La conquista del Plata y Tucumán
Los nombres Río de la Plata y Argentina
 
 
El Río de Solís aparece por primera vez nombrado como Río de la Plata en la declaración que presta en La Coruña un superviviente de la nave San Gabriel, aquella que por la tormenta se separó de la armada de Caboto y llegó al puerto gallego después de innumerables peripecias. La misma referencia fue aportada por los supervivientes de la expedición de Solís. Lope Hurtado de Mendoza, el embajador español en Lisboa, informaba al rey, en 1530, que en la ciudad era conocido también el estuario descubierto por Solís como Río da Prata. Sin embargo, la recepción oficial de ese nombre no se encuentra hasta que se consigna tal denominación en la capitulación otorgada a Pedro de Mendoza en 1534.

Con el nombre de Río de la Plata se comprendían el estuario, la tierra y la sierra de la Plata, porque Paraguay era solamente un trozo de la región rioplatense. Se concebía a la zona como la vía de acceso a la sierra de la Plata, y de la mención de este metal deriva el nombre de Argentina (del latín argentum = plata), con el que también se llamó a la región. La Real Audiencia que se estableció en la ciudad de Chuquisaca (en la zona de Charcas) se llamó Real Audiencia de la Plata (hoy ciudad de Sucre, de Bolivia), porque en su jurisdicción se encontraba el cerro de Potosí. La ciudad de la Plata aparece en algunos documentos como Civitas Argentina, que en castellano era Ciudad Argentina. En otros textos figura como Urbe Argéntea, Argéntea, Argentópolis, Argyrópolis. La Cancillería Real de Charcas se llamó Cancillería Argentina. Así, el codiciado metal había dado, primero, el nombre al estuario y, después, a todas las regiones marginales.

El primer testimonio literario que consagra ese nombre es el poema de Martín del Barco Centenera (quien llegó a Asunción en 1575 con el adelantado Juan Ortiz de Zarate), titulado Argentina, publicado en Portugal en 1602. Allí se habla del «río que llamamos Argentino», canta al «Argentino reino» y alude tanto a «los argentinos mozos» (es decir, a los criollos de Asunción o nacidos en el país) como a «las argentinas ninfas». Más tarde, Ruiz Díaz de Guzmán (primer historiador criollo) tituló La Argentina a la crónica histórica sobre el descubrimiento y conquista del Río de la Plata.