Lecciones de Historia Rioplatense
Los Braganza en el Brasil
 
 
No bien llegaron noticias a la península de la toma de Buenos Aires por Berresford, Godoy trató de negociar con Inglaterra, intentando zafarse de las garras napoleónicas a costa nuestra. Afortunadamente no pudo, porque el emperador acababa de aplastar a los prusianos en Yena concertando con los rusos la paz y alianza de Tilsit. En tanto al general Junot se le ordenaba ocupar Portugal atravesando territorio español. Godoy —desconcertado y en descubierto — debió renunciar a la entrega del Río de la Plata firmando, el 29 de octubre de 1807, un acuerdo secreto con Francia mediante el cual dividíanse el Estado portugués en su provecho. Napoleón adjudicaba el Norte a la reina de Etruria —hija de Carlos IV—; el Centro reservábaselo para operaciones militares; y el Sur era entregado a Godoy, creándose allí un reino independiente, aunque feudatario de España. Aquel ministro lo disfrutaría con el pomposo título de Príncipe de los Algarves. En cuanto al Brasil, el reparto sería por mitades.

El pacto de Fontainebleau apaciguó a los opositores metropolitanos, sobre todo cuando se tuvieron noticias de los progresos de Junot en territorio portugués. La corte de Braganza, en vista de ello, huye a América con ayuda de la flota inglesa instalándose en Río de Janeiro. Los Hannover, a punto de perder en el viejo continente sus posiciones estratégicas, buscaban ahora —después de la Reconquista y la Defensa porteños— compensarse con las ricas colonias españolas recurriendo al Brasil. Así, mediante su embajada, intervendrán activamente en los conflictos hispanoamericanos que se suscitan durante todo el transcurso del siglo XIX. En el Río de la Plata, sobre todo.