes del pueblo, pág.346.

(364) Ibídem, págs.345/8.

(365) LONGHI, Luis R., op. cit,,págs. 544/5.

(366) ALBERDI, Juan Bautista, Bases..., pág.23.

(367) Ibídem, pág. 109.

(368) LONGHI, Luis R. op. cit., pág. 547.

(369) ROSA, José María, Historia Argentina, t° VI, pág. 107.

(370) LONGHI, Luis R.,op. cit., pág. 547.

(371) Ibídem, págs.547/8.

(372) Ibídem, pág. 548.

(373) OLIVER, Juan Pablo, op. cit., pág. 391.

(374) Dijo Mitre en la Sala de Representantes de la provincia rebelada: “Veo que a pesar de las protestas que se hacen en favor de la nacionalidad argentina, veo que a pesar de invocarse a la razón para que guíe nuestros pasos, y a pesar de que se repudian las inspiraciones de la pasión y se procura hablar con alta serenidad de espíritu, los principios de disolución ganan terreno”(CÁRCANO, Ramón J., Del sitio de Bs. As. al campo de Cepeda (Bs. As., 1921), pág.257). La constitución de Buenos Aires de 1854 fue dictada por su legislatura, que se atribuyó a sí misma carácter de constituyente. El poder legislativo, que era bicameral, elegía al gobernador de la provincia, que duraba tres años. El poder judicial era independiente, y sus miembros inamovibles: estaba integrado por un tribunal superior y juzgados inferiores. Lafont comenta: “Varios artículos trataban del derecho de ciudadanía que Buenos Aires podía conceder, consagrando así la victoria del localismo. La libertad de cultos, afirmada sin trabas en la Constitución de la Nación, quedaba aquí reducida a una simple tolerancia; se aceptaba la esclavitud, proclamándose tan sólo la libertad de vientres. El exclusivismo de los localistas llegó a tanto que requerían, para ser gobernador, el haber nacido en el Estado, costándole no pocos esfuerzos a Mitre hacer que bastase el ser ciudadano argentino” (LAFONT, Julio B., op. cit., t° II, págs. 249/50).

(375) Entre diciembre de 1852 y julio de 1853, este ex-oficial rosista se levantó contra el gobernador Valentín Alsina y sitió a Buenos Aires. Recibió ayuda de Urquiza, enderezada a derrocar el gobierno porteño. Pero el dinero de éste sobornó al jefe de la escuadra de la Confederación, Juan Halsted Coe, que trataba de bloquear el puerto de Bs. As., lo que debilitó las posibilidades de Lagos, que hubo de levantar el sitio sumergida su sublevación en un fracaso.

(376) Desde “El Nacional” espetaba el sanjuanino: “Han muerto, o han sido fusilados, en el acto de ser aprendidos, Bustos, Costas, Olmos (si no lo está, lo estará, voto al chápiro). Trofeos, la espada de Costa, ruin y mohosa. El carnaval ha principiado... Se acabó la mazorca” (trascripto por VICTORICA, Julio, Urquiza y Mitre (Bs. As., 1918), pág. 128).

(377) D'AMICO, Carlos, Buenos Aires. Sus hombres, su política (1860-1890) (Bs. As., 1952), págs.75/6.

(378) GONZÁLEZ CALDERÓN, Juan A., El general Urquiza y la Organización Nacional (Bs. As., 1940), pág. 3 71.

(379) SIERRA, Vicente D., Historia de las ideas políticas en la Argentina (Bs. As., 1950), pág. 497.

(380) Lo cuenta Sarmiento. Ver al respecto cita n° 281 de este trabajo en el capítulo V.

(381) Cfr. GONDRA, Luis Roque, Historia económica de la República Argentina (Bs. As., 1943), pág. 364; y HANSEN, Emilio, La moneda argentina (Bs. As., 1916), pág. 353.

(382) ALVAREZ, Juan, Guerra económica entre la Confederación y Buenos Aires en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia de la Nación Argentina (Bs. As., 1946), t° VIII, págs. 174/5.

(383) TÉRRY, José A., Contribución a la Historia financiera de la República Argentina (Bs. As., 1910), pág. 17.

(384) A pesar de su fracaso, el ministro de hacienda de Urquiza, Mariano Fragueiro, fue uno de los pocos hombres que en su época creía en la capacidad nacional para autofínanciarse su propio desarrollo “Un cordobés ilustrado, que leía los economistas ingleses a libro abierto, Mariano Fragueiro, escribió una obra inspirada en la dictadura de Rosas, en la que se halla esta idea genial: que cuando un negocio está bien calculado, el capital está en la empresa que plantea, y no fuera de ella. Me refiero a la “Organización del crédito”, cuya verdad pudimos apreciar los que asistimos a la acumulación de riquezas surgidas, por así decir, de la nada, en YPF y en el frigorífico Gualeguaychú” (IRAZUSTA, Julio, Balance de siglo y medio (Bs. As., 1966), pág. 38).

(385) Ver BESUCHET, Lidia, Mauá y su época (Bs. As., 1940), págs. 113 y sigs.

(386) HANSEN, Emilio, op. cit., pág. 359.

(387) ÁLVAREZ, Juan, op. cit., pág.182.

(388) TERRY, José A., op. cit., pág. l7.

(389) Cit. por BUSANICHE, José Luis, Historia Argentina, pág.672.

(390) Cfr GONZÁLEZ ARRILLI, Bernardo, Sesenta años de República (Bs. As., 1945)... y 52/3; TERRY, José A; op. cit., pág. l7; ALVAREZ, Juan A, op. cit., págs.188/91; PÉREZ COLMAN, César B., Presidencia, del general Urquiza en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia de la Nación Argentina, t° VIII, pág. 436.

(391) FERNS, H. S., Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX (Bs. As., 1968), pág.320.

(392) Ver al respecto el trabajo del recordado historiador rosarino Osear Luis Ensinck, “El puerto de Rosario y los derechos diferenciales” (Rosario, 1972).

(393) HANSEN, Emilio, op. cit., págs. 360/2.

(394) En PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 451.

(395) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Historia de los ferrocarriles argentinos (Bs. As., 1964), pág. 25 y sigs.

(396) BUSANICHE, José Luis, op. cit., pág. 672.

(397) Ibídem, págs.671/2. Este tratado no fue ratificado por el Congreso, pero le sirvió como antecedente a Brasil para ser exhibido al arbitro Cleveland, presidente norteamericano.

(398) CHAVES, Julio César, op. cit., pág. 239.

(399) PEREYRA, Carlos, Francisco Solano López y la guerra del Paraguay (Bs. As., 1945), pág. 19.

(400) SILVA, Carlos Alberto, La política internacional de la Nación Argentina (Bs. As., 1946), págs. 786/7,

(401) Ibídem, págs. 24/7.

(402) MAYER, Jorge M., Alberdi y su tiempo (Bs. As., 1963), págs. 590/2.

(403) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, op. cit., pág.95.

(404) Respecto a la lucha diplomática entablada entre ambos personajes, ver MAYER, Jorge M., op. cit., págs.497/595, esto es, Cap. XI.

(405) MORENO QUINTANA, Lucio M., Política internacional de la República Argentina (Bs. As., 1948), págs. 37/8.

(406) CÁRCANO, Ramón J., Urquiza y Alberdi. Intimidades de una política (Bs. As., 1938), págs.237/8.

(407) Cfr. PÉREZ COLMAN, César B., op. cit., pág. 416; y RUIZ MORENO, Martín, La organización nacional (Rosario, 1908), t° III, págs.243 y sigs.

(408) HERAS, Carlos y BARBA, Enrique M., Relaciones entre la Confederación el Estado de Buenos Aires: en ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA, Historia de la Nación Argentina (Bs. As., 1946), t° VIII, págs. 363 y sigs. Rosa afirma que era Derqui quien atizaba las desavenencias, puesto que del Carril esperaba obtener apoyo de los liberales porteños (ROSA, José María, Historia Argentina, t° VI, pág. 250 y sigs.).

(409) TABOADA, Gaspar, Los Taboada (Bs. As., 1929), III, pág. 288.

(410) CARCANO, Ramón J., op. cit., pág. 238.

(411) VERA y GONZÁLEZ E., Historia de la República Argentina (Bs. As., 1926), t° III, pág.74.

(412) GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento (Bs. As., 1945), págs.330/1.

(413) Vera y González explica: “Con la máquina electoral perfectamente montada y contando, sobre todo en la ciudad, con los jueces de paz y alcaldes, los antiguos pandilleros triunfaron completamente” (VERA Y GONZÁLEZ E., op. cit., t° III, pág. 92).

(414) “Un solo dato será suficiente para poner en evidencia las intenciones de que estaban animados los convencionales de la mayoría, por lo que se refiere al pronto cumplimiento de su misión: para resolver si debía o no aprobarse el acta del coronel Paunero, invirtieron casi un mes” (Ibídem, pág. 93).

(415) RIVAROLA, Rodolfo, Del pacto del 11 de noviembre de 1859 a la Constitución Nacional del 1° de octubre de 1860, en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, op. cit., págs 496/7.

(416) ROSA, José María, Historia Argentina, t° VI, pág.290.

(417) RAVIGNANI, Emilio, op. cit., tº IV, pág. 791.

(418) Ibídem, pág. 769.

(419) Ibídem, pág. 770/2. Si la Constitución de Estados Unidos hizo la felicidad de un inmenso continente, en el decir de Velez Sársfield, y tiene autoridad en el mundo entero, según la Comisión, fue porque, como expresa Castellani, “ella ha sido redactada calcándola sobre las instituciones, costumbres, idiosincrasia, estado religioso y filosofía de los desgarrados vecinos del Norte, de modo a hacer de ella una herramienta de avance y conquista, y no un par de grilletes” (CASTELLANI, Leonardo.¿Como pudiera haber sido la Constitución? en revista “Dinámica Social”, octubre 1955, n° 62, pág. 5)

(420) VERA Y GONZÁLEZ, op. cit., t° III, págs.94/6. Sierra expresa al respecto: “Siete años de separación, matizados con guerras internas, había mantenido a Buenos Aires para arribar, como en el legendario “Parto de los montes”, a que no había ninguna causa esencial que, por sí misma bastara para justificar la negativa de Buenos Aires para integrar la unidad nacional” (SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° X, pág. 427). A su vez, Galletti expone: “dicho esto, podemos adelantar también un juicio; que las reformas de 1860 no fueron de fondo; algunas de ellas constituyeron meros retoques, otras subterfugios para que Buenos Aires adquiriera su predominio una vez más”. Y con relación al debate producido en el seno de la Convención provincial hace este juicio: “En rigor de verdad, como ha sucedido con el excesivo “parlamentarismo”, el debate abarcaba mucho más de lo necesario y se desviaba de su justa medida. Y las reformas, en verdad, si las comparamos con los largos diálogos, que en ocasiones se transformaban en soliloquios, fueron un poco el “parto de montes”. No es que neguemos la importancia de algunas de las reformas sugeridas o propuestas, pero si podemos afirmar que la mayoría fueron de detalle, y en ocasiones, implicaron cierta desarticulación con las líneas, bastante coherentes, de la Constitución de 1853” (GALLETTI, Alfredo, op. cit., t° II, págs. 556/7).

(421) Cit. por PAEZ DE LA TORRE, Carlos (h), El derrumbe de la Confederación 1855-1862 en Colección “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1977), págs. 187/8.

(422) Alberdi le sugirió en carta a Urquiza del 6 de mayo de 1859, como paso previo, la elección de un presidente maleable dispuesto a hacer reformar la Constitución que permitiría ahora la reelección presidencial. A renglón seguido se elegiría nuevo presidente a Urquiza “por doce años más, llamado por todos los prestigios de la gloria y la legalidad”. (En CÁRCANO, Ramón J., op. cit., págs. 527 y sigs.).

(423) CORONADO, Juan, Los misterios de San José (Bs. As., 1871) t° I, pág. 110.

(424) LAZCANO, Martín V., Las sociedades secretas, políticas y masónicas en Buenos Aires (Bs. As., 1927), t° II, pág. 355.

(425) MITRE, Bartolomé, Archivo (Bs. As., 1911), t° VII, pág. 27.

(426) VICTORICA, Julio, Urquiza y Mitre (Bs. As., 1968), pág. 183.

(427) En MITRE, Bartolomé, Archivo, t° VII, pág. 190.

(428) Cit. por SCOBIE, James R., La lucha por la consolidación de la nacionalidad argentina 1852-1862 (Bs. As., 1964), pág. 339.

(429) El gobernador delegado. Pastor Obligado, le escribía a Mitre el 17 de julio de 1861: “Mármol salió ayer (para Brasil)... Sus instrucciones fueron limitadas en lo concerniente al caso de independencia absoluta, suprimiéndosele esa parte que creímos inconveniente que fuese escrita, dejándolo a su prudencia tácitamente, que hiciera alguna indicación sobre el particular... El Dr. Torres saldrá hoy para el Paraguay... Lleva instrucciones análogas a las de Mármol... Pico saldrá mañana o pasado para Montevideo” (En MITRE, Bartolomé, Archivo, t° VIII, págs. 101/2). González Calderón, al comentar esta nota de Pastor Obligado, manifiesta: “Yo no exageraba, pues, al decir más arriba que la situación en que habían colocado a Buenos Aires los errores de los hombres que la dirigían ocasionaba peligros inminentes para la integridad nacional, que más de una vez estuvieron: a punto de hacer pedazos con tal de salvar su exclusivismo político”(GONZALEZ CALDERÓN, Juan A., Historia de la organización constitucional (Bs. As., 1930), pág. 291).

(430) Cit. por ROSA, José María, op. cit., t° VI, pág. 375.

(431) MITRE, Bartolomé, Archivo, t° IX, págs. 360/3.

(432) Cfr. BOSCH, Beatriz, op. cit., pág.572; y ROSA, José María, op. cit., págs. 408/9.

(433) MITRE, Bartolomé, Archivo, t° IX, págs. 277/8.

(434) Esto después de espetar: “Sandes ha marchado a San Luis. Si Sandes va déjenlo ir. Si mata gente, cállense la boca” (MUSEO MITRE, Sarmiento-Mitre. Correspondencia. 1846-1868 (Bs. As., 1911) Cit. por BUSANICHE, José Luis, op. cit., pág. 727).

(434 bis) Acota en carta al gobierno de París el diplomático francés M. Mallefer, el 29 de enero de 1862: “Dos móviles empujaban a Urquiza: el deseo de hacer como hace dos años su paz personal con Buenos Aires, y la idea fija de salvar su fortuna, aunque fuera a expensas de su grandeza y de su papel histórico” (Cit. por SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° X, pág. 594).

(435) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 474.

(436) Fue lo que le espetó a Mitre, Juan Carlos Gómez en la polémica de 1869: “¿No sabia Ud. de antemano, Ud. hombre político, Ud. conocedor de la historia sudamericana, que la separación absoluta de Buenos Aires, que la disolución definitiva de la nacionalidad, era el desiderátum tradicional de la política brasileña?” (Cit. por ROSA, José María, op. cit., pág. 349).

(437) MITRE, Bartolomé. Archivo, t° XII, págs. 127/8.

(438) Ibídem, t° X, págs. 21/2 y 29/30. Cartas de Mitre a su gabinete.

(439) Cit. por ROSA, José María, op. cit., pág. 421.

(440) MATIENZO, J. El gobierno representativo federal en la Rep. Arg. (Madrid, 1917) pág. 130.

(441) MITRE, Bartolomé, Archivo, t° XII, pág. 95.

(442) PAZ, Marcos, Archivo (La Plata, 1961), t° II, cit. por CHAVEZ, Fermín, Vida del Chacho, pág. 65.

(443) HERNÁNDEZ, José, Vida del Chacho y otros escritos en prosa (Bs. As., 1967), pág. 12.

(444) Cit. por PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 472.

(445) Cit. por VEGA DÍAZ, Dardo de la. Mitre y el Chacho (La Rioja, 1939) cit. por CHAVEZ, Fermin, op. cit., pág. 64.

(446) VEGA DÍAZ, Dardo de la, op. cit, por CHAVEZ, Fermin, op. cit, pág. 64. El mismo Enrique de Gandía expone: “El coronel Sánchez fusilaba sin razón a la mayor parte de los prisioneros. El coronel uruguayo Iseas, encargado también de pacificar las provincias, cuando recibió la orden del general Paunero de no matar prisioneros, les hizo arrancar la piel de los pies para que no pudiesen huir” (GANDÍA, Enrique de, Historia de la República Argentina (Bs. As., 1949), pág. 734.                 

(447) VICTORICA, Julio, Urquiza y Mitre (Bs. As., 1968), pág. 206.

(448) GALVEZ, Manuel, op. cit., pág. 260.

(449) En BUSANICHE, José Luis, op. cit., pág. 764.

(450) SOMMARIVA, Luis H., Historia de las intervenciones federales en las provincias (Bs. As., 1929), t° I, págs. 264/5.

(451) RAV1GNANI, Emilio, op. cit., t° V, págs. 222/3.

(452) Ibídem, págs.378/9.

(453) Rosario tenía entonces 12.000 habitantes.

(454) RAVIGNANI, Emilio, op. cit., t° V, págs. 907/13.

(455) Ibídem, págs. 1087/8.

(456) Ibídem, págs. 1142/3.

(457) Ibídem, págs. 1149/56.

(458) Ibídem, págs. 1165/8.

(459) Cit. por MUSSO, Adalberto A.C., Villa María y la cuestión capital (Sta. Fe, 1970), pág. 212.

(460) RAVIGNANI, Emilio, op. cit., t° V, págs. 1171/3.

(461) Ibídem, págs. 1174/9.

(462) Ibídem, pág. 1242.

(463) Ibídem, pág. 1268.

(464) Ibídem, pág. 1322/3

(465) SCENNA, Miguel Ángel, Orígenes de la guerra del Paraguay en “Todo es historia”, septiembre de 1978, n° 136, págs. 9/10.

(466) Respecto a los técnicos ingleses en Paraguay ver CHAVES, Julio César, El presidente López-Vída y gobierno de don Carios (Bs. As., 1968), págs. 324/5.

(467) SCENNA, Miguel Ángel, op. cit., en “Todo es historia”, octubre de 1978, n° 137, pág. 89.

(468) Ibídem, pág. 90.

(468 bis) Expresa Tjarks: “Desde un principio los liberales argentinos apoyaron por todos los medios al general Flores en su lucha contra el gobierno blanco de Montevideo”. Gran responsable resultó nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Rufino de Elizalde, de quien Tjarks dice “fue el líder más destacado de los “halcones” argentinos” (TJARKS, Germán O.E., Nueva luz sobre el origen de la Triple Alianza en “Revista Histórica” del Instituto histórico de la Organización Nacional, año 1, nº 1 (Bs. As., octubre-diciembre, 1977), págs. 137, 139 y 147).

(469) SCENNA, Miguel Ángel, op. cit., pág. 20 del n° 136 de “Todo es historia”.

(470) Ibídem.

(470 bis) En TJARKS. Germán O.E., op. cit., págs. 141/2.

(471) “El general Urquiza, alarmado por las intenciones atribuidas a Mitre de utilizar el Estado Oriental, una vez triunfante Flores, para imponer el señorío de Buenos Aires en Entre Ríos, envió un mensajero hasta López para apoyar las gestiones de Lapido e insinuar que provocaría la separación absoluta de Buenos Aires, para resolver las provincias nuevamente bajo su mando, reconstruida la Confederación y de acuerdo con el Paraguay, todas la cuestiones del Río de la Plata” (CARDOZO, Efraín. El Imperio del Brasil y el Río de la Plata (Buenos Aires, 1961), pág. 108).

(472) El historiador brasileño Joaquín Nabuco reconoce: “Los brasileños residentes en el Uruguay debían correr la suerte de los propios orientales, o abstenerse de toda intervención en las facciones que siempre asolaron la campaña” (NABUCO, Joaquín, La guerra del Paraguay (Buenos Aires, 1977), pág. 32).

(473) Tal el caso de Efraim Cardozo en op. cit., pág.217. Y de Tjarks, op. cit., págs. 151, sigs. y 165.

(474) Cardozo entiende que la exigencia partió de Saraiva (Op. cit, pág. 234/5).

(475) Ver la obra de Efraim Cardozo (Op. cit., págs. 333/4).

(475 bis) PANDIA CALOGERAS, J. Formacao histórica do Brasil, cit. por ROSA, José María. op. cit., t° VII, pág. 117.

(476) Cárcano atribuye la morosidad de Francisco Solano López a varias causas: espera material de guerra de Europa, confía “concretar y organizar la insurrección de Corrientes y Entre Ríos, en cuyo empeño interviene personalmente” y “porque no teme la reacción inmediata del Imperio y conoce las dificultades del gobierno argentino” (CÁRCANO, Ramón J. Guerra del Paraguay (Buenos Aires, 1941), t° I, pág. 167).

(477) Mitre ya había negado a Brasil paso por territorio argentino para atacar a Paraguay.

(477 bis) Tjarks califica a este paso de López como “el mayor de los errores. Tal como comentara Warren 'cerró filas con los idiotas', en el momento en que su Congreso paraguayo, designado a dedo, aprobó la declaración de guerra a la argentina, que hasta entonces servia de tapón para evitar la confrontación directa con el Imperio” (TJARKS, op. cit, pág.161). La cita de Tjarks corresponde a WARREN, Harris, Paraguay An Informal History (Oklahoma, 1949), pág. 215/16.

(478) Ibídem, págs. 160 y sigs.

(479) El propio Saraiva, en carta de 1894 al historiador Joaquín Nabuco, afirmó que la Alianza se pactó en Puntas del Rosario (NABUCO, Joaquín, op. cit, pág. 50).

(480) Expresa Tjarks: “La más terrible hecatombe experimentada alguna vez por la América Latina: la guerra de la Triple alianza contra el Paraguay. El conflicto duraría más que la guerra de Secesión en los Estados Unidos y costaría casi un millón de bajas. Sólo en Paraguay, según varias estimaciones, había casi un millón de habitantes antes del conflicto. En 1870 los sobrevivientes de la guerra, del hambre y de la epidemia, se reducían a unos 220.000, de los que tan sólo 28.000 eran adultos”. (Op. cit., pág.135) Tjarks cita a FAGG, John Edwin, Latin América. A general history (New York, Toronto, Londres. 1969), 2a. edición, pág.442.

(481) Cit. por BUSANICHE, José Luis, op. cit., pág. 748.

(482) Cit. por PEREYRA, Carlos, Breve historia de América (Méjico, 1949), pág. 442.

(483) Cit. por GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento, pág. 319.

(484) Cit. por CHAVEZ, Fermín, Vida y muerte de López Jordán (Bs As, 1957), pág. 140.

(485) PEREYRA, Carlos, op. cit., pág. 443.

(486) Nabuco escribe: "Habida cuenta de la importancia capital que a esta cuestión atribuía Rio Branco, puede decirse que pocos diplomáticos habrán tenido motivos de tan legitimo orgullo por el triunfo obtenido como éste por haber salvado al Chaco para el Paraguay...Mas debe decirse, en verdad, que el vizconde de Rio Branco, nada habría conseguido sin dos circunstancias: El desinterés de la política argentina, que si en algunas ocasiones sufrió eclipses, manifestóse en la actitud de Varela, y después en las concesiones de Mitre..." (NABUCO, Joaquín, op. cit., pág. 317).

(487) Cárcano comenta: "El gobierno argentino no está preparado para considerar la cuestión de límites con Paraguay... Con el Imperio la situación es distinta. Está siempre preparado para defender territorios. Es la tarea de tres siglos a todos los rumbos. Por eso es tan inmenso. Supo extender sus fronteras con inquebrantable continuidad" (Op. cit., pág. 192).

(488) D'AMICO, Carlos, op. cit., págs. 106/7.   

(489) Ibídem, pág. 115.

(490) Alsina fue el gran caudillo popular porteño de la segunda mitad del siglo XIX, y también fue algo más: un hábil político que supo, desde la penumbra, manejar realmente el país desde 1868 hasta su muerte en 1877. No pudo ser presidente, pero eligió a los presidentes, a los ministros, a los senadores y a los gobernadores. Hombre de multitudes, de gesto fácil y vocabulario de pueblo, este hijo de un prócer unitario habría de continuar la línea de los grandes caudillos populares de Buenos Aires: Soler, Dorrego, Rosas...; era en sus maneras, en su coraje y en su viveza criolla el típico hombre de los arrabales de Buenos Aires; el “compadre” como le decían los mitristas... Era el “compadrito” porque supo hacerse intérprete del alma popular y sentía hondamente el espíritu de la argentinidad” (ROSA, José María, Don Bernardo de Irigoyen en “Revista del Instituto Juan Manuel de Rosas de Investigaciones Históricas” (Buenos Aires, 1951), mes de agosto, n° 15/16, págs. 72/3).

(491) Ibídem, pág. 73.

(492) Cit. por RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman (Buenos Aires, 1944), págs. 104/5.

(493) ROSA, José Maria, Historia Argentina, t° VII, pág. 51.

(494) ARMESTO, F., Mitristas y alsinistas (Buenos Aires, 1969), pág. 14.

(495) Había empujado las ruedas del carruaje de la hija de Rosas en las fiestas del 8 de octubre de 1851 con que se celebró la decisión del Dictador de continuar en el poder. Firmó con miembros del foro un obsecuente compromiso de adhesión. Luego de la caída de Rosas, fue propiciador de la ley que lo declaró reo de lesa patria y dispuso la confiscación de sus bienes (GRAS, Mario César, Rosas y Urquiza (Buenos Aires, 1948), págs. 363 y 124/5).

(496) DE PAOLI, Pedro. Los motivos del Martín Fierro en la vida de José Hernández (Buenos Aires, 1949), pág. 194. Ver también SOMMI, Luis V., Hipólito Yrigoyen - Su vida y su época (Buenos Aires, 1947), pág. 207.

(497) MITRE, Bartolomé, Archivo (Buenos Aires, 1911), t° I, págs. 27 y sigs.

(498) Ibídem.

(499) DEL CARRIL, Bonifacio, La combinación Urquiza-Alsina en las elecciones de 1868 (Buenos Aires, 1982), págs. 26/7.

(500) CONGRESO NACIONAL. Diario de sesiones de la Cámara de Diputados (Buenos Aires, 1866), t° II, pág. 663.

(501) MITRE. Bartolomé, Archivo, t° IX, pág. 361.

(502) PUIGGROS, Rodolfo, Historia económica del Río de la Plata (Buenos Aires, 1945), págs. 179/80.

(503) MORENO QUINTANA, Lucio M., Evolución histórica de la economía argentina en “Revista de Ciencias Económicas” (Buenos Aires, Junio de 1938), no 203, pág. 491.

(504) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Historia de los ferrocarriles argentinos (Buenos Aires, 1964), pág. 101. De los 30 millones de pesos oro que se Importaron en 1865, más de 3 millones eran bebidas y más de 5 millones comestibles. La Importación de artículos navales, de pinturería y ferretería, de uso indispensable, apenas superó los 3 millones, tanto como las bebidas. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Política británica en el Río de la Plata en “Hechos e Ideas” (Buenos Aires, marzo-abril de 1950), año X, t° XVIII, Nros. 72/3, pág. 338).

(505) TERRY, José A., op. cit., págs. 18/9.

(506) SCALABRINI ORT12, Raúl, Historia da los ferrocarriles argentinos, págs. 40/1.

(507) Ibídem, págs. 94/5.

(508) Ibídem, pág. 92.

(509) Ibídem, págs. 122/4.

(510) Ibídem, págs. 137/8.

(511) Ibídem, págs. 262/3.

(512) Ibídem, págs. 42/3.

(513) DE PAOLI, Pedro, op. cit., págs. 211 y sigs. Para dar una idea del grado que alcanzó la especulación, esta autor cita un dato de Jacinto Oddone que éste vierte en su libro “La burguesía terrateniente argentina”: en el año 1888, el señor Antonio Larrumbe vende al Estado nacional por $312.482, una fracción de campo que había comprado al propio Estado en 1858 por $1.348 (pág. 214).

(514) SOMMI, Luis V., Hipólito Yrigoyen, Su vida y su época (Buenos Aires, 1947), pág. 34.(515) CIt. por CHIANELLI, Trinidad Della, El gobierno del Puerto (1862-1868) en “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1975), pág. 130.

(516) Ibídem, págs. 135/6.

(517) SILVA, Carlos Alberto, La política internacional de la Nación Argentina (Buenos Aires, 1946), págs. 442/3.

(518) GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento (Buenos Aires, 1945), pág. 432.

(519) Ibídem, pág. 426.

(520) Ibídem.

(521) Ibídem. pág. 642.

(522) Ibídem. El carácter despótico del gobierno de Sarmiento, lo pone en claro él mismo en un discurso pronunciado con motivo de la inauguración del Ferrocarril del Este: “...mi gobierno ha sido un gobierno de fuerza, de represión; y según la teoría americana de que os hablaba antes, sería un excelente gobierno...” (Ibídem, pág. 510).

(523) Cfr. SIERRA, Vicente D., Historia de las ideas políticas en Argentina (Buenos Aires, 1950), págs. 524/6 y GALVEZ Manuel, op. cit., págs. 468/9.

(524) LÓPEZ, Santos, Introducción a HERNÁNDEZ, José, Vida del Chacho (Buenos Aires, 1947), pág. 97.

(525) GALVEZ, Manuel, op. cit., pág. 541.

(526) VICTORICA, Julio, op. cit., pág. 530.

(527) GALVEZ, Manuel, op. cit., págs. 433/6.

(528) Ibídem, pág. 440 y sigs.

(529) CHAVEZ, Fermín, Vida y muerte de López Jordán (Buenos Aires, 1957), págs. 190 y sigs. y GRAS, Mario César, op. cit., pág. 374.

(530) Ibídem, pág. 197.

(531) CHAVEZ, Fermín, op. cit., pág. 5.

(532) “Sarmiento acusa a López Jordán con el mismo énfasis con que pedía Southampton o la horca para Urquiza y la voracidad de las llamas de un pavoroso Incendio para Paraná. Sabiéndose familiarizado con la prédica del asesinato, quiere descargar su conciencia de toda responsabilidad” (VÁZQUEZ, Aníbal S., Caudillos entrerrianos (Rosario, 1940), t° II, pág. 108).

(533) Ibídem, pág. 197.

(534) Ibídem. págs. 163 y sigs.

(535) GALVEZ, Manuel, op. cit., pág. 472.

(536) En Arroyo Talita, acción que se libra días antes de la batalla de Don Gonzalo, según el parte de las tropas nacionales, mueren 250 federales y ningún soldado gubernista... (VÁZQUEZ, Aníbal S., op. cit., págs. 225 y sigs.)

(537) ROSA, José María, Historia Argentina, t° VII, pág. 299.

(538) VEDOYA, Juan Carlos, La magra cosecha 1868-1874 en “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1975), págs. 9 y sigs.

(539) Ibídem, pág. 16.

(540) GALVEZ, Manuel, Vida de Hipólito Yrigoyen (Buenos Aires. 1939), pág. 36.

(541) SOMMI, Luis V.. op. cit., pág. 59.

(542) Cfr. SOMMI, Luis V., op. cit., pág. 63; y GALVEZ, Manuel, op. cit., págs. 36/8.

(543) GUERRERO, Víctor, Alem. Historia de un caudillo (Buenos Aires, 1951), pág. 48.

(544) Ibídem, pág. 51.

(545) Escribe Zuviría: “Esa candidatura (la de Avellaneda), hija del pensamiento presidencial, producto de su tolerante complacencia, de su adhesión poderosa, de su eficaz auxilio... Fue el primero y más funesto ejemplo; el de mayor trascendencia; la más inmoral de las lecciones que podían darse a un pueblo... el modo de suprimir sin extorsión ni violencia, ni sangre, las simpatías intimas, la voluntad y el voto libre del pueblo argentino en la elección de sus presidentes” (ZUVIRÍA, José María, Sarmiento (Buenos Aires, 1889), pág. 136.

(546) GUERRERO. Víctor, op. cit., pág. 55.

(547) GONDRA, Luis Roque, Historia económica de la República Argentina (Buenos Aires, 1943), pág. 415; GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento, pág. 512; SOMMI, Luis V., op. cit., pág. 78.

(548) LUGONES, Leopoldo, Historia de Sarmiento (Buenos Aires, s/f.), pág. 267.

(549) Ibídem, pág. 269.

(550) TERRY, José A., op. cit., pág. 21.

(551) TERRY, José A., op. cit., pág. 20.

(552) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Política británica en el Río de la Plata, pág. 335.

(553) TERRY, José A., op. cit., pág. 21.

(554) SOMMI, Luis V., La Revolución del 90 (Buenos Aires, 1948), pág. 53.

(555) VEDOYA. Juan Carlos, op. cit., págs. 173 y sigs. “De esta manera, no sólo la deuda no puede Justificarse por inversiones en el activo, sino que la carencia de capitales fue un mito creado por la permanente dilapidación y mal empleo da la renta pública” (Ibídem, pág. 221).

(556) MORENO QUINTANA, Lucio M., op. cit., pág. 491.

(557) Cfr. SOMMI. Luis V., op. cit., pág. 85; TERRY, José A., op. cit., págs. 21/2.

(558) VEDOYA, Juan Carlos, op. cit., págs. 223 y sigs.

(559) Ibídem, págs. 246 y 248.

(560) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Historia de los ferrocarriles argentinos, pág. 136.

(561) Ibídem, pág. 148.

(562) Ibídem, págs. 258/60.

(563) Ibídem, págs. 256/7.

(564) GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento, págs. 481 y sigs.

(565) Cfr. FRANCESCHI, Gustavo J., Sarmiento (Buenos Aires, 1938). págs. 14 y 31 y sigs.; GALVEZ Manuel, op. cit., pág. 662.

(566) VEDOYA, Juan Carlos, op. cit., págs. 37 y sigs.

(567) En un memorándum famoso que lleva fecha 9 de marzo de 1869, Várela había expresado: “Si con el Paraguay aniquilado somos hoy exigentes, no esperemos simpatías cuando este pueblo renazca. Esperémoslas si lo contemplamos en su desgracia, a pesar de los enormes sacrificios y de la sangre derramada”. (En QUESADA, Ernesto, La política argentino-paraguaya (Buenos Aires, 1902), pág. 36). A poco, bajo la influencia de Mitre, Sarmiento abandonó esta tesitura.

(568) Escribe Quesada: “El anciano Loizaga (representante paraguayo), que sólo conocía superficialmente la cuestión de límites, se concretó a aceptar el borrador que le propuso Cotegipe (representante brasileño): los protocolos de enero 4, 5 y 7 de 1872 demuestran que el negociador paraguayo no hizo sino asentir a todo lo que quiso el brasilero” (Ibídem, págs. 42/3).

(569) PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 496/7.

(570) B. Saravia acotó en su momento: “que las notas confidenciales y reservadas del plenipotenciario argentino en el Paraguay, general Bartolomé Mitre, al ministro de Relaciones Exteriores (Tejedor), habían sido publicadas cediendo a un movimiento de irreflexivo despecho, sin apercibirse tal vez quienes tal cosa ordenaron, que por herir al adversario político, cometían un verdadero atentado de lesa patria, dando al enemigo exterior armas terribles contra el mismo país que gobernaban” (SARAVIA, B., Memoria sobre los limites entre la República Argentina y el Paraguay cit. por QUESADA, Ernesto, op. cit. pág. 48).

(571) Cfr. GALVEZ, Manuel, Vida de Sarmiento, pág. 477; y MORENO QUINTANA, Lucio M., Política Internacional de la República Argentina (Buenos Aires, 1948), pág. 44.

(572) CHIARAMONTE, José Carlos, Nacionalismo y liberalismo económicos en Argentina 1860-1880 (Buenos Aires, 1971), págs. 172/3.

(573) Ibídem, pág. 174.

(574) Cfr. TERRY, José A., op. cit., págs. 21/2; y SOMMI, Luis V., op. cit., págs. 86/7.

(575) TERRY. José A., op. cit., págs. 21/2.

(576) SOMMI, Luis V., op. cit., págs. 86/7.

(577) AMADEO, Octavio R., El Presidente Avellaneda en “Anales del Instituto Popular de Conferencias” (Buenos Aires, 1933), t° XVIII, pág. 231.

(578) TERRY, José A. op. cit. pág. 22.

(579) SOMMI. Luis V., op. cit., págs. 86/7.

(580) GUERRERO, Víctor, op. cit., págs. 60/1.

(581) OLARRA JIMÉNEZ, Rafael, Evolución monetaria argentina (Buenos Aires, 1968), págs. 34/5.

(582) GASIO, Guillermo H. y SAN ROMÁN, María C., La conquista del progreso 1874-1880 (Buenos Aires, 1977), “Memorial de la Patria”, pág. 76.

(583) Cit. por Ibídem, págs. 67 y sigs.

(584) DORFMAN, Adolfo, Historia de la industria argentina (Buenos Aires, 1970), pág. 156.

(585) GUERRERO, Víctor, op. cit., pág. 61.

(586) GASIO, Guillermo H. y SAN ROMÁN, María C., op. cit. pág. 89.

(587) SOMMI, Luis V., op. cit., pág. 253.

(588) SCALASRINI ORTIZ, Raúl, op. cit., págs. 47/8, 266, 277/8.

(589) Cfr. GUERRERO, Víctor, op. cit., págs. 60/1 y SCALASRINI ORTIZ, op. cit., págs. 127/9.

(590) En agosto de 1874, el presidente paraguayo Jovellanos, expresaba lo siguiente a Sosa Escalada, enviado paraguayo a Río de Janeiro, en oficio reservado: “En el deseo de remediar en algo los males que aquejan al país. Invocando su patriotismo, lo autorizo para efectuar los tratados con la República Argentina bajo la base de la desocupación inmediata brasilera... Ud. no ignora el peligro inminente que corre la independencia del Paraguay si este estado de cosas continúa” (cit. por QUESADA, Ernesto, op. cit., pág. 62).

(591) GASIO. Guillermo H. y SAN ROMÁN, María C., op. cit., pág. 147.

(592) Ibídem, págs. 161/2.

(593) El hecho fue narrado por Estanislao Zeballos en la Cámara de Diputados en Junio de 1914 (ROSA, José Marta, Historia Argentina, t° VII, pág. 348).

(594) CHIANELLI, Trinidad Delia, op. cit., pág. 92.

(595) TAU ANZOATEGUI, Víctor y MARTIRE, Eduardo, op. cit., págs. 665/6. 34

(596) Ibídem, pág. 633.

(597) CHIANELLI, Trinidad Della, op. cit., pág. 97.

(598) Cit. por SOLARI, Manuel H., Historia de la educación argentina (Buenos Aires, 1980), pág. 145.

(599) Ibídem, págs. 169/70.

(600) Ibídem, pág. 140.

(601) Ibídem, pág. 169.

(602) MENENDEZ y PELAYO, M., Antología de poetas hispanoamericanos (Madrid, 1895), t° IV, pág. 181.

(603) VEDOYA, Juan Carlos, op. cit. págs. 116/8.

(604) Ibídem, pág. 120.

(605) Ibídem, pág. 123.

(606) Ibídem, pág. 124.

(607) MARTÍNEZ PAZ, Fernando, El sistema educativo nacional. Formación. Desarrollo. Crisis. (Córdoba, 1984), pág. 35.

(608) GÁLVEZ, Manuel, op. cit., págs. 477/8.

(609) FRANCESCHI, Gustavo J., op. cit., págs. 52/3.

(610) GALVEZ Manuel, op. cit., pág. 451.

(611) RIVAROLA, Rodolfo, Del Pacto de 11 de noviembre de 1859 a la Constitución Nacional del 1° de octubre de 1860, pág. 507.

(612) PALCOS, Alberto, Presidencia de Sarmiento en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965) t° I, pág. 138.

(613) AMADEO, Octavio R., op. cit., pág. 227.

(614) FERNS, H. S., Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, (Buenos Aires, 1968), pág. 373.

(615) GALLO, Ezequiel, y CORTES CONDE, Roberto, Historia Argentina, t° V, “Paidós”, pág. 55.

(616) IRAZUSTA, Rodolfo e IRAZUSTA, Julio, La Argentina y el imperialismo británico (Buenos Aires, 1934), pág. 190.

(617) DE PAOLI, Pedro, op. cit., págs. 199/200.

(618) Cit. por RIVERO ASTENGO, Agustín, op. cit., pág. 118.

(619) Cit. por SALDÍAS, Adolfo, Un siglo de instituciones - Buenos Aires en el centenario de la Revolución de Mayo (La Plata, 1910), t° II, pág. 256.

(620) Cit. por RIVERO ASTENGO, Agustín, op. cit., págs. 142/3.

(621) Ver al respecto SALDÍAS, Adolfo, op. cit., págs. 260 y sigs.

(622) Ibídem, págs. 266 y sigs.

(623) Sin embargo, Eduardo Gutiérrez sostiene que las fuerzas de Buenos Aires quedaron en ventaja (GUTIÉRREZ, Eduardo, La muerte de Buenos Aires (Buenos Aires. 1959), pág. 399). Saldías en cambio, entiende que el triunfo de las fuerzas nacionales “no era decisivo” (SALDÍAS, Adolfo, op. cit., pág. 275).

(624) ROSA, José María, op. cit., t° VIII, pág. 111. Saldías opina: “cuyo testimonio gozaba de autoridad singular en todo el país” (op. cit., pág. 283).

(625) SALDÍAS, Adolfo, op. cit., págs. 282/3.

(626) ROSA, José María, op. cit., t° VIII, pág. 109.

(627) En CARRANZA, Arturo 8., La cuestión capital de la República (Buenos Aires, 1932), t° V, pág. 360.

(628) Ibídem, pág. 385.

(629) Ibídem, págs. 401 y pág. 631.

(630) Ibídem, pág. 413.

(631) Ibídem, pág. 459.

(632) Ibídem, págs. 468/9.

(633) Cit. por GASIO, Guillermo H. y SAN ROMÁN, María C., op. cit., pág. 121.

(634) HERAS, Carlos, Presidencia de Avellaneda en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia de la Nación Argentina (Buenos Aires, 1965), tº XII, pág. 256.

(635) Cit. por GASIO, Guillermo H. y SAN ROMÁN, Marra C., op. cit., pág. 125.

(636) Cit. por SCHOO LASTRA, Dionisio, El indio del desierto (1535-1879) (Buenos Aires, 1977), pág. 255.

(637) Cit. por GASIO, Guillermo H. y SAN ROMÁN, María C., op. cit., pág. 129.

(638) Ibídem.

(639) SARMIENTO, Domingo F., Obras (Buenos Aires, 1900), t° 37, pág. 332.

(640) WILDE, Eduardo, Obras completas - Cartas de presidentes, t° IX, (Buenos Aires, 1935), págs. 60/1.

(641) DOMÍNGUEZ, Dionisio, Historia de la filosofía (Santander, 1936), pág. 348.

(642) Jitrik coincide plenamente en que la filosofía de la generación del 80 es el positivismo comtiano y spenceriano (JITRIK, Noé, El 80 y su mundo (Buenos Aires, 1968), págs. 67 y sigs.).

(643) DOMÍNGUEZ, Dionisio, op. cit., pág. 339.

(644) Ibídem, págs. 339/40 y 349/50.

(645) Respecto de la concepción del progreso en Comte, Spencer y Darwin, ver ATHAYDE, Tristán de, Introducción a la sociología (Buenos Aires, 1942), cap. II, Progreso social, págs. 38 y sigs.

(646) ECHEVERRÍA, Esteban, Exposiciones hechas en el seno de la Asociación de Mayo en “Obras Completas”, t° V, págs., 364/6.

(647) SARMIENTO, Domingo F., Obras (Buenos Aires, 1900), t° 48, págs. 219, 207, 257, 220.

(648) Cit. por SUAREZ, Matías E., Sarmiento, ese desconocido (Buenos Aires, 1964), pág. 105.

(649) ROTTJER, Aníbal A., La masonería en Argentina y en el mundo (Buenos Aires, 1973), pág. 326.

(650) En ALLENDE, Andrés R., Las reformas liberales de Roca y Juárez Celman en “Revista de Historia”, Buenos Aires, no 1 (primer trimestre, 1957) págs. 5-17 cit. por FERRARI, Gustavo, Apogeo y crisis del liberalismo (Buenos Aires, 1978), pág. 24.

(651) CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN, Diario de sesiones (Buenos Aires, 1884), pág. 155, cit. por FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 21/2.

(652) FURLONG, Guillermo, La tradición religiosa en la escuela argentina (Buenos Aires, 1957), pág. 89.

(653) ZEBALLOS, Estanislao S., Gobierno radical. Los sucesos de enero en "Revista de derecho, historia y letras", año 1919, t° 62, pág. 278.

(654) Cit. por MARTÍNEZ PAZ. Fernando, op. cit., págs. 64 y sigs.


(655) Ibídem, págs. 65/6.

(656) En carta a Juárez Celman del 18 de mayo de 1891 le dice; “Los pueblos son como las mujeres; para que ellos amen es preciso engañarlos” (En RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman (Buenos Aires, 1944), pág. 574). ¿Con estas convicciones, quizás, emprendería su tarea de diputado nacional, tratando de lograr repercusión popular halagando falazmente la proclividad al facilismo en materia tan seria?

(657) En AYARRAGARAY, Lucas, F., El siglo XX. El movimiento católico social en la Argentina en “Etapas del catolicismo argentino” (Buenos Aires, 1952), pág. 127.

(658) Ibídem, pág. 129.

(659) En RIVERO ASTENGO, Agustín, Miguel Navarro Viola. El opositor victorioso (1830-1890) (Buenos Aires, 1947), págs. 294/5.

(660) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 563.

(661) Cfr. BRUNO, Cayetano, Historia de la Iglesia en la Argentina (Buenos Aires, 1981), t° XII, págs. 45 y sigs.; AUZA, Néstor Tomás, Católicos y liberales en la generación del 80 (Buenos Aires, 1981), págs. 294 y sigs.; ZURETTI, Juan Carlos, Nueva historia eclesiástica argentina (Buenos Aires, 1972), págs. 331 y sigs.; COMPANY, Francisco, El vicario Clara (Buenos Aires, 1955), págs. 223 y sigs.

(662) AUZA, Néstor Tomás, La ocupación del espacio vacío: de la frontera interior a la frontera exterior 1876-1910, en FERRARI, Gustavo y GALLO, Ezequiel, La Argentina del ochenta al centenario (Buenos Aires, 1980), págs. 78/9 y 83/4. (Ferrari y Gallo son compiladores de esta obra).

(663) BRAUN MENENDEZ, Armando, Primera presidencia de Roca (1880-1886) en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), t° I, pág. 295.

(664) Para este tema, ver BRUNO, Cayetano, op. cit., t° XII, pág. 383 y sigs., y DE PAOLI, Pedro, Descubrimiento, soberanía y desarrollo de las reglones australes de la Argentina. Fundación y población de ciudades (Buenos Aires, 1975), págs. 124 y sigs.

(665) Puede ampliarse este tópico en PUIG, Juan Carlos, La adquisición de soberanía sobre territorios polares (Rosario, 1950), págs. 65 y sigs.

(666) Ver AUZA, Néstor Tomás, op. cit., págs. 79 y sigs.; BRAUN MENENDEZ, Armando, op. cit., pág. 292.

(667) Puede verse BRUNO, Cayetano, op. cit., t° XII, págs. 358 y sigs.

(668) ALBERDI, Juan Bautista, Bases.... cap. XIV.

(669) SARMIENTO, Domingo F., Facundo, cap. I de la primera parte,

(670) SIERRA, Vicente D., Historia de la Argentina, t° VII, pág. 455.

(671) MORENO QUINTANA, Lucio M., Tratado de derecho internacional (Buenos Aires, 1963), pág. 164.

(672) Cfr. ZORRAQUIN BECU, Ricardo, La organización política argentina en el periodo hispánico (Buenos Aires, 1967), págs. 292/3; y SCENNA, Miguel Ángel, Argentina-Brasil. Cuatro siglos de rivalidad (Buenos Aires, 1975) pág. 263.

(673) SCENNA, Miguel Ángel, op. cit., pág. 266. Miguel Cañé escribió: “Cuando tuve conocimiento que imbécilmente habíamos puesto en manos del Presidente de los Estados Unidos cerca de 1.500 leguas para que las regale a su cliente el Brasil, escribí a Roque Sáenz Peña que estaba en Washington: Me hizo el efecto de la Francia, aceptando como árbitro, en una cuestión con el gobierno local de la India, a la Inglaterra” (cit. por Scenna, pág. 266).

(674) Ibídem, págs. 276 y sigs.

(675) Ibídem, págs. 279/80. Leer en la revista “Todo es Historia”, no 84, de Junio de 1974, el intercambio de puntos de vista entre los historiadores Roberto Etchepareborda y Miguel Ángel Scenna sobre el tópico en cuestión. El primero acepta que el tratado firmado por Quirno Costa en septiembre de 1889 fue de resultados deplorables (pág. 53).

(676) QUESADA, Ernesto, La política chilena en el Plata (Buenos Aires, 1895), pág. 45.

(677) MORENO QUINTANA, Lucio M., op. cit., pág. 160.

(678) QUESADA, Ernesto, op. cit., págs. 45/6.

(679) Ibídem, págs. 46 y 178.

(680) Sobre los antecedentes del conflicto limítrofe con Chile puede consultarse VILLEGAS, Osiris, G., El conflicto con Chile en la zona austral (Buenos Aires, 1981), págs. 23/64; MELO, Artemio Luis, La Cuestión Internacional del Canal de Beagle (Buenos Aires, 1979), págs. 4/23.

 (681) ZEBALLOS, Estanislao, Conferencia inaugural de la Liga Patriótica Nacional del 19 de diciembre de 1901 en “Revista de Derecho, Historia y Letras”, t° IX (Buenos Aires, 1901), págs. 442 y 447.

(682) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 566.

(683) Sobre la cuestión con Chile durante la segunda presidencia de Roca, es interesante cotejar la opinión de BRAUN MENENDEZ, Armando, La segunda presidencia de Roca en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), tº II, págs. 46 y sigs.; ROSA, José María, Historia Argentina, t° IX, págs. 60 y sigs.; IRAZUSTA, Julio, El tránsito del siglo XIX al XX-1896-1904 (Buenos Aires, 1975), en colección “Memorial de la Patria”, págs. 120 y sigs.

(684) VEDIA, Joaquín de, Como los ví yo (Buenos Aires, 1954), págs. 67/8.

(685) COMPAÑY, Francisco, El vicario Clara (Buenos Aires, 1955), pág. 251.

(686) ALLENDE, Andrés R., op. cit., págs. 5/17 cit. por FERRARI, Gustavo, op. cit., pág. 24.

(687) En RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman, pág. 44.

(688) Ibídem, pág. 100.

(689) Ibídem, pág. 324.

(690) Ibídem, pág. 313.

(691) Botana escribe: “El régimen del ochenta practicaba elecciones en el orden nacional, en las provincias y en los municipios. Se respetaban los períodos de renovación de las autoridades con cuidado y hasta con prolijidad. Pero todos sabían, gobernantes y opositores, que tras las formas jurídicas se escondía una realidad harto diferente... La idea de gobierno elector no es nuestra; refleja una manera de ver las cosas que se materializó en quienes juzgaron el control electoral, desde las posiciones de poder” (BOTANA, Natalio R., El orden conservador (Buenos Aires, 1985), págs. 174/5).

(692) RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman, pág. 144.

(693) Ibídem, pág. 117.

(694) Ibídem, pág. 235.

(695) Ibídem, pág. 390.

(696) Ibídem, pág. 220.

(697) Ibídem, pág. 325.

(698) Ibídem. págs. 364/5.

(699) Cit. por MERAS, Carlos, presidencia de Avellaneda en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina contemporánea 1892-1930 (Buenos Aires, 1965) t° I, pág. 150.

(700) Cfr. CARRETERO, Andrés M., Orden, paz, entrega 1880-1886 (Buenos Aires, 1974) en “Memorial de la Patria”, págs. 182 y sigs.; PERRARI, Gustavo, Apogeo y crisis del liberalismo 1888-1890 (Buenos Aires, 197B) en “Memorial de la Patria”, págs. 33 y sigs.

(701) Ya el 5 de marzo de 1889, en carta a Gregorio Torres, Roca se manifestaba así respecto de su concuñado: “De Juárez no tenga nada que esperar sino que continúe en sus maldades y bajezas conmigo. Las viles y ruines pasiones que nuestro Presidente tenía en germen y medio ocultas, han florecido espléndidamente en el poder... Sólo yo he sido el cándido que no he sospechado el egoísmo sin límites, la avidez y la falta absoluta de instintos nobles y hasta del sentido moral de Juárez. No hablaré de su ignorancia y falta de preparación y de miras para desempeñar el Gobierno de la Nación... Pero mi pesar más grande es la responsabilidad que tengo ante el país por tanta torpeza que he cometido al servir de puente y barrer el camino a tanta inmundicia. Así todo lo que a mi me hagan, es merecido por bruto” (MUSEO ROCA, Archivo, documento 89.01 cit. por FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 80/1).

(702) BRAUN MENENDEZ, Armando, Primera presidencia de Roca en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia argentina contemporánea (Buenos Aires, 1965) t° I, págs. 298 y sigs.

(703) VÁZQUEZ PRESEDO, Vicente, Estadísticas históricas argentinas, 1a. parte, 1875-1914 (Buenos Aires, 1971), pág. 93.

(704) Ibídem.

(705) RIPPY, J. Fred, British Investments en Latín América: 1822-1949 (Minneapolis, 1959), págs. 25, 34, 37, 39 y 68 cit. por GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 140.

(706) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 142/3.

(707) Cárcano le decía a Juárez Calman en carta de 1892: “Todavía no hemos conquistado nuestra independencia económica y a este respecto estamos a merced de la voluntad y de la opinión de los mercados europeos” (En RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman, pág. 603). Vicente F. López manifestó en la Cámara de Diputados: “...no somos sino agentes serviles y pagados a módico premio de las plazas extranjeras” (sesión del 27 de Junio de 1873).

(708) Cfr. DI TELLA, G. y ZYMELMAN M., Los ciclos económicos argentinos (Buenos Aires, 1973), págs. 52/4 y GALLO, Ezequiel, y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 81 y sigs.

(709) RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Colman, págs. 557/9.

(710) “La fiebre económica conmueve la moral social. Los hábitos pausados y solemnes, al par que sencillos, y la conformidad con un modesto pasar, heredados de la colonia y no alterados en los tiempos posteriores, dedicados más a la virilidad que al deleite, son sacudidos por el vendaval. Se aprendió a vivir de prisa y a mirar la dignidad como estorbo y los escrúpulos como majaderías; la riqueza se tuvo por honor, la modestia por disimulo y la austeridad como hipocresía. Bajo la magnificencia corría oculto el cable conductor: el Juego. Los 1.500 millones de las pizarras de la Bolsa no son negocios reales, sino en pequeña parte: son “pura tiza” según la frase del día. Se juega a las diferencias: se hace con locura la cotización de las locuras. Algún incidente escandaloso revela que los corredores de Bolsa no son sino agentes de antiguos virtuosos cansados de serlo... Las diferencias se pasan de un mes a otro; en último término van a saldarse con el dinero de los bancos, que prestan a mano abierta. El dinero ya no sirve para representar el trabajo o las necesidades: es un naipe y un elemento de placer. Ser rico es gastar en vez de guardar, como se creía antaño. ¿Acaso no se seguirá ganando cada vez más? (BALESTRA, Juan, El noventa (Buenos Aires, 1959), págs. 13/4).

(711) Una buena síntesis de estos acontecimientos puede leerse en ETCHEPAREBORDA, Roberto, Tres revoluciones 1890-1893-1905 (Buenos Aires, 196B), págs. 40 y sigs.

(712) El tema de la crisis del 90 y la revolución de ese año, sigue teniendo en el libro de Juan Balestra titulado “El noventa” a un clásico de ineludible lectura.

(713) La treta fue revelada por un allegado del Jefe militar de la Revolución, general Campos; esto es, por José María Mendía, quien exculpa a aquél, pero que en pasajes de su libro expresa: “Para nadie es un misterio que el General Roca conocía ya el 18 de julio los antecedentes de la revolución; que estaba perfectamente impuesto de lo que se tramaba... como asimismo el plan que se había trazado... ¿Por que el General Roca no evitó el movimiento?... Y respecto al Dr. Pellegrini formulamos iguales preguntas... ¿Cómo se explica la reserva de estos dos hombres para con el Dr. Juárez?... El General Roca y el Dr. Pellegrini podían decir, antes que la revolución estallara, que tenían en su poder la renuncia del presidente, como asimismo la cartera del Interior el primero y la primera magistratura del país el segundo”. Mendía relata el complot palaciego y lo involucra a Levalle. Luego sigue escribiendo: “El Dr. Juárez comprendió entonces que sus amigos le daban la espalda en el momento de la prueba”. “Y nosotros, ¡pobre pueblo!, contribuimos con nuestra sangre, con el sacrificio de nuestras vidas, con el porvenir de nuestros hijos, a la consumación de farsas tan repugnantes, tan destituidas de moralidad” (MENDÍA, José María (Jackal), La revolución (su crónica detallada). Antecedentes y consecuencias (Buenos Aires, 1890), págs. 35 a 44). El 3 de septiembre de 1890, el general Alberto Capdevila le escribía a Juárez en estos términos: “Tendremos mucho que conversar respecto de la última gran comedia y le reservo muchos datos, que tal vez Ud. no conozca todavía, de cosas tan viles y hombres tan miserables, que da pena y vergüenza recordarlo” (cit. por RIVERO ASTENGO, Agustín, Juárez Celman, pág. 554). Lisandro de la Torre intuyó “la comedia” (Ver: El noventa, Alem, Uriburu (Rosario, sin fecha), págs. 8/16).

(714) El 6 de agosto, Juárez manifestó a Cárcano: “...he sido vencido por la política del vacío de mi propio partido” (CARCANO, Ramón J., Mis primeros ochenta años (Buenos Aires, 1965), pág. 160).

(715) Un relato más pormenorizado de la Revolución de 1890 y el proceso subsiguiente que llevó a la renuncia de Juárez, puede encontrarse en GUIDO, Horacio J., Secuelas del unicato 1890-1896 (Buenos Aires, 1977), págs. 107 y sigs., en “Memorial de la Patria”.

(716) Cit. por RIVERO ASTENGO, Agustín, Miguel Navarro Viola (Buenos Aires, 1947), págs. 440/1.

(717) Afirma del Mazo: “La decisión del general Mitre, sirvió exclusivamente a la política de Roca y abre el proceso que retarda un cuarto de siglo el advenimiento de la soberanía electoral popular” (DEL MAZO, Gabriel, El radicalismo. Ensayo sobre su historia y doctrina (Buenos Aires, 1957), t° I, pág. 73). Esta obra de Del Mazo es de lectura recomendable para abordar este tema (págs. 70 y sigs.).

(718) Expone del Mazo: “El viaje de Alem por el interior del país, a partir del mes de septiembre, es una apoteosis: Rosario, Córdoba, Tucumán, Santiago, Salta, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, San Juan, San Luis. El pueblo vibra en todas las estaciones del camino. El tren debe pararse, pues todos quieren oír al tribuno, a quien por primera vez llaman “radical”. En cada uno de los pueblos; en cada una de las ciudades principales, las muchedumbres alcanzan las mayores cifras conocidas” (Ibídem, pág. 78).

(719) Ibídem, pág. 79. Ver CARCANO, Miguel Ángel, La presidencia de Carlos Pellegrini (Buenos Aires, 1968) págs. 102/110.

(720) ALLENDE, Andrés R., La presidencia de Luis Sáenz Peña en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965) t° I, págs. 397 y sigs.

(721) Sobre el desarrollo detallado de los movimientos de 1893 ver ETCHEPAREBOROA, Roberto, Tres revoluciones, págs. 151 y sigs.; ALLENDE, Andrés R., op. cit., págs. 402 y sigs., LUNA, Félix, Yrigoyen (Buenos Aires, 1964), págs. 96 y sigs.; GALVEZ Manuel, Vida de Hipólito Yrigoyen (Buenos Aires, 1951), págs. 69 y sigs.

(722) Puede acudirse al respecto a ETCHEPAREBORDA, Roberto, Irigoyen (Buenos Aires, 1983), t° I. págs. 60/71; DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° I, págs. 97 y sigs.

(723) Sobre la revolución de 1905, es material de consulta el testimonio de uno de sus protagonistas: CABALLERO, Ricardo, Hipólito Yrigoyen y la revolución radical de 1905 (Buenos Aires, 1975). También ETCHEPAREBOROA, Roberto, Tres revoluciones, págs. 241 y sigs.

(724) Carlos Ibarguren recuerda así a Marcelino Ugarte: “Espíritu inquieto, talentoso, abierto, dotado de eficaces condiciones de excelente administrador como lo demostró en su gobierno, unía al empuje de su acción un afán febril para alcanzar sin rodeos, ni disimulos, el objetivo de su ambición suprema que no pudo lograr: la presidencia de la República... Atropellaba antes de tomar el pulso a la situación y, como Rocha, fracasó en sus embestidas personales hasta quedar fuera de combate... Sin reparos para adoptar en la farsa electoral los resortes eficientes, no se detenía ante nada ni ante nadie para llegar al designio perseguido... Espíritu práctico en sus negocios personales, materialista y escéptico, hacia gala de menosprecio por la Ilustración libresca” aunque “era hombre de cultura intelectual” (IBARGUREN, CARLOS, La historia que he vivido (Buenos Aires, 1969), págs. 135/6).

(725) Sobre la presidencia de Figueroa Alcorta ha realizado buen trabajo MELÓ, Carlos R., presidencia de José Figueroa Alcorta en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), t° II. Ver especialmente págs. 107/112 y 114/121. También DÍAZ DE MOLINA, Alfredo, José Figueroa Alcorta - De la oligarquía a la democracia 1898-1928 (Buenos Aires, 1979), págs. 137 y sigs.

(726) Viale recuerda a Palacios “de chaleco rojo, sombrero requintado, bigote italiano, melena de bohemio y tacos de compadrito... con su vestimenta ad-hoc buscaba convertir en argentinos a los italianos de su partido” (VIALE, Carlos Dalmiro, Buenos Aires, 1902. Batalla del divorcio (Buenos Aires, 1957), págs. 15/6).

(727) CÁRDENAS, Eduardo J. y PAYA, Carlos M., En camino a la democracia política 1904-1910, en “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1975), págs. 247/8.

(728) Palacio, Ernesto, op. cit., pág. 605.

(729) Más recientemente se ha escrito: “El partido socialista había sido creado en 1895 pero su incidencia sociopolítica fue siempre escasa: sus posturas y estrategias lo mantuvieron al margen de las masas populares” (ABOS, Alvaro, La columna vertebral. Sindicatos y peronismo (Buenos Aires, 1986), pág. 19).

(730) IBARGUREN, Carlos, op. cit., págs. 281/2.

(731) Así lo evoca Ibarguren a este personaje de la decadencia liberal: “El doctor Villanueva, cuyo nombre ha caído olvidado, ejerció durante cerca de treinta años, desde fines del siglo pasado, una influencia predominante en todos los sectores: políticos, económicos, financieros y sociales. Astuto, sin altura mental ni espiritual, gozador de la vida, llegó a las más encumbradas posiciones a fuerza de dinero generosamente derramado con criterio práctico para atraer voluntades, votos, simpatías y adhesiones. Legislador durante varias décadas, presidente del Senado, director de las más importantes compañías financieras e industriales, presidente del Jockey Club, con gravitación muchas veces decisiva en las maniobras políticas oficiales, no tuvo más mira que acrecentar su provecho propio en procura de satisfacer sus ilimitadas ambiciones. En los enjuagues electorales era un maestro... Dueño de cuantiosa fortuna, vivía en la opulencia haciendo partícipe a legión de amigos de los beneficios y goces de ese lujo en su palacio... Soltero, este mendocino sensual conquistaba el amor con los mismos medios positivos que aplicaba en los distintos órdenes de su acción. Ostentaba refinamiento en su morada, en su mesa, en sus aficiones como deportista hípico con sus magníficos caballos de carrera, en su cabaña, en sus estancias... Murió fallido, sólo, olvidado” (Ibídem, pág. 135).

(732) DOLL. Ramón, Acerca de una política nacional (Buenos Aires, 1939), págs. 109 y sigs.

(733) GIBERTI, Horacio C. E., Historia económica de la ganadería argentina (Buenos Aires, 1974), pág. 153. Los lanares, que en 1830 son 2,5 millones, en 1860 llegan a 24 millones y en 1880 a 60 millones. En este año los vacunos apenas llegan a los 10 millones.

(734) SCOBIE, James R., Revolución en las pampas - Historia social del trigo argentino 1860-1910 (Buenos Aires, 1968), pág. 151.

(735) CÁRCANO, Miguel Ángel, Evolución histórica del régimen de la tierra publica, 2a. edición (Buenos Aires, 1925), págs. 226 y 229.

(736) Ibídem, pág. 238.

(737) Ibídem, págs. 350/2.

(738) Ibídem, pág. 349.

(739) Ibídem, pág. 353.

(740) SCOBIE, James R., op. cit., pág. 152.

(741) CÁRCANO, Miguel Ángel, op. cit., págs. 355 y 244.

(742) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 180.

(743) CUTOLO, Vicente Osvaldo, Manual de historia económica mundial y argentina (Buenos Aires, 1981), pág. 89. 

(744) GIBERTI, Horacio C. E., op. cit., pág. 187.

(745) Cfr. GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 32/3 y DI TELLA, G. y ZYMELMAN, M., Las etapas del desarrollo económico argentino (Buenos Aires, 1973), pág. 46.

(746) DORFMAN, Adolfo, op. cit., págs. 205 y sigs. y 285.

(747) DI TELLA G, y ZYMELMAN, M., op. cit., pág. 49.

(748) DORFMAN, Adolfo, op. cit., pág. 156.

(749) Ibídem, pág. 168.

(750) Ibídem, pág. 167.

(751) Ibídem, pág. 168.

(752) Ibídem.

(753) Ibídem, pág. 159.

(754) Ibídem, pág. 160. El libro de A. R. Guerrero es “La industria argentina, su origen, organización y desarrollo”.

(755) Ibídem, pág. 160.

(756) Ibídem, pág. 169.

(757) Ibídem, págs. 169/70.

(758) Ibídem, pág. 164.

(759) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 34.

(760) PANETTIERI, José, Los trabajadores (Buenos Aires, 1963), pág. 94.

(761) FERRER, Aldo, La economía argentina (Buenos Aires, 1977), pág. 118.

(762) Ibídem.

(763) Ibídem.

(764) Ibídem, págs. 118/9.

(765) ROSA, José María, Historia Argentina, t° VIII, págs. 345/6.

(766) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 150/1.

(767) Ibídem. págs. 158/9.

(768) Ibídem, págs. 160/1.

(769) SCALABRINI ORTIZ, Raúl, op. cit., págs. 62, 200 y sigs. y 289.

(770) Síntesis de la exposición de Magnasco en IRAZUSTA, Julio, Balance de siglo y medio (Buenos Aires, 1966), págs. 51/2.

(771) CUCCORESE, Horacio Juan, Historia de los ferrocarriles en la Argentina (Buenos Aires, 1969), págs. 73/5.

(772) Cfr. IRAZUSTA, Julio, op. cit., págs. 58 y sigs., e IRAZUSTA, Julio, El tránsito del siglo XIX al XX 1896-1904 (Buenos Aires, 1975), págs. 43/7, en “Memorial de la Patria”.

(773) ORTIZ, Ricardo M., Historia económica de la Argentina (Buenos Aires, 1974), pág. 601.

(774) Ibídem. págs. 614 y sigs.

(775) TREBER, Salvador, La economía argentina (Buenos Aires, 1977), pág. 28.

(775 bis) ORTIZ, Ricardo M., op. cit., págs. 642/3.

(776) PEREIRA PINTO, Juan Carlos, Aspectos de la historia económica de la República Argentina durante los últimos setenta años (1900-1971) (Buenos Aires, 1973), págs. 25/6.

(777) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 166.

(778) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 175.

(779) FERRER, Aldo, op. cit., pág. 106.

(780) TREBER, Salvador, op. cit., págs. 27 y 37.

(781) En realidad es el sector social que gobierna. De él ha escrito Pérez Amuchástegui: “Este grupo que se considera a sí mismo protector, guía y ejemplo cívico de los demás compatriotas, ejercita, como hemos dicho, las funciones administrativas del Estado. Y en tanto las ejercita con carácter exclusivo y excluyente, la Administración Publica pasa a ser algo de su exclusivo dominio” (PÉREZ AMUCHASTEQUI A. J., Mentalidades argentinas 1860-1930 (Buenos Aires, 1981), pág. 31). Y Sáenz Quesada: “La honda satisfacción que embargaba a los hacendados del 80 tenía sólidas raíces más allí del mero éxito económico; la consolidación de un sistema político coherente justificaba su euforia... Pero en definitiva fue Roca el favorito de los grandes. Hasta el fin de su ciclo histórico (1880-1904), el tucumano sería acusado por la oposición de “gobernar con los estancieros”. Hacendados fueron los dos vicepresidentes que lo acompañaron en su gestión”, esto es Madero y Quirno Costa. Y sigue nombrando a personajes que siendo estancieros, fueron de su entorno: Carlos Pellegrini, Bernardo de Irigoyen, Simón de Iriondo, Eduardo Racedo, Marcelino Ugarte. O presidentes que como Luis Sáenz Peña, hacendado también, fueron apoyados por Roca para llegar al poder. (SAENZ QUESADA, María, Los estancieros (Buenos Aires, 1980), págs. 227 y 229). Y hablando de las grandes extensiones de tierra captadas por estos sectores luego de Pavón especialmente, Imaz acota: “Es decir, en Buenos Aires “no se va” del latifundio a controlar el poder político, sino del poder político, o allegados a él por alguna vía o teniendo contactos primarios con quienes lo detentaban, al latifundio” (IMAZ, José Luis de, Los que mandan (Buenos Aires, 1972), pág. 116).

(782) GERMANI, Gino, La movilidad social en la Argentina, apéndice a S. M. Lipset y R. Bendix, Movilidad social en la sociedad Industrial (Buenos Aires, 1963) cit. por GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 56/7.

(783) PANETTIERI, José, Los trabajadores, págs. 189/90.

(784) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., págs. 175/6.

(785) Ibídem, pág. 176.

(786) CARRETERO, Andrés M., Orden, paz, entrega - 1880-1886 en “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1974), págs. 77/8. Detalles de este episodio pueden consultarse en MAROTTA, Sebastián, El movimiento sindical argentino - Su génesis y desarrollo (Buenos Aires, 1960), t° I, págs. 32/5.

(787) ALVAREZ, Juan, Las guerras civiles argentinas (Buenos Aires, 1966), págs. 114/5.

(788) PANETTIERI. José, op. cit., pág. 49.

(789) WILDE, Eduardo, Curso de higiene pública (Buenos Aires, 1883) cit. por PANETTIERI, José, op. cit., págs. 47/8.

(790) Ibídem, pág. 53.

(791) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 58.

(792) PANETTIERI, José, op. cit., pág. 52.

(793) Ibídem, pág. 67 y CARRETERO, Andrés M., op. cit., pág. 78.

(794) PATRÓNI. Adrián, Los trabajadores en la Argentina (Buenos Aires, 1898) cit. por PANETTIERI, José, op. cit., pág. 67.

(795) PANETTIERI, José, op. cit., pág. 113.

(796) Ibídem, pág. 50.

(797) Ibídem, págs. 71/2.

(798) Ibídem, pág. 59.

(799) Ibídem, pág. 67.

(800) Ibídem, págs. 68/9.

(801) Ibídem, pág. 78.

(802) Ibídem, págs. 78/9.

(803) Ibídem, pág. 95.

(804) Ibídem, págs. 95/8.

(805) Ibídem, págs. 100/1.

(806) Ibídem, pág. 105.

(807) Ibídem.

(808) RODRÍGUEZ MARQUINA, Paulino, La mortalidad Infantil en Tucumán, cit. por Juan Bialet Massé en su “Informe” según Panettieri (pág. 106).

(809) Cit. por PANETTIERI. José. op. cit., pág. 106.

(810) Ibídem, pág. 107.

(811) MATSUSHITA, Hiroshi, Movimiento obrero argentino -1930-1945 (Buenos Aires, 1986), pág. 22.

(812) Ibídem, pág. 30.

(813) Ver BAILY, Samuel L., Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina (Buenos Aires, 1986), págs. 22 y sigs.

(814) Se resolvió “boicotear” a las empresas que hicieran trabajar a su personal los días domingos (AUZA, Néstor Tomás, Católicos y liberales en la generación del ochenta (Buenos Aires, 1981), pág. 283).

(815) Ibídem, pág. 285.

(816) Ibídem, págs. 279 y sigs.

(817) AUZA, Néstor T., Los católicos argentinos. Su experiencia política y social (Buenos Aires, 1984), pág. 62.

(818) ZURETTI, Juan Carlos, Nueva historia eclesiástica argentina (Buenos Aires, 1972), pág. 377.

(819) AUZA, Néstor T., op. cit., pág. 70.

(820) Ibídem, pág. 137.

(821) Ibídem, pág. 138.

(822) Ibídem, pág. 143.

(823) Ibídem, págs. 141 y sigs.

(824) LAMARCA, Emilio, Necesidad de la acción social en “Las ideas sociales de Emilio Lamarca” (Buenos Aires, 1922), Edic. UPCA., págs. 82/3 cit. por CÁRDENAS, Eduardo J. y PAYA, Carlos M., op. cit., págs. 283/4.

(825) Ibídem, págs. 285/6 (en el trabajo sobre el pensamiento de Lamarca, págs. 84/5 y 93/4).

(826) GALLO, Ezequiel y CORTES CONDE, Roberto, op. cit., pág. 180.

(827) En WILDE, Eduardo, Obras completas, t° IX (Buenos Aires, 1935), pág. 145.

(828) CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN, Diario de sesiones (Buenos Aires, 1906) sesión del 8 de mayo, pág. 13.

(829) En la expresión de Botana: “Había pasado el momento alberdiano cristalizado en la autoridad de Julio A. Roca. Ahora ocupaba el primer plano de la escena los reformadores Roque Sáenz Peña, Indalecio Gómez, Joaquín V. González y el mismo Pellegrini que ausente señalaba, testimonio de sus últimos días, aquello que, inexorablemente, debía hacerse para reconciliar la moral con la política” (BOTANA, Natalio R., op. cit., pág. 16).

(830) No era solamente terminar con el fraude. Botana sintetiza así los achaques políticos del “régimen”: “...control de la sucesión a propósito del poder presidencial; control del senado por los gobernadores que se insertaban en el ámbito de tas decisiones nacionales; control del poder central sobre las provincias mediante la intervención federal y el predominio de Buenos Aires en el gabinete de ministros, control electoral, por fin, sobre el ciudadano a través del fraude, la manipulación del sufragio y la escala de los gobiernos electores” (Op. cit., pág. 217).

(831) De las dos entrevistas hay versiones de ambos actores que difieren. Cfr. GALVEZ, Manuel, Vida de Hipólito Yrigoyen, págs. 125/7; DEL MAZO, Gabriel, op. cit., tº I, págs. 124/6; DÍAZ DE MOLINA, Alfredo, op. cit., págs. 110/111 y 140/143; LUNA, Félix, Yrigoyen, pág. 151.

(832) Groussac recuerda a Roque Sáenz como hombre de carácter: “...una Inteligencia regida por el convencimiento y subordinada a un propósito moral”. Mas adelante afirma: “...hay respeto en la universal simpatía que Inspira: el respeto que Involuntariamente se tributa a la integridad del carácter, a la franqueza y lealtad nunca desmentidas, a la hidalguía proverbial, y que no enfrían por cierto el entrañable afecto que todo Buenos Aires le profesa”. (GROUSSAC, Paúl, Los que pasaban (Buenos Aires, 1972, págs. 282/3).

(833) CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN, Diario de sesiones - arto 1911, t° III octubre-diciembre (Buenos Aires, 1912), págs. 325 y 327.

(834) SAENZ PEÑA, Roque, Escritos y discursos (Buenos Aires, 1915), t° II, La presidencia, págs. 111/9. 110

(835) Ver DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° I, págs. 141 y sigs. 111

(836) Cfr. DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° I, págs. 153 y sigs.; GALVEZ, Manuel, op. cit., págs. 143/5.

(837) GALVEZ, Manuel, op. cit., pág. 147.

(838) CABALLERO, Ricardo, op. cit., pág. 190.

(839) Ver al respecto IÑIGO CARRERA, Héctor J., La experiencia radical - 1916-1922, en colección “Memorial de la Patria” dirigida por Félix Luna, t° I, págs. 241 y sigs.

(840) Ver bibliografía ya mencionada en cita no 831.

(841) Cfr. PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 603/4; CAPDEVILA, Arturo, Primera presidencia de Yrigoyen en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), tº II, págs. 250/2; 260/1.

(842) Sobre la política internacional de Irigoyen, ver ETCHEPAREBORDA, Roberto, Yrigoyen (Buenos Aires, 1983) tº I, págs. 132/159; IÑIGO CARRERA, Héctor , op. cit., tº I, págs. 49 y sigs.

(843) Cfr. DI TELLA G. y ZYMELMAN, M., Los ciclos económicos argentinos (Buenos Aires, 1973), págs. 131 y sigs. CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, Historia Argentina. La democracia constitucional y su crisis (Buenos Aires, 1972), t° 6, págs. 24/41, IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., tº II. págs. 7 y sigs. DORFMAN, Adolfo, op. cit., págs. 323 y sigs.

(844) CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 35/7 y 41; DI TELLA, G. y ZYMELMAN, M., Las etapas del desarrollo económico argentino, pág. 74.

(845) Cfr. PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 607; IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., tº 11, págs. 42 y sigs., 54 y sigs.; ETCHEPAREBORDA, Roberto, Yrigoyen, t° II, págs. 178/9.

(846) Durante los años de la guerra, desde 1914 a 1919, los emigrantes siempre fueron más que los inmigrantes. En cambio, en el período 1920-1930, el saldo entre inmigración y emigración fue positivo en 908.000 personas (PANETTIERI, José, inmigración en la Argentina (Buenos Aires, 1970), págs. 34/6).

(847) En CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., pág. 59.

(848) IÑIGO CARRERA. Héctor J., op. cit., t° II pág. 176; CAPDEVILA, Arturo, op. cit., págs. 264/5.

(849) En IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., t° II, pág. 190, y en CAPDEVILA, Arturo, op. cit., pág. 264 respectivamente.

(850) Cfr. MATSUSHITA, Hiroshi, op. cit., págs. 33/5; BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 44/6.

(851) Cfr. IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., t° II, págs. 194 y sigs., BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 47/9; IBARGUREN, Carlos, La historia que he vivido, págs. 322/25; BABINI, Nicolás, La semana trágica en Revista “Todo es Historia”, año I, no 5, sepbre. 1967, págs. 9/22.

(852) Cit. por IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., t° II, págs. 218/9.

(853) Ibídem, págs. 225/7.

(854) Ibídem, págs. 227/8.

(855) Ibídem, pág. 232, que cita a SCENNA. Miguel Ángel, Argentina-Chile. El secular diferencio en Revista “Todo es historia”, no 45, enero de 1971.

(856) Sobre la política agrícola de Yrigoyen en su primer gobierno ver DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° I, págs. 172/9; CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 72/6; DI TELLA G. y ZYMELMAN, M., Los ciclos económicos argentinos, págs. 161/5.

(857) MARTÍNEZ PAZ, Fernando, El sistema educativo nacional. Formación, desarrollo, crisis (Córdoba, 1984), págs. 124/5. Como protagonista de militancia política radical. Del Mazo da su punto de vista sobre la Reforma en la obra que hemos citado, t° I, cap. VII, págs. 234 y sigs. Ver también IÑIGO CARRERA, Héctor J., op. cit., t° II, págs. 73 y sigs.; LUNA, Félix, Yrigoyen, págs. 264/8.

(858) PALACIO, Ernesto, La ideología de la reforma universitaria en Revista “Criterio”, números 19 y 20, año I, págs. 39 y 71 respectivamente, cit. por MARTINEZ PAZ, Fernando, op. cit., pág. 128.

(859) CASARES, Tomás D., La reforma universitaria en Revista “Criterio”, año I, no 16, pág. 487, cit. por MARTÍNEZ PAZ, Fernando, op. cit., pág. 128.

(860) Ver GALVEZ, Manuel, Vida de Hipólito Yrigoyen, págs. 258/66.

(861) CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN, Diario de sesiones, año 1922, t° IV (Buenos Aires, 1923), págs. 215/6.

(862) LUNA, Félix, Alvear (Buenos Aires, 1958), págs. 56/7.

(863) ROCK, David, El radicalismo argentino, 1890-1930 (Buenos Aires, 1977) pág. 226.

(864) Contubernio es la cohabitación ilícita con persona de otro sexo; en la vieja Roma, era unión entre patricio y esclava. Sobre estos primeros antecedentes de la división radical ver GALVEZ Manuel. Vida de Hipólito Yrigoyen, págs. 307 y sigs.; MOLINA, Raúl A., Presidencia de Marcelo T. de Alvear en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), t° II, págs. 280 y sigs.

(865) Sobre este tema ver FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., Historia de los argentinos (Buenos Aires, 1971), t° II, págs. 329/34; ROCK, David, op. cit., págs. 231 y sigs.; MOLINA, Raúl A., op. cit., págs. 290 y sigs.

(866) Ver FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, págs. 331/9; MOLINA, Raúl A., op. cit., págs. 335 y sigs.; PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 613/4.

(867) PEREYRA, Carlos, Breve historia de América (Méjico, 1949).

(868) ALEN LASCANO, Luis C., La Argentina ilusionada (1922-1930) en colección “Memorial de la Patria” (Buenos Aires, 1975), págs. 122/3.

(869) Ibídem, pág. 123.

(870) Ibídem, pág. 124.

(871) Cfr. Ibídem, págs. 113 y sigs.; ZURETTI, Juan Carlos, op. cit., págs. 396/8, MOLINA, Raúl A., op. cit., págs. 330/2.

(872) SMITH, Peter H., Carne y política en la Argentina (Buenos Aires, 1983), pág. 103. El tema es tratado por este autor desde pág. 85 a pág. 103.

(873) Cfr. DI TELLA G. y ZYMELMAN, M., Los ciclos económicos argentinos, págs. 191/2, 215/8; CANTÓN, Darlo. MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 28/32 y pág. 22. Sobre los cultivos industriales ver ORTIZ, Ricardo M., Historia económica de la Argentina, págs. 439 y sigs. Ortiz especifica que los cultivos industriales que en 1900 ocupaban 130.000 Ha., en 1929 sobrepasaban el medio millón.

(874) CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, Historia Argentina t° VI, Edit. Paidós (Buenos Aires, 1972), págs. 40/1. Ver también DORFMAN, Adolfo, op. cit., págs. 354 y sigs.; DI TELLA, G. y ZYMELMAN, M., Los ciclos económicos argentinos, págs. 195/9; y de los mismos autores Las etapas del desarrollo económico argentino, págs. 84/6; ORTIZ, Ricardo M., op. cit., págs. 570/4.

(875) CANTÓN, Darío, Moreno, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 24/7; DI TELLA G. y ZYMELMAN M., Los ciclos económicos argentinos, págs. 206/210, 239 y sigs.

(876) CANTÓN, Darío, etc., op. cit., págs. 42/6; DI TELLA, G. y ZYMELMAN M., Los ciclos económicos argentinos, págs. 201/2 y 230/3.

(877) Sobre el tema del petróleo en el periodo radical cfr. SOLBERG, Carl E. Petróleo y nacionalismo en la Argentina (Buenos Aires, 1986), págs. 60/232; ALEN LASCANO, Luis C., op. cit., págs. 131 y sigs.; DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° II, págs. 62 y sigs.; FROND1ZI, Arturo, Petróleo y política (Buenos Aires, 1954), págs. 115/259.

(878) Cfr. MATSUSHITA, HIroshi, op. cit., págs. 35/70; BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 57/60; PANETTIERI, José, Los trabajadores, págs. 195 y sigs.

(879) ROSA, José María, Historia Argentina, t° X, págs. 303/4.

(880) Cfr. FERRER, Aldo, op. cit. págs. 192/3; ROCK, David, op. cit., págs. 252/7, BRAILOVSKY, Antonio Elio, Historia de las crisis argentinas (Buenos Aires, 1982), págs. 95 y sigs.

(881) Cfr. ALEN LASCANO, Luis C., op. cit., págs. 283 y sigs. FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, págs. 360/3; ROSA, José María, Historia Argentina, t° X, págs. 310/32.

(882) GALVEZ Manuel, Vida de Hipólito Yrigoyen, pág. 265.

(883) Ibídem.

(884) PALACIO, Ernesto, Historia de la Argentina (Buenos Aires, 1954), págs. 617/8.

(885) Respecto del nacionalismo confrontar los datos y las opiniones de FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit. t° II, págs. 354/6; ROSA, José María, Historia Argentina, t° XI, págs. 73/112; NAVARRO GERASSI, Marysa, Los nacionalistas (Buenos Aires, 1969); ESTRADA, José María de, El legado del nacionalismo (Buenos Aires, 1956).

(886) Cit. por SCENNA, Miguel Ángel, Un fraile de combate. Francisco de Paula Castañeda en Revista “Todo es historia”, junio de 1977, no 121, pág. 22.

(887) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 619.

(888) POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina 1928-1945 (Buenos Aires, 1971), págs. 32/3.

(889) Sobre el tema de las fuerzas armadas, su evolución hasta 1930, y su influencia política, cotejar la obra de Robert Potash con SCENNA, Miguel Ángel, Los militares (Buenos Aires, 1980), págs. 80/157; ROUQUIE, Alain, Poder militar y sociedad política en la Argentina (Buenos Aires, 1981), t° I, págs. 73/198.

(890) Sobre los antecedentes inmediatos de la revolución de 1930 confrontar FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, págs. 362/5; ALEN LASCANO, Luis C., op. cit., págs. 329/37; ETCHEPAREBORDA, Roberto, La segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen y la crisis de 1930 en ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Historia Argentina Contemporánea (Buenos Aires, 1965), t° II, págs. 364/8.

(891) Respecto de los sucesos del 6 de septiembre de 1930 puede acudirse a ETCHEPAREBORDA, Roberto, La segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen y la crisis de 1930, págs. 368/72; PERÓN, Juan Domingo, Tres revoluciones militares (Buenos Aires, 1974), págs. 13/82; SAROBE, José Marta, Memorias sobre la revolución del 6 de septiembre de 1930 (Buenos Aires, 1957), págs. 154/72.

(892) IBARGUREN, Carlos, La historia que he vivido, pág. 368.

(893) Ibídem. pág. 371.

(894) PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 623/4.

(895) Citado por BIDART CAMPOS, Germán J., Derecho Constitucional (Buenos Aires, 1968), t° I, págs. 651/2.

(896) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 623.

(897) IBARGUREN, Carlos, op. cit., pág. 381.

(898) Citado por LUNA, Félix, Alvear (Buenos Aires, 1958), págs. 75/6.

(899) ROSA, José María, Historia argentina (Buenos Aires, 1979), t° XI, pág. 263.

(899 bis) Sarobe confirma que establecer un parlamento funcional o corporativo y calificar el sufragio, estuvieron entre los propósitos de Uriburu (Op. cit., págs. 30/38).

(900) ROSA, José María, Historia Argentina, t° XI, pág. 342.

(901) Sobre el gobierno de Uriburu cotejar CIRIA, Alberto, Partidos y poder en la Argentina moderna (1930-1946) (Buenos Aires, 1969), págs. 21/32; ROSA, José María, Historia Argentina, t° XI, págs. 191 y sigs., FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II. págs. 365/73; POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 88/120.

(902) ALBERDI, Juan Bautista, Bases... (Buenos Aires, 1948), pág. 152.

(903) CASIELLO, Juan, Derecho Constitucional Argentino (Buenos Aires, 1954), pág. 99.

(904) Ibídem, pág. 100.

(905) Ver CHAVEZ, Fermín, La recuperación de la conciencia nacional (Buenos Aires, 1983), págs. 102/118.

(906) Expresa Imaz: “...en 1941, estaba al frente del país el más caracterizado grupo conservador que haya gobernado desde la sanción de la Ley Sáenz Peña... Se trataba de un grupo restricto, en el que el origen, las relaciones de tipo personal, la situación de familia y los clubes de pertenencia operaban como criterios selectivos... La primera calidad “reconocida” para acceder a las más altas posiciones formales era la habilidad en los negocios, o la capacidad jurídica... La otra habilidad “reconocida” era el éxito electoral” (IMAZ, José Luis de, Los que mandan, págs. 10/1).

(907) “El periodo que corre desde 1932 a 1938 permite ver en acción al fraude con todas sus variantes y calificaciones: la de “patriótico” no será la única. Los hechos son bochornosos, y encuentran su caja de resonancia en el Parlamento, mediante denuncias casi permanentes durante la consideración de los diplomas de legisladores cuya legitimidad es puesta en duda” (CIRIA, Alberto, Partidos y poder en la Argentina moderna (1930-46), pág. 53). “Las notas derivadas de la restauración quedaron expresadas en el fraude político, que fue una práctica a la que algunos adosaron un remedo de justificación ideológica menor; el “fraude patriótico”. Esta nota política impidió la legitimación del neoconservadorismo en el poder” (FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., pág. 374).

(908) Respecto al rito de la renovación periódica de los cargos electivos en la etapa anterior a 1916, Botana expresa: “Así, pues, la clase gobernante practicaba elecciones. Sus miembros se enfrentaban y se dividían entre la recriminación y el conflicto. Pese a ello, por extraño que parezca, se aferraban a ciertos ritos formales, conservaban la fachada y seguían produciendo el sufragio” (BOTANA, Natalio R., op. cit., pág. 202).

(909) “El tiempo irá pasando, y los radicales levantarán la abstención, convalidando un régimen que les impide, por medio del fraude, el éxito electoral” (SANGUINETTI, Horacio, La democracia ficta 1930-1938 (Buenos Aires, 1975), en “Memorial de la Patria”, pág. 71). “...el radicalismo irá resbalando, como veremos, hacia una coparticipación cada vez mayor con el Régimen, que habría de adquirir visos de complicidad a medida que los escándalos y las trasgresiones sean mayores” (LUNA, Félix, Alvear, pág. 142). “El radicalismo había negado la legitimidad del gobierno surgido de la fuerza y el fraude; la vuelta al comicio significaba retractarse y reconocerlo... Se atribuyó esta premura a la gravitación, sobre la plana mayor del partido, de poderosos intereses extranjeros, que exigían un estado legal inobjetable para seguridad de sus inversiones. Las llamadas “leyes de entrega”. Banco Central, Coordinación de Transportes, etc., se sancionaron a renglón seguido de esta legalización del régimen por la oposición revolucionarla” (PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 634/5).

(910) BIDART CAMPOS, Germán J., Derecho Constitucional (Buenos Aires, 1968), t° I, pág. 142.

(911) LINARES QUINTANA, Segundo V., Derecho Constitucional e Instituciones Políticas (Buenos Aires, 1976), t° II, pág. 564.

(912) BIDART CAMPOS, Germán J., op. cit., pág. 147.

(913) Por ello el gran maestro recomendaba, “...aumentar prudentemente la producción de lo que importamos del exterior, a fin de suplir con el similar nacional nuestras necesidades en la mayor medida posible”. Y más adelante: “Fomentar, sobre bases racionales, bajo la dirección de un Ministerio de Industrias (o de una Subsecretaría de Industrias en el actual Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio), la diversificación racional de la manufactura argentina y su equilibrio y coordinación con la producción de materias primas y alimenticias para el consumo interno, para la provisión de las industrias y para la exportación” (BUNGE, Alejandro E., Una nueva Argentina (Buenos Aires, 1987), pág. 512).

(914) DI TELLA G. y ZYMELMAN M., Las etapas del desarrollo económico argentino, págs. 66/7.

(915) Cfr. CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 355 y sigs.; 381/4; KANDEL. Pablo, Claves de la economía argentina 1810-1983 (Buenos Aires, 1983), págs. 119/125; FERRER, Aldo. op. cit., Págs. 153/8; CANTON, Darío. MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 121/3 y 130/1.

(916) FERRER, Aldo, op. cit., pág. 98.

(917) ALEN LASCANO, Luis C., op. cit., págs. 270/5.

(918) Cfr. IBARGUREN, Carlos op. cit., págs. 423/4 y 428/30; SCENNA, Miguel Ángel, FORJA Una aventura argentina (De Yrigoyen a Perón) (Buenos Aires, 1983), págs. 37/42. IRAZUSTA, Rodolfo y Julio, La Argentina y el Imperialismo británico (Buenos Aires, 1934), págs. 16/130.

(919) IBARGUREN, Carlos, op. cit., pág. 430.

(920) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 631.

(921) Cfr. IBARGUREN, Carlos, op. cit., págs. 434/6; BRAILOVSKY. Antonio Ello, op. cit., págs. 105/8; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 409/11.

(922) Cfr. CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., pág. 448; IBARGUREN. Carlos, op. cit., págs. 430/1; CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 134/5; CIRIA, Alberto, op. cit., pág. 44.

(923) Cfr. CANTÓN, Daño. MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., pág. 134; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 390/5.

(924) IBARGUREN, Carlos, op. cit., pág. 432. Cotejar con DEL MAZO, Gabriel op. cit. t° II, pág 267. Ver también OLARRA JIMÉNEZ, Rafael, op. cit., págs. 94/5; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 432/3.

(925) IBARGUREN, Carlos, op. cit., pág. 426. Cfr. OLARRA JIMÉNEZ Rafael, op. cit., págs. 83/91; PEREIRA PINTO, Juan Carlos, op. cit., págs. 151/7; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 422/9.

(926) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 633. Sobre coordinación de transportes cfr. IRAZUSTA, Julio, Balance de siglo y medio, págs. 153/5, SCENNA, Miguel Ángel, FORJA, etc. págs. 141/9, CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 438/9.

(927) Sobre el problema de las carnes en la década del 30 cfr. SMITH, Peter H., op. cit., págs. 133 y sigs. CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 38/42; FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, págs. 376/80.

(928) Según el censo de 1947, ya el 62% de la población vive en las ciudades y solamente el 38% en las zonas rurales (CANTÓN, Darío, MORENO, José L. y CIRIA, Alberto, op. cit., pág. 145).

(929) Así, la población ocupada en actividades comerciales crece, entre 1914 y 1933, un 73%, entre 1914 y 1940 lo hace en un 114,9% (HALPERIN DONGHI, Tulio, Historia Argentina - La democracia de masas (Buenos Aires, 1972), t° VII, pág. 21).

(930) BUNGE. Alejandro E., Una nueva Argentina, pág. 451.

(931) Los alumnos matriculados en el ciclo primario en 1930 son 1.482.900, y en 1939, 1.944.800, en el ciclo secundarlo son 85.700 y 143.000 respectivamente; en el nivel superior, 22.459 y 35.760 respectivamente. Es notable el aumento de institutos de educación media entre esas dos fechas: de 421 en 1930, ascienden a 762 en 1939 (VÁZQUEZ PRESEDO, Vicente, Estadísticas históricas argentinas (Buenos Aires, 1976), tº II, págs. 60, 66, 67 y 65).

(932) FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, pág. 413.

(933) Dorfman agrega a estos factores la limitación drástica de nuestra capacidad de importar debido al descenso de los valores de nuestras exportaciones, la desvalorización del peso argentino en 1933, la relativa abundancia y variedad de materias primas agroindustriales, y la presencia de industrias auxiliares más desarrolladas que antes (DORFMAN, Adolfo, Cincuenta años de Industrialización en la Argentina 1930-1980 (Buenos Aires, 1983) pág. 45).

(934) GERMANI, Gino, Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad tradicional a la sociedad de masas (Buenos Aires, 1965), págs. 229/32.

(935) Cfr. FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE César A., op. cit., t° II, págs. 373/6; SANGUINE-TTI, Horacio, op. cit., págs. 67/9; PALACIO, Ernesto, op. cit., págs. 629/30; CHAVEZ, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea (Buenos Aires, 1975), pág. 105. “Dueño el presidente de los resortes federales y teniendo bajo su control indirecto, por intermedio de gobernantes adictos, los medios de acción de las dos provincias más grandes, así como de los de varias provincias menores, que estaban en mala posición para resistir la presión del poder nacional, la influencia del Jefe del Estado en la política del país en su conjunto se hizo cada vez más avasalladora. Por otra parte, el sistema de las elecciones dirigidas, que hacía innecesaria la lucha en procura del apoyo popular y superflua toda propaganda, trabajaba en el mismo sentido de concentración de todo el poder político en el Presidente de la República” (PINEDO, Federico, En tiempos de la República (Buenos Aires, 1946), t° I, pág. 178).

(936) Ver DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° II, págs. 246/8; CHAVEZ Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, págs. 93/124.

(937) Cfr. DEL MAZO, Gabriel, op. cit. t° 11, págs. 250/265; SCENNA, Miguel Ángel. FORJA, etc., págs. 47/55; LUNA, Félix. Alvear, págs. 142/3.

(938) PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 635.

(939) LUNA, Félix, Alvear, págs. 166/8; ROSA, José María, Historia Argentina, t° XII, págs. 152/5 y 169/72.

(940) Cfr. PALACIO, Ernesto, op. cit., pág. 637; CIRIA, Alberto, op cit. págs. 63/4; ROSA, José María, op. cit., t° XI I, págs. 150/1.

(941) SCENNA, Miguel Ángel, FORJA Una aventura argentina (da Yrigoyen a Perón).

(942) POTASH, Robert, op. cit., t° 1. págs. 144/7.

(943) LUNA, Félix, Alvear, págs. 196/221; SCENNA, Miguel Ángel, op. cIt., págs. 149/55.

(944) Ver ZURETTI, Juan Carlos, op. cit., págs. 411/2.

(945) ROSA, José María, op. cit., t° XII, págs. 131/41.

(946) CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 433/9. Expresa Cutolo: “Desde su establecimiento en el país, los ferrocarriles extranjeros gozaron de un monopolio en los transportes terrestres, pero con el avance de los ferrocarriles del Estado comenzaron a quejarse seriamente de la competencia, la que consideraron desleal e injusta. Para que no entorpecieran su libertad, y pudieran conservar indemne su monopolio, la política que esbozaron fue la de liquidar los ferrocarriles del Estado. Pero éstos comenzaron a crecer desde septiembre de 1933, al dictarse una serie de leyes que tuvieron una doble finalidad: terminar con las obras en construcción y proyectar la realización de otras nuevas”. De 1935 a 1940 las líneas ferroviarias crecieron de 40.760 a 41.644 kms.; 28.942 eran privadas y 12.702 del Estado (Op. cit., págs. 434/5). La creación de un Fondo Nacional de Vialidad, formado entre otros recursos con un impuesto a la nafta y a los aceites lubricantes de automotores, posibilitó la obra caminera (Op. cit., pág. 437).

(947) POTASH, Robert, op. cit., tº I, págs. 156/7. Ver también LUNA, Félix, Ortiz (Buenos Aires, 1978), págs. 26 y sigs.

(948) Luna los califica así: “Fue, sencillamente, una vergüenza nacional” (Op. cit., pág. 70). El propio Federico Pinedo escribió: “...si pudo hablarse de tentativa de “continuismo” en 1943, la expresión pudo aplicarse por lo menos con igual propiedad a la designación de sucesor por el presidente en 1937. Fue una designación directa, clara, inequívoca; la “media palabra” del tiempo de Roca, si es que entonces era “media palabra”, se había convertido en palabra entera, con todas sus letras, puntos y signos” (PINEDO, Federico, En tiempos de la República (Buenos Aires, 1946), t° I, pág. 183).

(949) Ver LUNA, Félix, Ortiz. págs. 161/75.

(950) “Por lo que conozco de las opiniones que tenía al presidente, con el cual, desde que ocupó su elevado cargo, apenas he hablado unas pocas veces, el doctor Ortiz era partidario de la causa aliada o por lo menos estaba muy lejos de la causa nazi” (PINEDO, Federico, op. cit., t° I, pág. 185).

(951) Cfr. FLOR1A, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit. t° II, págs. 390/1; SCENNA. Miguel Ángel, FORJA, etc., págs. 247 y sigs.; POTASH, Robert, op. cit., tº I, págs. 172/8, CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, Política exterior argentina 1930-1962 (Buenos Aires, 1964), págs. 65 y sigs.

(952) Cfr. LUNA, Félix, Ortiz, págs. 186/209; POTASH, Robert, op. cit.. t° I, págs. 192/204; FERRERO, Roberto A., Del fraude a la soberanía popular - 1938-1946 (Buenos Aires, 1976), págs. 112/24 (colección “Memorial de la Patria”).

(953) Cfr. FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 128/133; LUNA, Félix, Ortiz, págs. 226 y sigs.

(954) Cfr. CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 78/122; RAPOPORT, Mario, 1940-1945, Gran Bretaña, Estados Unidos y las clases dirigentes argentinas (Buenos Aires, 1980), págs. 248/251; POTASH, Robert, op. cit., t° I, págs. 235 y sigs. En la óptica de Federico Pinedo, el gobierno de Castillo merecía estos conceptos: “En política electoral ningún cambio; en política internacional un empecinado “neutralismo”, de notoria tendencia pro-eje, con la resistencia de todo el país ahogada por un prolongado estado de sitio que impedía al Presidente ver lo que pasaba” (PINEDO, Federico, op. cit. t° I, pág. 192).

(955) FLORIA. Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit. Tº II, pág. 394; POTASH, Robert, op. cit., t° I, págs. 240/59.

(956) Cfr. FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 139/46; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 441/7.

(957) FERRERO, Roberto A., op. cit., pág. 221. Sobre el proceso de industrialización en este momento ver al mismo Ferrero, op. cit., págs. 215 y sigs. Sobre la industria siderúrgica ver DORFMAN. Adolfo, Cincuenta años de industrialización en la Argentina 1930-1980, págs. 165/9.

(958) Ver FERRERO. Roberto A., op. cit. págs. 220/1; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 597/601.

(959) LUNA, Félix, Alvear, págs. 235/8; 286/8; FERRERO, Roberto A., op. cit. págs. 194/201.

(960) Sobre la causalidad de la Revolución de 1943 ver FERNS, H. S., La Argentina (Buenos Aires. 1983), págs. 221/3; POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 264/6; PERÓN, Juan O., op. cit., págs. 85 y sigs.; ROSA, José María, op. cit., t° XII, págs. 323/45 y t° XII I, págs. 9/18.

(961) POTASH, Robert A., Perón y al GOU (Buenos Aires, 1984); POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina, págs. 266/74 del t° I.

(962) DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° III, pág. 32; POTASH, Robert A., El ejército y la política en la Argentina, t° I, págs. 274/8.

(963) POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 278/98; ROSA, José María, op. cit., t° XIII, págs. 15/41. CHAVEZ, Fermín, Perón y el peronismo..., págs. 206/14.

(964) POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 312 y 322/5; FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 259/61, 263/71; FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, op. cit., t° II, pág. 404.

(965) MARTÍNEZ PAZ, Fernando, op. cit. págs. 158/61.

(966) Cfr. CHAVEZ, Fermín, Perón y el peronismo..., págs. 225/35; 260/4, MATSUSHITA, Hiroshi, op. cit., págs. 257 y sigs.; BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 81 y sigs.; FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 271/7.

(967) POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 313/21; 329/40 CHAVEZ. Fermín, op. cit., págs. 222/3; 232, 238/43; 244/6; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 123/40; ESCUDE, Carlos, Gran Bretaña, Estados Unidos y la declinación argentina 1942-1949 (Buenos Aires, 1983), págs. 115 y sigs.

(968) POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 341/55; CHAVEZ, Fermín, op. cit., pág. 256; ROSA, José María, op.cit., t° XIII, págs. 113/5.

(969) Cfr. MATSUSHITA. Hiroshi, op. cit., Págs. 275/9; BAILY, Samuel L., op. cit., pág. 87; FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 306/7.

(970) Cfr. FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 304/5; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., pág. 629; MARTÍNEZ, Pedro Santos, La nueva Argentina 1946-1955 (Buenos Aires, 1976), t° I, colección “Memorial de la Patria”, págs. 72/3.

(971) Ver al respecto una muy bien lograda crónica y glosa de los sucesos de ese año en LUNA, Félix, El 45 (Buenos Aires, 1973).

(972) Cfr. LANUS, Juan Archibaldo, De Chapultepec al Beagle (Buenos Aires, 1986), t° I, págs. 13/44; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 151/8; SCENNA, Miguel Ángel, Como fueron las relaciones argentino-norteamericanas (Buenos Aires, 1970), págs. 187/96.

(973) Cfr. LUNA, Félix, El 45, págs. 77 y sigs.; CHAVEZ, Fermín, Perón y el peronismo... pág. 267 y sigs.; POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 369/70; FLORIA. Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, Cesar A., op. cit., t° II, págs. 415/6; FERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 314 y sigs.

(974) Cfr. POTASH, Robert A., op. cit., t° I, págs. 350/1 y 377/8; LUNA, Félix, El 45, págs. 136/204; ROSA, José María, op. cit., t° XIII, págs. 127/148.

(975) LUNA, Félix, El 45, págs. 204/343; POTASH, Robert A., op. cit., tº I, págs. 378/401; ROSA, José María, op. cit., t° XIII, págs. 149/206 ; FERRERO, Roberto A., op cit., págs. 328/42.

(976) Cfr. LUNA, Félix, El 45, págs. 344 y sigs.; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 13/76; ROSA, José María, op. cit., t° XIII, págs. 207/45; PERRERO, Roberto A., op. cit., págs. 342/51.

(977) Carlos S. Fayt ha reunido, en su trabajo sobre este tema, un numeroso conjunto de opiniones sobre las esencias del peronismo (FAYT, Carlos S., La naturaleza del peronismo (Buenos Aires, 1967), págs. 161 en adelante). Sus propias conclusiones: el peronismo es una forma del autoritarismo basada en el poder de las masas en la que el proletariado modificó su situación mas subjetivamente que objetivamente; no tiene ideología ni fisonomía definida; constituyó un Estado de naturaleza totalitaria; tiene mucha semejanza con el fascismo; tiene semejanza con el bonapartismo; fue incapaz de modificar en profundidad la situación de las masas populares ni de transformar la estructura económica y social argentina; etc. (págs. 155/8). Todos apotegmas harto discutibles.

(978) La lectura del estudio de Fermín Chávez: “La recuperación de la conciencia nacional”, que ya se ha citado en el capitulo anterior, puede ayudar a la comprensión de lo que aquí decimos.

(979) DOCTRINA PERONISTA -Perón expone su doctrina (Buenos Aires, 1951), pág. 33.

(980) Ibídem, pág. XLIV.

(981) Ibídem, pág. 410.

(982) Ibídem, pág. 271.

(983) PERÓN, Juan Domingo; citado en “Breviario Justicialista”, Ediciones Argentinas, Bs. Aires, 1973, págs. 55 y 57, citado a su vez por STRUBBIA, Mario, Patria Justicialista o Patria socialista (Rosario, s/f), pág. 35.

(984) “Antes de constituirse en lo que se llama un “partido de masas”, el peronismo fue un movimiento. Tenia una meta definida pero ideológicamente difusa, y un programa suficientemente amplio como para reclutar gentes de grupos ubicados en un espectro también amplio en el sistema de estratificación social” (FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op cit., t° II, pág. 432). Disentimos en cuanto a que la meta fuera “ideológicamente difusa”.  

(985) Insistimos con otra cita de Perón al respecto “En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la colaboración social y la dignificación de la humanidad constituyen hechos, no tanto deseables como inexorables. La llamada lucha de clases, como tal, se encuentra en trance de superación” (PERÓN, Juan Domingo, La comunidad organizada (Buenos Aires, 1974), pág. 43)

(986) “El principio de la unidad, en el núcleo del Justicialismo, requería un delicado equilibrio de las clases sociales y los grupos de interés. Como prescripción para el éxito de su partido político era algo muy lógico, ya que el movimiento peronista era una coalición de obreros, militares, porciones de la clase media y ciertos empresarios” (PÁGE, Joseph A., Perón (Buenos Aires, 1984), t° I, pág. 260). ..

(987) Sobre los factores de poder, consultar el excelente aporte de BROVELLI, Ángel A., Acerca de la intitucionalización de los factores de poder (Rosario, 1979).

(988) Cfr. WALDMANN, Peter, El peronismo 1943-1955 (Buenos Aires, 1981), págs. 131/49; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 86 y sigs.; FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., tº II, págs. 432/3; ROUQUIE, Alain. op. cit., págs. 72 y sigs., tº II; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 195/234.

(989) Cfr. BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 106/50, FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUIMCE, César A., op. cit., tº II, págs. 433/4; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t0 I, págs. 313 y sigs.; WALDMANN, Peter, op. cit., págs. 149/77.

(990) Cfr. FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNC E, César A., op. cit., t° 11, pág. 435; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 161/84; LUNA, Félix, Perón y su tiempo (Buenos Aires, 1986), t° III, págs. 195/201; FAYT, Carlos S., op. cit., págs. 356 y sigs. (con opiniones de Daniel D. Lurá Villanueva, Félix Roberto Lon y Germán J. Bidart Campos).

(991) FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit. t° II, págs. 435/7; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit. t° I, págs. 185 y sigs.

(992) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 241/7; CIRIA, Alberto, Política y cultura popular: la Argentina peronista 1946-1935 (Buenos Aires, 1983). págs. 106/113; FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., tº II, págs. 449/51; LANUS, Juan Archibaldo. op. Cit., t° I. págs. 72/6.

(993) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 262/5; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 166/9.

(994) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº I, págs. 265/70, CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 171/5; LANUS, Juan Archibaldo, op. cit., tº I, págs. 135/8.

(995) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, Págs. 270/5; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 195/98; LANUS, Juan Archibaldo, op. cit., t° I, págs. 179/86

(996) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit. t° I. págs. 278/81; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 198/201; LANUS, Juan Archibaldo, op. cit. t° I, págs. 76/84.

(997) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 282/3.

(998) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 284/303; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, op. cit., págs. 204/6; LANUS, Juan Archibaldo, op. cit., tº 1, Págs. 47/9; LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° III, págs. 9/12; 15/27.

(999) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº I, pág. 303.

(1000) Ibídem, págs. 303/6.

(1001) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº I, págs. 295/6, LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° III, págs. 61/9; PÁGE, Joseph A., op. cit., tº II. págs. 24/32.

(1002) CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE AÑO 1949, Diario de Sesiones (Buenos Aires, 1949), pág. 269.

(1003) Ibídem, págs. 270/3.

(1004) Ibídem, pág. 273.

(1005) Cit. por DEL BARCO, Ricardo, Del gobierno militar al régimen peronista (1943-1955) en Revista “Criterio” número de Navidad de 1982, pág. 696.

(1006) CONVENCIÓN NACIONAL CONSTITUYENTE AÑO 1949, op. cit., págs. 39/46

(1007) Ibídem, págs. 133 y sigs.

(1008) Ibídem, pág. 339.

(1009) Ibídem, págs. 392/4.

(1010) Ibídem, págs. 317/8. Valenzuela expresó: “No decimos como el artículo 41° de la Constitución de Irlanda, que la familia tiene derechos anteriores y superiores a toda ley positiva, sino que reconocemos expresamente esa verdad y llevamos al derecho positivo en su más alta expresión, la Constitución, ese reconocimiento” (pág. 317). La Constitución de Irlanda dice en su artículo 41 “No podrá dictarse en Irlanda ninguna ley que permita la disolución del matrimonio” (Cit. por CASIELLO. Juan, Derecho Constitucional Argentino (Buenos Aires, 1954), pág. 492).

(1010 bis) En cuanto a la función social de la propiedad privada, la posición de Santo Tomás de Aquino, según Gallegos Rocafull: “Tan esencial es para la concepción tomista que la propiedad esté individualizada como que el uso sea común. No es posible admitir el primero sin recoger el segundo. Todas las afirmaciones de Santo Tomás en favor de la propiedad privada han de entenderse siempre con ese matiz que le confiere la obligatoriedad del uso común. En realidad, si fuere necesaria la opción entre ambos elementos, habría que darle la primacía al bien común. Primero, porque es el que más directamente cumple la intención de la naturaleza, que ha hecho todas las cosas para todos los hombres. Después, porque a Juicio del Santo, la evolución de la propiedad se ha de realizar sacrificando lo privado a lo común. El progreso, en efecto, ha de ser hacia el ideal, y el ideal es la propiedad en común, tal como la practicaba la primitiva Iglesia y tal como la practican todavía las órdenes mendicantes. El hacerlo así, no es obligatorio, pero el no hacerlo es una imperfección” (GALLEGOS ROCAFULL, José M., El orden social según la doctrina de Santo Tomas de Aquino (Méjico, 1947), pág. 157). Y el Papa Pío XI, en su encíclica “Quadragésimo Anno”, dice: “Los hombres deben tener cuenta no sólo de su propia utilidad sino también del bien común como se deduce de la índole misma del dominio, que es a la vez individual y social, según hemos dicho. Determinar por menudo esos deberes cuando la necesidad lo pide y la ley natural no lo ha hecho, eso atañe a los que gobiernan el Estado. Por lo tanto, la autoridad pública, guiada siempre por la ley natural y divina e inspirándose en las verdaderas necesidades del bien común, puede determinar mas cuidadosamente lo que es licito o ilícito a los poseedores en el uso de sus bienes”.

(1011) Cit. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 7/8; FERRER, Aldo, Crisis y alternativas de la política económica argentina (Buenos Aires, 1977), págs. 23/6; TREBER Salvador, op. cit., págs. 56/7; DI TELLA, G. y ZYMELMAN, M., Los ciclos económicos argentinos, Págs. 321/3.

(1012) CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 637/48; TREBER Salvador, op. cit., págs. 566/8.

(1013) CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 648/50.

(1014) Cfr. Ibídem, págs. 671/6; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 95/7; CAF1ERO, Antonio F., Cinco años después... (Buenos Aires, 1961), págs. 222/31; IRAZUSTA, Julio, Perón y la crisis Argentina, (Buenos Aires, 1982), págs. 151/67.

(1015) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, pág. 39.

(1016) LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° I, pág. 198.

(1017) CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 257/8.

(1018) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, Págs. 16/21; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 53/65.

(1019) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 26/33; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 276/9; IRAZUSTA, Julio, Perón y la crisis argentina, págs. 47/69; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 606/9.

(1020) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 44/51; IRAZUSTA, Julio, op. cit., págs. 71/8; ESCUDE, Carlos y CARBALLO de CILLEY, María T., Perón, Miranda y la compra de los ferrocarriles británicos en revista “Todo es Historia”, no 142, marzo de 1979, págs. 6/27; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 609/10; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 65/71.

(1021) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 64/70; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 279/80; IRAZUSTA. Julio, op. cit., págs. 79/86; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 610/11.

(1022) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 41/3; IRAZUSTA, Julio, op. cit., págs. 138/42; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 656/7.

(1023) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 43/4; 49.

(1024) Ibídem, págs. 76/82; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 661/2, 670, 654/5; CAFIERO. Antonio F., op. cit., págs. 283/91, 62.

(1025) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 73/5; DORFMAN, Adolfo, Cincuenta años de industrialización en la Argentina 1930-1980, págs. 165/8.

(1026) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 51/7; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 296/301; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 602/5.

(1027) Cfr. MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, págs. 89/92; IRAZUSTA, Julio, op. cit., Págs. 87/102.

(1028) Cfr. FERRER, Aldo, Crisis y alternativas de la política económica argentina, págs. 23/7; DI TELLA, Guido, La Argentina económica (1943-1982) en Revista “Criterio”, numero de Navidad de 1982, págs. 749/52. Díaz Alejandro admite que entre 1945 y 1948 el producto bruto Interno subió entre un 25 y un 29%, pero entre 1948 y 1955 sólo creció entre un 12 y un 16%. Acepta una tasa media de crecimiento del producto bruto interno entre 1941-1943 y 1953-1955, por año, de alrededor del 3% (DÍAZ ALEJANDRO, C. F., Ensayos sobre la historia económica argentina (Buenos Aires, 1975), pág. 114.

(1029) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 76/80 CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 629/31.

(1030) FERRER, Aldo, op. cit., págs. 27/31; DI TELLA, Guido, op. cit., pág. 752; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 293 y sigs.; LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° II, págs. 113/25; 224/27; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 682/4.

(1031) Cfr. FERRER, Aldo, Op. cit., págs. 27/32 CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 306/27; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 202/4 CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 673/4;685,/6.

(1032) Cfr. FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 236/8; CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 311/3; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 236/7; CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 674/5; 685/7.

(1033) Cfr. SOLBERG, Cari E., op. cit., págs. 243/8; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 139 y sigs.; defensa que hace del contrato con la California Argentina el doctor Alfredo Gómez Morales, en CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 445 y sigs.; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 246/9; IRAZUSTA, Julio, perón y la crisis argentina, Págs. 211 y sigs.

(1034) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, pág. 156.

(1035) Cit. por CAFIERO, Antonio F., op. cit., págs. 427/8.

(1035 bis) CUTOLO, Vicente Osvaldo, op. cit., págs. 432/7.

(1036) Cfr. DEL MAZO, Gabriel, op. cit., t° III, págs. 45/259; LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° I, págs. 269/319; t° II, págs. 135/9, 201/2; t° III, págs. 91/5; 171/7; CIRIA, Alberto, op. cit., págs. 189/98.

(1037) Cfr. FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., tº II. págs. 424/32; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit. tº I, págs. 23/31; 34/45; LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° I, págs. 39/ 62; 292/9; DEL BARCO, Ricardo, op. cit., págs. 694/5.

(1038) FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., t° II, pág. 426.

(1039) LUNA. Félix, Perón y su tiempo, t° I, págs. 451/2; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº I, págs. 41/2.

(1040) LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° I, págs. 121/40; 276/9; 306/17, 377/85; t° II, págs. 11/44; t° III, págs. 28/58; PÁGE, Joseph A., op. cit., t° I, págs. 245/58; t° II, págs. 15/18.

(1041) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit. t° I, págs. 87/116; LUNA, Félix, Perón y su tiempo t° I, págs. 433/56; t° II, págs. 261/75; PÁGE, Joseph A., op. cit., tº I, págs. 101/6; 222/36; 274/83; 301/11.

(1042) LUNA, Félix, Perón y su tiempo, t° II, págs. 24/32; PÁGE, Joseph A., op. cit., t° I, págs. 251/3.

(1043) POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 184/6; PÁGE, Joseph A., op. cit., tº I, págs. 284/91; LUNA, Félix, op. cit., tº II, págs. 180/91.

(1044) LUNA, Félix, OP. cit., tº II, págs. 191/200; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 174/93; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº I, págs. 60/6; PÁGE, Joseph A., op. cit., tº I, págs. 292/6; SCENNA, Miguel A., Los militares, págs. 232/4.

(1045) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 149/66, PÁGE, Joseph A., op.cit., t° I, págs. 298/300; LUNA, Félix, op. cit. t° II, págs. 208/14.

(1046) LUNA, Félix, op. cit., t° III, págs. 107/13; 187/8; t° II, págs. 271/7; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 204/6; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 170/4; PÁGE, Joseph A., op. cit., t° I, págs. 301/ll; t° II, págs. 37/45.

(1047) LUNA, Félix, op. CU., t° III, págs. 28/58; POTASH, Robert A., op. cit., t° II. págs. 206/17; PÁGE, Joseph A., op. cit. t° II, págs. 11/18; MARTÍNEZ Pedro Santos, op. cit. t° I, págs. 174/81.

(1048) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 181/2; LUNA, Félix, op. cit., tº III, págs. 118/30; POTASH, Robert A., op.cit. tº II, págs. 219/21.

(1049) FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., tº II. págs. 444, 451, 455; POTASH, Robert A., op. cit. tº II. págs. 236/7; WALDMANN, Peter, op. cit., págs. 241/2; LUNA, Félix, op. cit., tº III, págs. 179/80; 187.

(1050) INSTITUTO DE DERECHO PUBLICO de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas de la Universidad Nacional del Litoral, Justicialismo constitucional - Concordancia de las constituciones provinciales (Rosario, 1953) pág. 36.

(1051) LUNA, Félix, op. cit.. t° II, pág. 221. Ver págs. 154/7.

(1052)   LUNA, Félix, op. cit., t° III. págs. 119/20.

(1053)   CIRIA. Alberto, op. cit., págs. 174/6.

(1054)   MARTÍNEZ PAZ. Fernando, op. cit., pág. 166.

(1055) Ibídem, págs. 165/8; 179/80. Ver también MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 194/203, 208/10.

(1056) Cfr. MARTÍNEZ PAZ, Fernando, op. cit., pág. 168; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° I, págs. 206/8.

(1057) Sobre este tema ver MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 161/238; ZURETTI, Juan Carlos, op. cit., págs. 421/4; FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., tº II, págs. 457/8; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 237/46; LUNA, Félix, op. cit., tº III. págs. 195/23l; 266/71.

(1058) A pesar de lo que dice Rouquié: “Hacia 1953-1954, la Iglesia, que aun conseguía eludir el dominio peronista, era la única institución nacional que no formaba parte de la “comunidad organizada”. Es verdad que recientemente había dado pruebas de su fidelidad: Perón había sido “su” candidato nuevamente en las elecciones presidenciales de 1951. La cúpula de la jerarquía eclesiástica adhería sin duda decididamente al régimen. Al menos, así lo daba a entender la actitud del cardenal primado monseñor Copello” (ROUQUIE, Alain, op. cit., tº II, pág. 105). No sabemos que fuentes ha utilizado este autor para afirmar que Copello daba muestras de “adhesión decidida” al régimen peronista; por lo menos, no cita ninguna. ¿Esto es serio? En realidad fue a la Inversa: Perón nunca “miró con simpatía al Cardenal arzobispo de Buenos Aires” (MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., tº II, pág. 167). En cuanto a que Perón había sido “candidato” de la Iglesia en 1951, es otra superchería de Rouquié, que parece no tener idea de lo que es la Iglesia, de su misión trascendente, etc. Luna cuenta que cuando en 1953 Perón pidió a los cardenales Copello y Caggiano su colaboración en la campaña de pacificación política, los prelados le entregaron, en respuesta, una carta en la que sugerían condiciones que aparecieron inaceptables al presidente, pues no sólo pedían la liberación de los presos políticos sino también la reinstauración de una amplia libertad de expresión y el cese de la politización en el sistema de enseñanza” (Op. cit., tº III. pág. 200).

(1059) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 184/5. Respecto de las actividades de la UES y su relación con el presidente, ver PÁGE. Joseph A., op. cit. t° II, págs. 37/45.

(1060) Escribe Félix Luna. “En qué momento se decidió quemar una bandera, quién dio la orden concreta, no está claro. Se sabe, en cambio, que fue el comisarlo de la seccional 6a. quien ordenó a unos oficiales y agentes que procedieran a incinerar parte de una bandera, recomendándoles que guardaran total secreto. La operación se hizo en un baño de la comisaría y luego el trapo fue llevado a la entrada del palacio legislativo que da sobre la calle Hipólito Irigoyen” (Op. cit., t° III, pág. 269). La orden parece fue dada desde el ministerio del Interior (POTASH, Robert A., op. cit., t° II, pág. 256).

(1061) Cfr. LUNA, Félix, op. cit., t° III, págs. 276/82; POTASH. Robert A., op. cit., t° II. págs. 257/61; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 222/235; 241/51; PÁGE. Joseph A., op. cit., t° II, págs. 58/65.

(1062) MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 214/5; 252.

(1063) Ibídem, págs. 262/3.

(1064) Al respecto escribe Scenna: “La gota que derramó el vaso corrió por cuenta de la CGT, que el 7 de septiembre ofreció al ministro de Ejército el apoyo de la clase trabajadora, proponiendo se le entregaran armas y se organizaran milicias obreras para defender al gobierno. El general Lucero se apresuró a rechazar la oferta, pero la mera posibilidad de crear organismos paramilitares terminó de sensibilizar a las fuerzas armadas, donde cundió el convencimiento de que debía frenarse a un presidente que eludía sus sugerencias y se volcaba hacia un sistema clasista cerrado, del que las mismas fuerzas armadas serían las primeras víctimas” (SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, pág. 242).

(1065) Sobre los sucesos revolucionarlos, ver LONARDI, Luis Ernesto, Dios es justo (Buenos Aires, 1958), págs. 19/178; MARTÍNEZ, Pedro Santos, op. cit., t° II, págs. 2G4/298; LUNA, Félix, op. cit., tº III, págs. 316/336; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 269/291, PÁGE, Joseph A-, op. cit., tº II, págs. 70/85. Manifiesta Bonifacio del Carril: “...el general Aramburu salió a colaborar en la Revolución de que fue autor el general Lonardi, a pesar de haberse negado en un principio a permitir que el general Lonardi participase en la Revolución que él mismo estaba organizando...”, “...la Revolución tuvo un autor, y ese autor fue el general Lonardi. La acción colectiva que provocó, hizo posible y aseguró el triunfo de la Revolución, cristalizó con motivo de la decisión del general Lonardi de iniciar la lucha armada con algunas fuerzas militares y el apoyo de la Marina a las O horas del día 16 de septiembre” (DEL CARRIL, Bonifacio, Crónica interna de la Revolución Libertadora (Buenos Aires, 1959), págs. 216/7; 12/3). El trabajo de del Carril es otra fuente a consultar en este tópico.

(1066) Cfr. LONARDI, Luis Ernesto, op. cit., págs. 179 y sigs.; ETCHEPAREBORDA, Roberto, Crónica de tiempos difíciles (1955-1966) en Revista “Criterio”, número de Navidad de 1982, págs. 699/700; PÁGE, Joseph A., op. cit. t° II, págs. 95/7; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 292/304; LONARDI, Marta, Mi padre y la revolución del 58 (Buenos Aires, 1980), págs. 149/289; ODENA, Isidro J, Libertadores y desarrollistas 1955-1962 (Buenos Aires, 1977), en colección “Memorial de la Patria”, págs. 13/25.

(1067) Cfr. POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 309/12; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 25/31; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., pág. 700. LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse 1943/1973 (Buenos Aires, 1972), págs. 101/103.

(1068) LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, pág. 110. Ver sobre la revolución de 1956, POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 313/9; ODENA. Isidro J., op. cit. págs. 31/5.

(1069) BAILY, Samuel L., op. cit., págs. 171/91; PUIGBO, Raúl, La revancha oligárquica y el porvenir obrero (Buenos Aires. 1957); LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 110/1.

(1070) Sobre la política económica de la Revolución Libertadora ver FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 238/40; FERRER, Aldo, Crisis y alternativas de la política económica argentina, págs. 60/71; TREBER, Salvador, op. cit., págs. 66/70; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 105/8.

(1071) TAGLE ACHAVAL. Carlos, op. cit., t° II, 2a. parte, págs. 434/40.

(1072) DEL MAZO. Gabriel, op. cit., t° III, págs. 276/329; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 53/62.

(1073) Cfr. LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 113/4; GONZÁLEZ ESTEVES, Luis, La Argentina electoral (1946-1973) en Revista “Criterio”, número de Navidad de 1982, pág. 770; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 73/8; POTASH, Robert A., op. cit., t° II. págs. 335/51.

(1074) Cfr. POTASH. Robert A., op. cit., t° II, págs. 351/65; ODENA. Isidro J., op. cit., págs. 79/90; PÁGE, Joseph A., op. cit., t° II, págs. 121/30; GONZÁLEZ ESTEVES, Luis, op. cit., pág. 770; ETCHEPAREBORDA, Roberto, Crónica de tiempos difíciles (1955-1966), págs. 703/4; LUNA. Félix, Argentina de Perón a Lanusse págs. 115/7.

(1075) ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 91/2; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 122/3.

(1076) Cfr. ODENA, Isidro, J., op. cit., págs. 123/9; 142/3; 241/3; 265/8; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., pág. 704; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 123/6; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 379/80; 385.

(1077) Cfr. SOLBERG, Carl E., op. cit., págs. 248/53; ODENA. Isidro J., op. cit., págs. 217/37; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 381/3; TREBER, Salvador, op. cit., págs. 525/6.

(1078) Cfr. LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, pág. 125; POTASH. Robert A., op. cit., t° II. págs. 383/4; ODENA. Isidro J., op. cit. págs. 146/8.

(1079) ODENA, Isidro J., op. cit. págs. 237/9; POTASH, Robert A., op. cit., t° II, págs. 396/9.

(1080) MARTÍNEZ PAZ, Fernando, op. cit., págs. 211/2; SANQUINETTI, Horacio, Laica o libre. Los alborotos estudiantiles de 1958 en Revista “Todo es historia”, no 80 de enero de 1974, págs. 9 y sigs., ODENA, Isidro J., op. cit., Págs. l67/87; ZURETTI. Juan Carlos, op. cit., págs. 429/30.

(1081) ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 156/65; FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 241/3; DI TELLA, Guido, La Argentina económica, págs. 753/4; TREBER, Salvador, op. cit., págs. 70/2; POTASH, Robert A., op. cit., tº II, págs. 400/1.

(1082) GONZÁLEZ ESTEVES Luis, op. cit., pág. 770; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., pág. 705.

(1083) Cfr. POTASH, Robert A., op. cit., t° II. págs. 366/443; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 195/216; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 128/33; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., págs. 705/6.

(1084) Cfr. ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 241/69; POTASH, Robert A., op. cit., t° II. págs. 393 y sigs.

(1085) Sobre la política Internacional de Frondizi cotejar LANUS, Juan Archibaldo, op. cit., págs. 144/9; 197/204; 235/65; CONIL PAZ, Alberto y FERRARI. Gustavo, op. cit., págs. 216/59; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 285/331; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., págs. 712/3.

(1086) POTASH. Robert A., op. cit., t° II, págs. 444/501; ODENA, Isidro J., op. cit., págs. 333/67; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., págs. 706/8; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 264/8; CASTELLO, Antonio Emilio, La democracia inestable 1962-1966 (Buenos Aires. 1986) en colección “Memorial de la Patria”, tº I, págs. 9/24.

(1087) FERRER. Aldo, La economía argentina, págs. 243/6; DI TELLA, Guido, op. cit., Pág. 754; ODENA. Isidro J., op. cit., págs. 143/56, LUNA. Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 126/8.

(1088) CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° I, págs. 25/48; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 26 8/9; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 147/8.

(1089) CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° I, págs. 113/53; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 150/6; SCENNA, Miguel Ángel, op. cit., págs. 270/8.

(1090) Cfr. CASTELLO. Antonio Emilio, op. cit., t° I, págs. 197/37; 277/306; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 157/66; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 282/4; ETCMEPAREBORDA. Roberto, op. cit., págs. 708/9.

(1091) Cfr. FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 246/8; CASTELLO. Antonio Emilio, op. cit., t° I, págs. 68/74; 104/7; 178/88; 244/6; 311/7; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 148/50.

(1092) LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 171/2; CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° II, págs. 9/29.

(1093) SOLBERG, Cari E., op. cit., págs. 252/4; CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., págs. 29/39 del t° II; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 172/4.

(1094) CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° II, págs. 47/51; 61/72, 89/100; 183/5; 246/50; 259/67; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 174/8; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., pág. 710.

(1095) CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., tº II, págs. 127/44; 165/74; 225/31; 262/71; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 176/8; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., pág. 710.

(1096) Cfr. CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° II. págs. 83/6; 103/12; 154/61; 185/90; 208/16; 236/46; 281/8; LANUS, Juan Archibaldo, op. cit., págs. 204/14; 150/1; ETCHEPAREBORDA, Roberto. op. cit., págs. 713/4; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 179/80.

(1097) Cfr. BRA, Gerardo, El derrocamiento de Illia en Revista “Todo es Historia”, no 109 de abril de 1976, Págs. 7/26; CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., tº II, págs. 191/208; 231/6; 257/330; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 180/4; ETCHEPAREBORDA, Roberto, op. cit., págs. 710/1.

(1098) FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 249/251; CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° II, págs. 40/4; 47/51; 78/82; 116/23; 150/4; 174/83; 216/20; 251/2; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 175/6; DI TELLA, Guido, op. cit., págs. 754/5.

(1099) CASTELLO, Antonio Emilio, op. cit., t° II, págs. 323/30; FLORIA, Carlos A., El régimen militar y la Argentina corporativa (1966-1973), en Revista “Criterio” número de Navidad de 1982, págs. 715/6; ROTH, Roberto, Los años de Onganía (Buenos Aires, 1981), págs. 26, 36, 73/6; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 187/8.

(1100) Cfr. FLORIA, Carlos A., op. cit., pág. 718; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, pág. 190; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, pág. 301; DI TELLA, Guido, Perón-Perón 1973-1976 (Buenos Aires, 1985), págs. 67/8.

(1101) ROTH, Roberto, op. cit., págs. 179/84; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 189/92; FERNS, H. S., op. cit. págs. 307/9; 314/6.

(1102) Cfr. FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 252/6; DI TELLA, Guido, La Argentina económica (1943-1982), págs. 755/7; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 193/6; GARCÍA BELSUNCE, Horacio A., Trece años en la política económica argentina 1966-1978 (Buenos Aires, 1978). págs. 61/87; ROTH, Roberto, op. cit., págs. 131/9, 235/316; 109/110; BRAILOVSKY, Antonio Elio, op. cit., págs. 168/76.

(1103) ROTH, Roberto, op. cit., págs. 110/15; 139/41; 147/58.

(1104) Cfr. ROTH, Roberto, op. cit., págs. 317/78; LUNA, Félix, Argentina de Perón a Lanusse, págs. 199/207; FLORIA, Carlos A., op. cit., pág. 719; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 305/8.

(1105) Cfr. LUNA, Félix, op. cit., págs. 207/9; FLORIA, Carlos A., op. cit., págs. 719/20; SCENNA. Miguel Ángel, op. cit., págs. 320/1.

(1106) GARCÍA BELSUNCE. Horacio A., op. cit., págs. 87/105; FERRER, Aldo, La economía argentina, págs. 255/62; DI TELLA, Guido, La Argentina económica, pág. 757; LUNA, Félix, op. cit., págs. 209/10.

(1107) LUNA, Félix, op. cit., págs. 210/3; FLORIA, Carlos A., op. cit., pág. 720; SCENNA, Miguel Ángel, Op. cit., págs. 321/2.

(1108) Cfr, LUNA, Félix, op. cit., págs. 213/8; DI TELLA, Guido, Perón-Perón, págs. 82/6; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 323/5; FLORIA, Carlos A., op. cit., págs. 720/2.

(1109) Cfr. FLORIA, Carlos A., op. cit., págs. 722/3; GONZÁLEZ ESTEVES, Luis, op. cit., págs. 771/2; DI TELLA, Guido, Perón-Perón, págs. 86/97; SCENNA, Miguel Ángel, Los militares, págs. 325/7.

(1110) GARCÍA BELSUNCE, Horacio A., op. cit., págs. 107/16; DI TELLA, Guido, Perón-Perón, págs. 81/2; FERRER, Aldo, La economía argentina. págs. 261/2.

(1111) En diario "La Nación" del 26 de mayo de 1973.

(1112) SCENNA. Miguel Ángel, op. cit. pág. 326.

(1113) ibídem

(1113 bis) En diario "La Nación" del 26 de mayo de 1973. págs. 6 y 14.

(1113) Véase al respecto el esclarecedor trabajo de STRUBBIA, Mario, Patria Justicialista o Patria Socialista (Rosario, 1973).

(1115) En diario "La Nación" del 22 de junio de 1973.

(1116) PAGE, Joseph A., op. cit., t° II, pág. 273.

(1117)   En diario "La Prensa" del 2 de mayo de 1974.

(1118)   En diario "La Prensa" del 14 de junio de 1974.

(1119) En diario "La Prensa" del 3 de julio de 1974.

(1120) En diario "La Nación" del 16 de febrero de 1975, pág. 8. Días después, Balbín ratificó estos conceptos: "...en esta participación de las Fuerzas Armadas en este combate contra la guerrilla, yo he dicho una verdad real: las Fuerzas Armadas a través de sus Comandantes han manifestado en forma reiterada que están al servicio de la continuidad institucional del país" (en diario "Lo Capital" de Rosario del 18 de febrero de 1975, pág. 3). Rotundo y valiente estuvo el senador nacional Luis León, cuando ante el decreto ordenando la intervención del Ejército en el "Operativo Independencia", manifestó que estaba "totalmente de acuerdo con la disposición" (en diario "La Nación" del 12 de febrero de 1975, pág. 16).

(1121) El art. 1° de la ley n° 252 de 1868 establecía: "En caso de acefalía de la República, por falta de Presidente y Vicepresidente de la Nación, el poder Ejecutivo será desempeñado en primer lugar, por el Presidente provisorio del Senado, en segundo por el Presidente de la Cámara de Diputados, y a falta de éstos, por el Presidente de la Corte Suprema". Pero el art. 3° dejaba sentado: "El funcionario que haya de ejercer el Poder Ejecutivo Nacional en los casos del artículo primero, convocará al pueblo de la República a nueva elección de Presidente y Vicepresidente dentro de los treinta días siguientes a su instalación en el mando, siempre que la inhabilidad de aquéllos sea perpetua".

(1122) SAN MARTINO de DROMI, María Laura, Historia política argentina (1955-1988) (Buenos Aires, 1988), t° II, pág. 19.

(1123) FLORIA, Carlos A. y GARCÍA BELSUNCE, César A., Historia política de la Argentina contemporánea 1880-1983 (Buenos Aires, 1989), pág. 230.

(1124) SCENNA. Miguel Ángel, op. cit., pág. 351.

(1125) En diario "La Nación" del 17 de marzo de 1976.

(1126) DI TELLA, Guido, La Argentina economice (1943-1982) en Revista "Criterio", Nro. 1894-95 del 24 de diciembre de 1982, pág. 767/8.

(1127) KANDEL, Pablo. Claves de la economía argentina 1810-1983 (Buenos Aires, 1983), pág.195.

(1128) Ver al respecto DI TELLA, Guido, Perón-Perón-1973-1976 (Buenos Aires, 1985), págs. 210 y sigs. Confrontar con los juicios y datos de GARCÍA BELSUNCE, Horacio A., Trece años en la política económica argentina 1966-1978 (Buenos Aires, 1978), págs. 157 y sigs.

(1128 bis) Ver KATZ, Ernesto R.. ¿Debe prohibirse al sindicato la actividad política? en Revista "La Ley", t° 82, pág. 990; TORRE, Juan Carlos, Los sindicatos en el gobierno 1973-1976 (Buenos Aires, 1983); RAINOLTER, Milton A., Esquema histórico del desarrollo de la norma laboral en la Argentina en VÁZQUEZ V1ALARD, Antonio, Tratado de derecho de trabajo (Buenos Aires. 1982), t° 3 (periodo 1973-1976), pág. 233 y sig.; VÁZQUEZ VIALARD, Antonio. Análisis de las reformas al régimen de asociaciones profesionales en "Anales de Legislación de Jurisprudencia Argentina", 1973 B, pág. 1330.

(1129) Dijo Luder: "Para valorar en toda su dimensión política la importancia del tratado, basta tomar en cuenta que la concreción de la presa de Yacyretá importa poner en vías de realización definitiva una obra hidroeléctrica que se erigirá en la mayor cuente de energía que actualmente posee el país, y que su potencia máxima instalada equivale, aproximadamente, a la de obras de indudable envergadura como son Salto Grande, El Chocón y Atucha; y...posibilitó que otra obra como Corpus, que se encontraba totalmente paralizada, entrara en vías de rápido progreso y efectivización" (Diario de Sesiones - Cámara de Senadores de la Nación, 6 de febrero de 1974, pág. 3.300). Para este tópico de la política exterior argentina en el período 1973-1976, cf. LANUS, Juan Archibaldo, De Chapultepec al Beagle (Buenos Aires, 1986), t° II, partes pertinentes; SAN MARTINO de DROMI, María Laura, op. cit., t° II, pág. 67/83; PUIG, Juan Carlos, Doctrinas internacionales y autonomía Latinoamericana (Caracas, 1980), pág. 205/6; LUDER, Italo A., La Argentina y sus claves geopolíticas (Buenos Aires, 1974); LUDER, Italo Argentino, Argentina en Latinoamérica y en el mundo (Buenos Aires, 1976); SCENNA, Miguel Ángel. Argentina-Brasil. Cuatro siglos de rivalidad (Buenos Aires, 1975), pág. 412 y sigs.

(1130) De la oposición dice Scenna; "Ante este cuadro de ineficiencia y desgobierno, la oposición mostró una increíble atonía y desorientación. No supo criticar positivamente ni atinó a presentar alternativas. Desapareció del mapa borrada por las pujas internas del peronismo, y aun fue superada por el sector antiverticalista rebelde, que fue el que lanzó los más duros embates contra el gobierno. Los desarrollistas de Frondizi se retiraron del FREJULI a principios de año. anunciando que el proceso estaba agotado. En cuanto a la UCR, principal partido opositor, permaneció en el desconcierto, sin asumir una posición clara, perdido en declaraciones que más eran declamaciones, encerrado en una defensa de las instituciones por las instituciones mismas. Lo que fuera positiva colaboración con el gobierno, se tornó en pasividad cómplice que atentaba contra lo que quería mantener" (SCENNA, Miguel Ángel, op. cit., pág. 351).

(1131) Recuerdo que producido el golpe, un colega, de significativa militancia democrática, nos manifestaba que había concurrido a los tribunales locales, cuyo personal había producido paros en 1975, más o menos en la mitad de las jornadas laborales, y había desafiado a los empleados a declararse en huelga ahora... Esa actitud era la de muchos, hartos de huelgas, asesinatos y desorden.

(1132) En diario "La Nación" del 24 de marzo de 1976. pág. 16.

(1133) Ver cita n° 95 en pág. 129 del t° I de este trabajo.

(1134) Ibídem.

(1135) En diario "Buenos Aires Herald" del 12 de febrero de 1973, citado por SAN MARTINO DE DROMI, Marta Laura, op. cit., t° II, pág. 115 en cita n° 179.

(1136) En diario "La Nación" del 1° de agosto de 1980, pág.1.

            En su momento recibimos de persona seria esta anécdota: luego de los sucesos ocurridos en la Plaza de Mayo el 25 de mayo de 1973, inmediatamente un dirigente gremial verticatista visitó a Perón en Madrid para referirle los atropellos cometidos por los terroristas en esa jornada. Perón manifestó poco más o menos: "quédense tranquilos; yo he usado de los izquierdistas, ellos no me usaron a mí".

(1137) En al periódico "El Descamisado" del 12 de febrero de 1974, citado por PAGE, Joseph A., t° II, op. cit., pág. 284.

(1138) Ver pág. 244, t° I de ésta "Historia Constitucional Argentina".

(1139) DIAZ BESSONE, Ramón Genaro, Guerra revolucionaria en la Argentina (1969-1978) (Buenos Aires. 1986), pág. 345 y sigs.

(1140) Ver diario "La Capital" de Rosario de los días 13 y 14 de septiembre de 1976.

(1141) Ver diario "La Capital" de Rosario de los días 16 y 17 da diciembre da 1976.

(1142) En esa época, el que esto escribe encontró en la calle a un abogado prestigioso, ya fallecido. Venía azorado, me manifestó que estaba harto de ir hacia los barrios periféricos de nuestra ciudad de Rosario y depositar gruesas sumas de dinero en lugares predeterminados para liberar a clientes empresarios secuestrados, o bien amenazados de secuestro. Las extorsiones del terrorismo se habían unido a las de la delincuencia común que hacia su agosto.

(1143) DÍAZ BESSONE, Ramón Genaro, op. cit., pág. 347/9.

(1144) Quiero rescatar de la memoria la muerte de Carlos Alberto Sacheri, ese gran intelectual, profesor universitario, doctorado en filosofía en la Universidad de Quebec (Canadá), que escribiera obras de invalorable jerarquía, como "El orden natural". Se había caracterizado por la valentía heroica con que desde la cátedra y sus trabajos escritos, esclarecía respecto de la causalidad ideológica que movía a la subversión. Aquel domingo 22 de diciembre de 1974 viajaba con su esposa, sus siete hijos, el mayor de 14 años, y tres amiguitos de éstos. Paró su vehículo frente a su domicilio, y alguien, le disparó un balazo en la cabeza desde muy pocos centímetros de ésta: fragmentos de masa encefálica y sangre alcanzaron las ropas de su esposa y de los pequeños acompañantes (Ver diario "La Prensa" del 23 de diciembre de 1974, pág.8).

(1145) El hecho ocurrió en Rosario, el 30 de marzo de 1973 (En "La Capital" del 31 de marzo de 1973. pág. 1). El diputado nacional mencionado, que era suplente, asumió como tal cuando el diputado Hipólito Acuña fue asesinado por la subversión.

(1146) No es válido el argumento de que se contestaba con la violencia de abajo a la violencia proveniente de arriba. Ya se ha explicado que la insurgencia actuó contra gobiernos de facto y contra gobiernos constitucionales. No es tampoco válido el argumento de que la reacción montonera era consecuencia de los fusilamientos de 1956 o de las actitudes persecutorias al peronismo de la época de la Revolución Libertadora y subsiguientes gobiernos militares, pues la represalia fue absolutamente desproporcionada, cayendo víctimas inocentes de la nada tuvieron que ver con lo sucedido hacía dos décadas, ni con un estado de injusticia económico-social hipotético. En la medida que hubiese habido motivo para la vindicta pública, era con la ley en la mano y con el esclarecimiento que se debía accionar, y no con la metralleta. Esto es elemental en cualquier civilización que se precie de tal.

(1147) Cfr. diario "La Nación" del 9 de septiembre de 1977, pág. 1: SAN MARTINO DE DROMI, Mana Laura, op. cit., t° II, pág. 332/3.

(1148) Admitió que "se han registrado indudablemente casos de excesos en la represión", aclarando que el gobierno no justificaba ninguno de ellos (En diario "La Nación" del 22 de diciembre de 1977, pág. 1.) En sus declaraciones de septiembre, había prometido castigo para los responsables de esos excesos, una vez individualizados: "no nos temblará el pulso para sancionar a los culpables" ("La Nación" 9-9-77, pág. 1).

(1149) DÍAZ BESSONE, Ramón Genaro, op. cit. pág. 13/4.

(1150) En "Documentos del Episcopado argentino 1965-1981" (Buenos Aires, 1982), Editorial Claretiana, pág. 287/8; 313/4; 316.

(1151) En diario "La Nación" del 29 de abril de 1983, pág. 13.

(1152) Op. cit., páginas mencionadas.

(1153) LUNA, Félix, El "Proceso" (1976-1982) en Revista "Criterio", nros. 1894-95 del 24 de diciembre de 1982, pág. 740.

(1154) NUNCA MAS, Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Buenos Aires, 1984), págs. 16, 401 y sigs., 479.

(1155)   En diario "La Nación" del 30 de septiembre de 1977, pág. 1.

(1156)   Uno de los lemas montoneros era "ni botas ni votos".

(1157)   LUNA. Félix, op. cit., págs. 740/1.

(1158) Cit. por DÍAZ BESSONE, Ramón Genaro, op. cit., pág. 196.

(1159) El pensamiento medular de Gramsci puede deducirse con las siguientes transcripciones de párrafos de su obra: La "transformación total y molecular (individual) de los modos de pensar y de operar influye sobre el Estado y sobre el partido" (pág. 185); "...el partido constituido por uno élite de hombres de cultura, que tienen la función de dirigir desde el punto de vista de la cultura, de la ideología general, un gran movimiento de partidos afines (que son en realidad fracciones de un mismo partido orgánico)" (pág. 85). "Las ideas y las opiniones no nacen espontáneamente en el cerebro de cada individuo: han tenido un centro de formación, de irradiación, de difusión, de persuasión, un grupo de hombres que las han elaborado y presentado en la forma política de actualidad" (pág. 151). "La estructura masiva de las democracias modernas, ya sea como organizaciones estatales, ya sea como complejo de asociaciones en la vida civil, constituyen para el arte político algo así como las "trincheras" y las fortificaciones permanentes del frente en la guerra de posiciones" (pág. 155). (En GRAMSCI, Antonio, La política y el Estado moderno (Barcelona, 1983).

(1160) LUNA. Félix, ob. cit., pág., 740.

(1161) Pruebas sobre la mesa. En un número de la mesurada revista "Criterio", nº 2.057, del 27 de septiembre de 1990, se inserta un comentario de Rafael Braun, miembro del Consejo de Redacción, titulado "Fraude en la Universidad", en el que se da cuenta de una denuncia ante la justicia de las autoridades de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires y de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). Ella manifiesta que "se habría constatado en dicha Facultad la existencia de actas de exámenes adulteradas que hicieron posible, por ejemplo, que un estudiante aprobara más de una docena de materias en un mes. Hasta ahora la denuncia afecta a seis estudiantes, aunque extraoficialmente se habla de muchos más". Más adelante el comentario dice: "En Medicina y en Odontología no se ha extinguido la costumbre que se viene arrastrando desde la época del Proceso, de vender ocasionalmente las preguntas de exámenes parciales. Más grave aún son los casos, afortunadamente aislados, de acoso sexual a estudiantes mujeres por parte de ciertos docentes en condiciones de retribuir favores o sancionar negativas... En cuanto a la mentira, conviene saber que entre los estudiantes es convicción común que copiarse en los exámenes escritos no es un exceso aislado, sino una práctica casi institucionalizada en la UBA... Soy profesor universitario, y sé que si un docente no quiere que sus alumnos se copien, lo consigue. Infiero, por lo tanto, que el grueso de los docentes y estudiantes de la UBA, no todos, son cómplices en esta mentira que consiste en acreditar conocimientos que no se poseen. Si se requiriera una prueba indirecta, la ausencia de sanciones por copiar la ofrecería... Si de mentiras se trata, habría que mencionar también la situación ya consignada de docentes que firman las planillas los días que hacen huelga y luego cobran sin descuentos a fin de mes... sería bueno saber cuántos de los dirigentes "estudiantiles" revistan como "ñoquis" en el Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires o en cargos imaginarios dentro de la Universidad".

            En nuestra Universidad Nacional de Rosario, según su Estatuto de 1988, el Consejo Superior de ella está compuesto por el Rector, Decanos de las Facultades, 11 consejeros por los estudiantes, 6 por los graduados, 6 por los no docentes y 1 representante docente por cada Facultad (art. 10°). Los Consejos Directivos de las Facultades se hallan integrados por el Decano respectivo, 8 consejeros docentes, 8 estudiantiles, 4 graduados y 4 no docentes (art. 20°). En ambos cuerpos, representantes de alumnos y no docentes opinan y votan en asuntos estrictamente académicos como nombramiento de profesores, planes de estudio., elección de decanos, aprobación o rechazo de programas elaborados por los respectivos profesores de cada asignatura, etc. En e! Reglamento de Concursos de nuestra Universidad, Ordenanza no 526 del 10 de marzo de 1992, por su art. 15°, la Comisión Asesora, verdadero tribunal que evalúa a los candidatos a ocupar cátedras, está integrada por 3 profesores versados en la materia y de reconocida trayectoria en ella, 1 graduado y 1 estudiante con más de la mitad de la carrera aprobada además de le asignatura que se concursa. En nuestro modesto concepto, el tribunal de un concurso para proveer una cátedra universitaria, no puede estar integrado por alumnos y graduados, ni siquiera por profesores versados y de reconocida trayectoria solamente. Un profesor universitario debe ser una excelencia en la materia que dicte, especialmente si es titular, el ser humano más sabio en su disciplina en la zona de influencia y sus alrededores. Por ende, el tribunal que lo juzgue, debe estar integrado exclusivamente por notabilidades dentro de la República, por profesores de profesores universitarios en la especialidad de que se trate. El que esto escribe, siempre sintió la causa del trabajador manual o intelectual, los problemas de los pobres y de los humildes. Pero así como es inadmisible que yo opine sobre plomería al laborioso que me arregla una pérdida de agua, no es lógico que un oficinista o un portero dictamine sobre los tópicos que debe llevar el programa de una asignatura de la carrera da derecho, aunque ese trabajador, desde el punto de vista humano, sea sustantivamente tan digno como un académico. Verdad de perogrullo, como lo es que un alumno universitario tiene derecho a plantear cuestiones estudiantiles, gremiales si se quiere, a sus superiores decanos o profesores. Pero su participación en la estructuración de planes de estudio o en el nombramiento de profesores, me parece un disparate. Es poner el carro delante de los caballos. Ya le llegará su turno para esos menesteres, cuando con mucho estudio y experiencia se convierta en un docente con todas las barbas.

            Que sepamos, Félix Luna, que tanto admiramos y que tanto nos enseña a través de sus libros, no ha levantado la voz para denostar estas enormidades del actual orden universitario. Tampoco ha condenado, por ejemplo, que cada fracción estudiantil represente a un partido político militante, confundiendo el plano gremial con el plano político, anomalía que tanto critican ciertos dirigentes juveniles, y maduros, cuando se trata de la participación política de sectores obreros de la C.G.T., en lo que tienen razón. Aquí cabría aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

(1162) Entre marzo de 1975 y marzo de 1976 los precios al consumidor crecieron un 566,5 %.

(1163) DI TELLA, Guido, La Argentina económica (1943-1982) en Revista "Criterio", nros. 1894/95 del 24 de diciembre de 1982, pág. 759.

(1164) Cit. por KANDEL, Pablo, op. cit., pág. 221.

(1165) Sigaut, un viernes manifestó: "esta vez quienes están apostando a la divisa extranjera realmente van a perder". El lunes siguiente devaluó nuestro peso un 30 %... (Ibídem, pág. 222) Kandel comenta: "La contradicción fue tomada, en su momento, con acre humor, pero denunciaba la impotencia y la incapacidad de gobernar los acontecimientos".

(1166) Cfr. en este ámbito de la economía DI TELLA, Guido, op. cit., págs. 159 y sigs.; KANDEL, Pablo, op. cit., págs. 202 y sigs.; FLORIA, Carlos A. y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., págs. 245 y sigs.; CANITROT, Adolfo, Teoría y práctica del liberalismo. Política antiinflacionaria y apertura económica en la Argentina-1976-1981 en Revista "Desarrollo económico", n° 82, págs. 131 y sigs.; GARCÍA BELSUNCE, Horacio A., Trece anos en la política económica argentina (1956-1978) (Buenos Aires, 1978), págs. 185 y sigs.; SAN MARTINO DE DROMI, María Laura, op. cit., t° II. págs. 293 y sigs.

(1166 bis) Cfr. RAINOLTER, Millón A., op. cit., (periodo 1976 a 1982), págs. 259 y sigs.; VÁZQUEZ V1ALARD, Antonio, La Ley de contrato de trabajo en "Revista del Centro de Investigación y Acción Social", junio de 1976.

(1167) En SAN MARTINO DE DROMI, María Laura, op. cit., t° II, pág. 274.

(1168) VILLEGAS, Osiris O., El conflicto con Chile en la reglón austral (Buenos Aires, 1981), págs 39 y sigs.

(1169) STRUBBIA, Mario, Las islas Picton, Lennox y Nueva son argentinas en MELO, Artemio Luís y STRUBBIA, Mario, La mediación papal y el conflicto austral (Buenos Aires, 1981), pág. 13.

(1170) Dato en ESCUDÉ, Carlos, La Argentina: ¿paria Internacional? (Buenos Aires, 1984), pág. 150. No tenemos posibilidad de espacio para expresar la discrepancia que nos merecen las tesis de este autor y sus colaboradores.

(1171) MEDRANO. Arturo L., Argentina en el Atlántico y Chile en el Pacifico, pág. 46, cit. por STRUBBIA. Mario, op. cit., pág. 14.

(1172) MELO, Artemio Luis, La cuestión internacioríal del canal de BeagLe (Buenos Aires, 1979), págs. 29 y sigs.

(1172 bis) Ibídem, pág. 33.

(1172 ter) Ver LANUS, Juan Archibaldo, De Chapullepec al Beagle (Buenos Aires, 1986), t°ll, págs. 248 y sigs.

(1172 cuater) La propuesta papal pueda leerse en Congreso de la Nación, Dirección de Información Parlamentaria, Documentos sobre el conflicto argentino-chileno en la zona austral (Buenos Aires. 1984), págs. 373 y sigs.

(1173) El texto del Tratado de 1984 en Ibídem, pág. 397 y sigs. Ver STRUBBIA, Mario, ¿Por qué fracasó Alfonsín? (Rosario, 1989), págs. 19/21.

(1173 bis) MELO, Artemio Luis, "¿Porqué vamos al arbitraje en Lago del Desierto?" en diario "La Capital" de Rosario del 16 de agosto do 1991, pág. 6. En cuanto al arbitraje obligatorio, Strubbia sostiene fundadamente que él viola el art. 67 incisos 14 y 1 9 de la Constitución Nacional, en cuanto ellos prescriben que le corresponde al Congreso de le Nación "arreglar definitivamente los límites del territorio de la Nación" y "aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones" (Ibídem, pág. 67).

(1174) En diario "La Prensa" del 28 de marzo da 1980, pág. 1.

(1174 bis) LUNA Félix, op. cit., pág. 741.

(1174 ter) En Documentos del Episcopado Argentino 1965-1981, op. cit., págs. 399/400.

(1174 cuater)    Ibídem, pág. 450.

(1175) Cfr. CAILLET BOIS R., Una tierra argentina. Las Malvinas (Buenos Aires, 1950); ZORRAQIJÍN BECÚ, Ricardo, Inglaterra prometió abandonar las Malvinas (Buenos Aires, 1975), obra fundamental; MUÑOZ AZPIRI, J., Historia completa de las Malvinas (Buenos Airea, 1966); FERRER VIEYRA, Enrique, Segunda cronología legal anotada sobre las Islas Malvinas (Córdoba, 1992). Sintéticamente: 1.- En cuanto a título fundado en el descubrimiento, ni España, y menos Inglaterra, han demostrado prioridad al respecto; 2.- Si se atiende a la ocupación efectiva, España fue reconocida por Francia, fundadora de Puerto Luis en 1764, como soberana de esas Islas, cediéndole dicho primer asentamiento en Malvinas en 1767. Inglaterra se estableció en Puerto Egmont recién en 1766; 3.-España, violentamente, desalojó a Inglaterra de este asiento; ésta, solamente como desagravio, exigió su devolución, cosa que logró en 1771, comprometiéndose solemne y secretamente a abandonar definitivamente Malvinas, cumpliendo su compromiso en 1774; 4.- España, entre 1767 y 1811 tuvo la posesión y gobierno pacífico de las Islas. Su sucesora, Argentina, conforme al "uti possidetis juris", los tuvo entre 1820 y 1833; 5.- Apoyada por EE.UU., Inglaterra usurpó las Islas, apelando a la fuerza, el 3 de enero de 1833; 6.- Desde Balcarce y Rosas, hasta Menem, Argentina ha cuestionado siempre este atropello incalificable, reclamando la soberanía.

(1176) Asimismo, en sucesivas conferencias los Países No Alineados, desde 1976 en adelante, instaron a Gran Bretaña a restituirnos las Islas, cosa reiterada por la Organización de Estados Americanos.

(1177) Cit. por STRUBBIA, Mario. Nuestro derecho a la recuperación de las Malvinas (Rosario, 1982), pág. 16.

(1178) Ibídem, págs. 16/7.

(1179) Ver CARDOSO, Oscar Raúl, KIRSCHBAUM, Ricardo y VAN DER COOY, Eduardo, Malvinas. La trama secreta (Buenos Aires, 1992), págs. 33/34, 52 y 62 y sigs.

(1179 bis) En realidad, en una conversación telefónica en la noche del 1° de abril, Reagan, que ya tenía trascendidos de la inminente invasión, advirtió en tono conciliador a Galtieri: 1°) Que tenía el convencimiento de que Inglaterra contestaría con la fuerza a una acción militar argentina; 2°) Que la señora Thatcher, su amiga, era una mujer muy decidida; 3°) Que en caso de invasión argentina no quería "dejar de puntualizar claramente, entonces, que la relación entre su país y el mío sufrirá gravemente. La opinión pública norteamericana y mundial adoptarán una actitud negativa frente al uso argentino de la fuerza" (El texto del diálogo en ibídem, págs. 103/106.)

(1180) SAN MARTINO DE DROMI, Marta Laura, op. cit., t° II, pág. 287. El relato de esta autora respecto de la guerra de Malvinas, es de lectura recomendable.

(1181) Escribió Julián Marías: "Lo que ha hecho (Inglaterra) es una guerra. Eso que las Naciones Unidas prohíben, solemnemente, para resolver los conflictos internacionales. Se podrá pensar que lo ha hecho acosada por las circunstancias, como ultima ratio. No, como prima ratio, o mejor dicho, en vez de toda razón. Puede considerarse, si se quiere, una "agresión" la ocupación de las Malvinas por las tropas argentinas el 2 de abril, prescindiendo de momento de los títulos para reclamar la soberanía, de la indiferencia británica a 149 años de reclamaciones pacíficas, del desprecio, durante 17, a las decisiones de las Naciones Unidas; pero aceptemos que fue una agresión (incruenta). Lo que no fue es una guerra, que es lo que ha hecho la Gran Bretaña desde el primer momento y sin querer otra cosa; con toda violencia, con todos los recursos disponibles, y sin respeto a sus propias normas, como el hundimiento del General Belgrano con un millar de tripulantes 36 millas fuera de la zona bélica. Imagino el clamor internacional si esto lo hubiesen hecho las tropas argentinas con un buque británico. Pero se ha decidido el olvido inmediato de esto, y la información es casi omnipotente" (MARÍAS, Julián, Después de Malvinas. No perder la cabeza. No hacer un movimiento en falso. No romper la concordia, publicado en "La Nación" los días 19 y 20 de julio de 1982; en fascículo, págs. 2/3).

(1182) SAN MARTINO DE DROMI, María Laura, t° II de op. cit., pág. 290. El primer ministro peruano, Manuel Ulloa, en declaraciones del 7 de mayo de 1982, dio por descontado que el hundimiento del "General Belgrano", forzó al gobierno de Buenos Aires a dejar de considerar las propuestas (en diario "La Nación" del 8 de mayo de 1982, pág. 8). Cuando dos días después del hundimiento del Belgrano, un misil Exocet disparado certeramente hundía a su vez el "Sheffield". un moderno y sofisticado navío de guerra inglés con sus 268 tripulantes a bordo, esta hazaña de nuestra aviación creó en la Junta Militar expectativas demasiado favorables respecto del desenlace de la guerra, que tampoco ayudaron para nada al progreso de otras negociaciones y mediaciones que se encararon con posterioridad.

(1182 bis) Otro factor preponderante que coadyuvó negativamente a que dieran frutos los esfuerzos de pacificación de Haig, Belaúnde Terry y Pérez de Cuéllar, fue el empeño, a nuestro juicio hipócrita, del gobierno inglés de que en la solución del litigio se tuvieran en cuenta los deseos de los 1800 habitantes de las Islas, los "kelpers". Esta pretensión fue lógicamente rechazada por la Junta Militar, pues ello significaba perder de antemano la partida. Siguen hoy, cuando esto escribimos, blandiendo los británicos esta mañosa condición. También, el celo encarnizado con que la Thatcher custodiaba la imagen de su partido conservador frente a la opinión pública inglesa, volcada hacia una suerte de chauvinismo malvinero, se constituyó en otro obstáculo grave. Entre bambalinas, presionaba la empresa "Falkland Island Company", que manejaba la economía de las Islas y por ende los intereses de los "kelpers", por supuesto oponiéndose a hacer concesiones en materia de soberanía.

(1183) Leer al respecto del capitán CARBALLO, Pablo Marcos, Halcones sobre Malvinas (Buenos Aires, 1984), memorias en páginas vibrantes de un actor de la gesta aquella.

(1184) Cit. por SAN MARTINO DE DROMI, María Laura, op. cit., t° II, pág. 291.

(1185) El más decidido y enconado apoyo de Inglaterra fue e! socialista presidente de Francia, Francois Mitterand, quien decidió suspender el envío de materiales de guerra a nuestro país. La Comunidad Económica Europea nos impuso sanciones económicas (CARDOSO, Oscar Raúl. KIRSCHBAUM, Ricardo y VAN DERKOOY, Eduardo, op. cit.. págs. 156/7 y 177).

(1186) "Galtieri sabía que llegaba a la Casa Rosada con un país muy próximo al desquicio, con profundas grietas sociales y un creciente escozor político. Estuvo convencido da que, ante todo, tendría que reconstruir un poder destruido. Intuyó también que era imprescindible tener un triunfo resonante para dar impulso a un régimen militar al que le estaba costando gran esfuerzo respirar"... "Por ese entonces (enero de 1982) Galtieri comenzó rápidamente a tomarle el gusto al poder y a la popularidad”... Un asado gigantesco en La Pampa con los políticos de casi todo el espectro centro-derechista de la Argentina marcó el comienzo de su campaña. Pero sería con las Malvinas que ese todavía confuso proyecto tomaría forma definitiva" (CARDOSO, Oscar Raúl, KIRSCHBAUM, Ricardo y VAN DER KOOY, Eduardo, op. cit., págs. 39 y 53).

(1187) La tradicional doctrina de la "guerra justa", de cuño aristotélico-tomista, exige cuatro condiciones para que sea lícito el uso de las armas: "Que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto. Que todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o Ineficaces. Que se reúnen las condiciones sanas de éxito. Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar" (En Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, 1993, pág. 507). De esos cuatro presupuestos, pareciera que el 1°, 2° y 4° se daban como para calificar a la guerra de las Malvinas como justa. Pero no, el 3°: "Que se reúnan las condiciones serias de éxito". Cuando Raúl Quijano, embajador argentino ante la O.E.A. en aquel tiempo, fue indagado por el canciller Costa Méndez, en febrero de 1982, respecto de su opinión frente a la posibilidad de un desembarco en las Malvinas, con propósito no de negociar, sino de quedarse con ellas, recibió esta contestación del cauto embajador: "¡Sería una locura!..." (En CARDOSO, Oscar Raúl, KIRSCHBAUM, Ricardo y VAN DER KOOY, Eduardo, op. cit., pág. 54). Los más altos exponentes del cuerpo diplomático argentino actuantes en Estados Unidos y Europa, no fueron consultados por la Junta Militar respecto del proyecto de desembarco en Malvinas. Lo de Quijano fue una excepción, aunque el sondeo fue del Canciller. Los miembros de la Junta tenían un concepto despectivo de los miembros responsables de nuestras relaciones exteriores, quienes, en general, fueron demostrando sus reticencias frente al desembarco y la forma como se encararon las negociaciones, aunque su actitud pública fue patriótica (Ver Ibídem).

(1188) En el acto proselitista final del justicialismo llevado a cabo el 28 de octubre de 1983, el mencionado, que era candidato a gobernador por ese partido para la provincia de Buenos Aires, "se encargó personalmente, cuando finalizaba el acto, de poner fuego a un ataúd con esos colores (del radicalismo, rojo y blanco) que tenía la leyenda "Alfonsín Q.E.P.D." (En diario "La Nación" del 29 de octubre de 1983, pág. 10). Esto cayó muy mal en parte del electorado independiente. La oposición explotaba también una frase que dicho dirigente había proferido: "conmigo o sinmigo". Requerido por el periodismo respecto de haber pronunciado o no tales palabras, contestó: "no sé si lo dije o no lo dije: yo creo que no, pero si lo dije son cosas mías, y hablo como a mí se me da la gana". En diario "La Nación del 29 de octubre de 1983. pág. 10).

(1189)   FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., Historia de los argentinos (Buenos Aires, 1992), t° II, pág. 505.

(1190)   FRÍAS, Pedro J., Prólogo a MELO, Artemio L, El gobierno de Alfonsín (Rosario, 1995), págs. 5/6.

(1191)   PANDOLFI, Rodolfo, La capital congelada (Buenos Aires, 1996), pág., 52.

(1192)   FLORIA, Carlos Alberto y GARCÍA BELSUNCE, César A., op. cit., pág. 505

(1193) GARCÍA HUIDOBRO, Joaquín, MASSINI CORREA, Carlos I. y BRAVO LIRA, Bernardino, Reflexiones sobre el socialismo liberal (Santiago de Chile, 1988), pág. 148.

(1194) MARCUSE, Herbert, Eros y civilización (Barcelona, 1970), pág. 122; cit., por GARCÍA HUIDOBRO. Joaquín y otros, op. cit., págs. 148/9.

(1195) GARCÍA HUIDOBRO, Joaquín y otros, op. cit., pág. 151.

(1196) Ibídem, pág. 125.

(1197) Ibídem.

(1198) En diario "La Nación" del 23 de enero de 1984.

(1199) En diario "Clarín" del 12 de noviembre de 1988.

(1200) En diario "La Nación" del 11 de diciembre de 1983.

(1201) MELO, Artemio L., op. cit., pág. 45.

(1202) Ibídem, pág. 38.

(1203) La punibilidad de militares por delitos cometidos en actos de servicio o en ámbitos castrenses, de acuerdo al Código de Justicia Militar, le corresponde a la justicia militar, situación corroborada por jurisprudencia firme ante la Corte Suprema de Justicia. De manera que la apelación arbitrada ante los estrados de la justicia común, fue cuestionada con fundamento en el art. 18 de la Constitución Nacional que prescribe que nadie puede ser "sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa". Este precepto también está en consonancia con el principio de la irretroactividad de las leyes.

(1204) El Código Penal (art. 34, inc. 5°) y el Código de Justicia Militar (art. 514) establecen que la obediencia debida debe ser entendida con un extenso alcance en cuanto a la eximición de responsabilidad penal, disposición cuestionada por sectores de la jurisprudencia y de la doctrina que rechazan una admisión absoluta o ciega de la orden dada, tendiente a lograr en todos los casos la exculpación.

(1205) Ver op. cit., págs. 42 y sigs.

(1206)   En diario "La Nación" del 18 de diciembre de 1988.

(1207)   MELO, Artemio L., op. cit., pág. 65.

(1208) En diario "Clarín" del 19 de mayo de 1988.

(1209) Ver MAJUL, Luis, Porqué cayó Alfonsín. El nuevo terrorismo económico (Buenos Aires, 1995), págs. 252 y sigs. Respecto de los datos brindados por este trabajo, la critica histórica hará en su momento la evaluación correspondiente.

(1210) En diario "La Nación" del 26 de abril de 1989.

(1211) BAS, Arturo M., El cáncer de la sociedad (Buenos Aires), 1932.

(1212) CHESTERTON, Gilbert K., La superstición del divorcio (Madrid, 1931) págs. 14 y 39.

(1213) Ibídem, págs. 57/8.

(1214) En nuestro trabajo Divorcio (Buenos Aires, 1984), ya tuvimos oportunidad de aportar abundantes estadísticas especialmente referidas a los efectos deletéreos que el divorcio vincular provoca en la sociedad. En cuanto a la baja natalidad, Noel señala que Europa "exhibe el más bajo de los índices de nacimientos" del mundo (NOEL, Martín Alberto, La crisis europea de la natalidad en diario "La Capital" del 13 de octubre de 1994) ¡Europa, pionera en materia de divorcio vincular!...

(1215) Ver t° II, págs. 122/3.

(1216) En diario "La Nación" del 9 de octubre de 1983.

(1217) La encuesta fue publicada en "El Cronista Comercial" según SAN MARTINO de DROMI, Mafia Laura, op. cit., t° II, pág. 503.

(1218) Según el diputado Alberto Natale "participar de un debate de esta naturaleza es el cumplimiento de un viejo anhelo y de una tradicional propuesta programática" (CÁMARA DE DIPUTADOS, Diario de sesiones, año 1986, t° V, pág. 3583).

(1219) Ibídem, pág. 3552.

(1220) Ibídem, pág. 3577: "todos estamos en función de consolidar la familia argentina".

(1221) Ibídem, pág. 3581: "...queremos proteger y consolidar la familia como célula básica y fundamental de la sociedad argentina", ¡Nada menos!

(1222) Ibídem, pág. 3573.

(1223) Ibídem, pág. 3575.

(1224) Ibídem, pág. 3619.

(1225) Ibídem, pág. 3671.

(1226) Ibídem, pág. 3696.

(1227) Ibídem, pág. 3545.

(1228) Ibídem, pág. 3775 y sigs.

(1229) Ibídem, pág. 3571.

(1230) Ibídem, pág. 3783.

(1231) Ibídem, pág. 3638.

(1232) Ibídem, pág. 3738.

(1233) Belluscio contestó así:"... con semejante criterio también podría encontrarse base constitucional a la poligamia, ya que si, por ejemplo, el derecho de trabajar justifica la posibilidad de tener dos o más empleos, y haría inconstitucional la ley que lo prohibiera, también cabria sostener que fuese inconstitucional la que prohibiera tener dos o más cónyuges" (En "Jurisprudencia Argentina", Buenos Aires, 1986, t° IV, pág. 587). Lo mismo ocurriría con la ley que nos constriñe a votar en cada elección una sola vez, etc.

(1234) Las estadísticas demuestran que el divorcio es factor de proliferación del amor libre, es decir, es desencadenante del concubinato en serie.

(1235) Así contestó el ministro Caballero a esta aserción: "La circunstancia de que, en cuanto a la indisolubilidad del vinculo matrimonial, la ley civil coincida con la legislación canónica, no significa imposición a la población de las reglas de determinado culto, pues de lo que se trata es de reglamentar la posibilidad de disolver unas nupcias, y contraer otras, siempre en el ámbito civil, distinto e independiente del religioso" (Jurisprudencia Argentina, 198S, IV, pág. 587).

(1236) El juez que había fallado este juicio en primera instancia rechazando la inconstitucionalidad impetrada, había expuesto que "cuesta persuadirse de que el constituyente de 1853 contara entre las garantías individuales, explícita o implícitamente, la de la disolubilidad del vínculo matrimonial" (Jurisprudencia Argentina", 1986, IV. pág. 595).

(1237) Ibídem, pág. 597.

(1238) Ibídem, págs. 602/3.

(1239) Ibídem, pág. 587.

(1240)   Ibídem, pág. 602.

(1241)   Ibídem, pág. 608.

(1242)   CÁMARA DE SENADORES, Diario de sesiones, año 19S7, t° I, pág, 126.

(1243)   Ibídem, pág. 134.

(1244)   Ibídem, págs. 138/9.

(1245)   Ibídem, págs. 157/8.

(1246)   Ibídem, pág. 181.

(1247)   Ibídem, pág. 231.

(1248) Ibídem, págs. 16/7.

(1249) DÍAZ DE GUIJARRO, Enrique, El divorcio vincular ante la Jurisprudencia de la Corte Suprema en "Jurisprudencia Argentina", año 1986, IV, pág. 620.

(1250) CÁMARA DE DIPUTADOS, Diario de Sesiones, 9 de mayo de 1984, pág. 60.  

(1251) MIGNONE, Emilio F., Antes y después de la Asamblea Nacional de Embalse en DE LELLA, Cayetano y KROTSCH, Carlos Pedro (compiladores), Congreso Pedagógico Nacional, Edil. Sudamericana (Buenos Aires, 1989), pág. 242.


(1252)   En periódico "Esquiú" del 26 de febrero de 1989, págs. 6/7.

(1253) MELO, Artemio L , op. cit., págs. 132 y sigs.

(1254) Ver ut supra en el anterior fascículo "Argentina 1973 -1983".

(1255) En diario "La Nación" del 3 de octubre de 1986.

(1256) Op. cit.. págs. 148/9.

(1257) En diario "La Nación" del 9 de junio de 1987.

(1258) MELO, Artemio L, op. cit., pág. 146.

(1259) Ibídem, pág. 120. Nos ha sido sumamente útil en cuanto a la redacción de aspectos relativos a la gestión presidencial de Alfonsín, el enjundioso trabajo de recopilación periodística efectuado por el profesor Mario Strubbia en "¿Por qué fracasó Alfonsín?" (Rosario, 1989).

(1260) ROMERO, Luis Alberto, Breve historia contemporánea de la Argentina (Buenos Aires. 1994), pág. 365.

(1261) MASSOT, Vicente Gonzalo, ¿Qué es el menemismo? en "La Nación" del 15 de marzo de 1996.  

(1262) En diario "La Capital" de Rosario del 1° de abril de 1986.

(1263) VAN GELDEREN, Alfredo, Los desafíos de la ley federal de educación (Buenos Aires, 1995), pág. 18.

(1264) Ibídem, pág. 43.

(1265) LASCANO, Marcelo Ramón, Brasil será el arbitro y líder del Mercosur en diario "Ámbito Financiero" del 3 de agosto de 1994.

(1266) SCALA, Jorge, YPPF (Federación Internacional de Paternidad Planificada). La multinacional de la muerte (Rosario, 1995).

(1267) Ibídem, pág. 292.

(1268) Ibídem, pág. 174.

(1269) Tomado de BIDART CAMPOS, Germán, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino (Buenos Aires, 1995), t° VI, págs. 125/6.

(1270)   Ibídem, págs. 136/146.

(1271) CASIELLO, Juan, Derecho Constitucional Argentino (Buenos Aires, 1954), pág. 269.

(1272) LEVENE, Ricardo, Historia del derecho argentino (Buenos Aires, 1945) t° I, págs. 76, 77 y 83.

(1273) Cit. por BAYLE, Constantino, España en Indias. Nuevos ataques y nuevas defensas (Vitoria, 1934), págs. 242/3.

(1274) EKMEKDJIAN, Miguel Ángel, Addenda de la obra: Manual de la Constitución Argentina. Comentarlos de la reforma constitucional de 1994 (Buenos Aires, 1994), pág. 33.

(1275) MORELLI. Mariano G., El aborto ¿delito o derecho? La cara oculta del imperialismo demográfico (Rosario, 1995), pág.57.

(1276) Ibídem. págs. 58/9.

(1277) MORELLI, Mariano G., La exigencia de la religión del presidente, en Revista Verbo, Nos. 340-341, marzo-abril 1994, pág.43.

(1278) Ibídem, pág. 66/7.

(1279) SCHONFELD, Manfred, La proyectada reforma constitucional. Un tema espinoso: Estado e Iglesia, en diario "La Prensa" del 18 de enero de 1987, cit. por Ibídem, pág. 50.

(1280) BIDART CAMPOS, Germán, Tratado elemental de derecho constitucional argentino (Buenos Aires, 1988), t° II, pág. 142, cit. por ibídem, pág. 65.

(1281) Ibídem, pág. 8.